Salen las últimas tropas estadounidenses de Irak

CRUCE KHABARI, Kuwait (AP) — El último soldado de las fuerzas estadounidenses salió de Irak a través de la frontera con la vecina Kuwait al romper el alba del domingo, mientras las tropas gritaban aclamaciones y saludos en medio de un estallido de júbilo y alivio.

La salida de las tropas marca el fin de la divisiva guerra que se prolongó por casi nueve años y dejó a Irak hecha trizas, mientras que persisten las interrogantes sobre si la nación árabe se mantendrá como férreo aliado de Estados Unidos.

La misión significó la pérdida de vidas, de 4.500 estadounidenses y más de 100.000 iraquíes, además de 800.000 millones de dólares del Tesoro.

La gran interrogante de que si valió la pena, aún sigue sin respuesta.

El capitán Mark Askew, de 28 años de Tampa, Florida, que estuvo entre los últimos soldados en partir, dijo que la respuesta a esa pregunta dependerá en qué clase de país y gobierno llega a tener Irak dentro de unos años, ya sea sin son democráticos, respetan los derechos humanos y son considerados como aliados estadounidenses.

La guerra que comenzó en una serie de bombardeos aéreos con la intención de derrocar al dictador Saddam Hussein y a sus seguidores, concluyó silenciosamente y con la más mínima celebración.

El presidente Barack Obama saludó el sábado a los soldados que regresaron de Irak y dijo que su servicio es una lección sobre el carácter de la nación.

«Hay una razón por la que nuestras fuerzas armadas son la institución más respetada en el país», dijo Obama en su discurso semanal por radio e internet. «Ellos no se consideran demócratas o republicanos. Se consideran ante todo estadounidenses».

«No importa cuáles son nuestras diferencias y desacuerdos, ellos nos recuerdan que somos todos parte de algo más importante, que somos una nación y un pueblo».

Obama celebró el fin de la guerra en Irak esta semana, reuniéndose con el primer ministro Nuri al-Maliki antes de que los últimos soldados estadounidenses dejen Irak para el 31 de diciembre. La retirada corona una guerra en la que casi 4.500 estadounidenses murieron, unos 32.000 fueron heridos y el país gastó centenares de miles de millones de dólares.

«Nuestros soldados están preparándose ahora para realizar su marcha final a través de la frontera y fuera del país», dijo Obama. «El futuro de Irak va a estar en manos de su pueblo».

El presidente se reunió con soldados en la base de Fort Bragg, Carolina del Norte el miércoles para hablar sobre el fin de la guerra y honrar el sacrificio de las fuerzas armadas. Obama se opuso a la guerra como legislador estatal de Illinois y seguidamente hizo del fin del conflicto parte central de su campaña presidencial en el 2008.

Obama dijo que el país necesita emplear a los soldados que regresan en la reconstrucción de la economía nacional, haciendo notar que la generación de sus abuelos regresó de la II Guerra Mundial «para formar la espina dorsal de la mayor clase media en la historia».

«Éste es el momento para que construyamos un país que vive a la altura de los ideales por los que numerosos heroicos estadounidenses han peleado e incluso muerto», dijo Obama. «Ésa es nuestra mayor obligación como ciudadanos. Ésa es la bienvenida que merecen nuestros soldados».

Muchos iraquíes, sin embargo, no saben qué les depara el futuro inmediato. Su alivio por el fin del régimen de Saddam, que fue ahorcado el último día del 2006, se vio contrarrestado por una guerra larga y enconada que fue lanzada para hallar las inexistentes armas de destrucción masiva y estuvo a punto de precipitar Irak en una guerra civil sectaria.

«Con este retiro, los estadounidenses dejan detrás un país destruido», se lamentó Mariam Jazim, una chií cuyo padre fue muerto por un disparo de mortero en la Ciudad Sadr. «Los estadounidenses no dejaron escuelas modernas ni grandes fábricas. Dejaron en cambio miles de viudas y huérfanos. Los estadounidenses no dejaron detrás un pueblo y un país libre, sino un país arruinado y una nación dividida».

«La ceremonia estadounidense representa el fracaso de la ocupación de Irak debido a la gran resistencia del pueblo iraquí», afirmó el legislador Amir al-Kinani, miembro de la coalición política leal al clérigo Muqtada al-Sadr.

«Estamos muy contentos de ver que hasta el último soldado estadounidense ha abandonado nuestro país hoy. Es un día muy importante en la historia de Irak, pero lo más importante ahora es el futuro de Irak», destacó Said Hassan de 25 años, el propietario de un establecimiento de cambio de dinero en Bagdad. «Los estadounidenses dejan un país destrozado y un ejército y fuerzas de seguridad iraquíes que aún no pueden defender ni al país ni a la gente».

Algunos iraquíes celebraban la partida de quienes llamaban, ocupantes estadounidenses, que no fueron invitados ni bienvenidos en un país orgulloso.

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