Arte indignado en Atenas

A la canciller alemana, Angela Merkel, le ha salido un sospechoso bigotillo al estilo nazi. Georges Papandreu se ha convertido en todo un señor payaso al que no le falta la consabida nariz roja. El Fondo Monetario Internacional es un monstruo aterrador que en lugar de dedos tiene misiles y que lleva en la cabeza un gorro con las banderas americanas y europea. Y el pueblo griego se ha encarnado en un torero capaz de clavarle un buen par de banderillas al toro desbocado del FMI…

Son algunos de los cuadros que decoran la plaza de Syntagma, en el centro de Atenas, donde desde hace ya 26 días permanecen acampados los ‘indignados’ griegos que se oponen al nuevo plan de austeridad que el Gobierno de Georges Papandreu pretende aprobar. Aquí, en medio de las movilizaciones, un colectivo de unos 40 artistas intenta cambiar el mundo a golpe de cuadros, performances, acciones, recitales de poesía, conciertos de música y obras de teatro.

«Somos la expresión artística de estas protestas», nos cuenta sacando pecho Yanis Actimon, de 41 años, creador plástico y soñador irremediable. «Compartimos profundamente las reivindicaciones del pueblo. Somos artistas underground y anti-sistema y esperamos que nuestro arte contribuya a hacer caer al Gobierno y a concienciar a los ciudadanos griegos de que ha llegado la hora de pasar página. Por supuesto, lo hacemos por amor al arte y a la causa. No buscamos beneficio económico ni notoriedad», precisa.

Ahí está por ejemplo Dimos, un artista perteneciente al colectivo Dimx. Armado con un pincel y una lata pintura acrílica, está metiéndole mano a un cuadro. «Nadie nos escucha cuando hablamos y planteamos nuestras reivindicaciones. Así que lo que intentamos es hacer llegar nuestros mensajes a través del arte», afirma mientras se dispone a trazar la imagen de un político rodeado de sacos de dinero y con un arco iris surgiendo a sus espaldas. «Está claro lo que quiero decir, ¿no?», espeta.

Pocos metros más allá se encuentra Kostas Fokas dándole al carboncillo. Está dibujando una mujer agarrada a los barrotes de una cárcel. «Nuestra sociedad nos impone una forma de pensar, no nos permite ser libres. Esta mujer está en la cárcel de la sociedad y pide salir, liberarse», nos explica.

Junto a él, un tipo con largas melenas y espesa barba toca la guitarra. Y, enfrente, una joven se enrolla en una gigantesca sábana blanca. «Es el vestido que utilizaré en la obra de teatro que haremos mañana. Me lo estoy probando». Por haber, en la Plaza de Syntagma hay hasta una pequeña librería creada a través de donaciones y compuesta, huelga decirlo, sobre todo por ensayos políticos. Una voluntaria ya entrada en años llamada Ruby se ocupa de mantener los volúmenes ordenados. «Los libros se pueden coger en préstamo pero son para leer aquí, en la Plaza de Syntgama, no se pueden sacar de ella», explica mientras devuelve a su estante un libro sobre las guerras coloniales en África.

Sobre su cabeza se balancea, colgado en una especie de tendedero y sujeto con pinzas, un dibujo realizado con rotuladores. Muestra un cóctel molotov y va a acompañado de la siguiente leyenda: «Por favor, encienda la mecha». «Lo que se llama arte explícito», afirma con una sonrisa de oreja a oreja Dimitris, su orgulloso autor, según informó Diario El Mundo.

 

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