Exposición de artistas ecuatorianos en Buenos Aires

Tres generaciones de artistas ecuatorianos conviven en Fibra. Obra sobre papel, que puede verse por estos días en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Son unos cuarenta trabajos sobre papel, realizados en técnicas que van desde el grabado más tradicional hasta el transfer; y en estilos y búsquedas diferentes que arrancan con el realismo social hasta propuestas de artistas contemporáneos.

Cuenta Yomara Rosero, coordinadora del proyecto, que la idea de organizar esta muestra surgió cuando en uno de sus viajes a la Argentina percibió que no se conocía demasiado a los artistas ecuatorianos. Trajo la muestra a nuestras pampas con “Paradogma”: un colectivo de gestión cultural independiente que viene trabajando en artes plásticas y artes escénicas. El objetivo: difundir el arte de Ecuador.

“El indigenismo viene a cerrar un período y abrir uno nuevo con propuestas de artistas de la denominada primera generación, con Enrique Tábara, José Unda y Miguel Varea. De la segunda generación, hay trabajos de Jorge Velarde y Hernán Cueva, y de la tercera, de Wilson Paccha, Enriquestuardo Alvarez y Nadya Pérez”, dice Rosero, y agrega: “Todos los artistas que incluimos hablan de su época, y hay muchos trabajos, incluso de los artistas de la primera y la segunda generación, que fueron realizados en 2010”.

En uno de los textos del catálogo de la muestra, el crítico de arte Cristóbal Zapata sostiene que la confirmación del realismo social y el indigenismo arranca en 1945, cuando la Casa de la Cultura convocó al I Salón Nacional de Bellas Artes, donde participaron algunos de los nombres que dominarían la escena artística hasta fines de los cincuenta. Había obras de Guayasamín, Rendón, Leonardo Tejada, Bolívar Mena Franco, Piedad Paredes y Diógenes Paredes.

En los años cincuenta, el realismo social ocupó un lugar central en la pintura ecuatoriana; y en la década siguiente la abstracción se impuso con fuerza. Hugo Cifuentes, Aníbal Villacís, Enrique Tábara (de quien se exhiben trabajos en la muestra), Guillermo Muriel, Luis Molinari, León Ricaurte, Oswaldo Moreno y Gilberto Almeida, entre otros, crearon el colectivo VAN (Vanguardia Artística Nacional), oponiéndose al indigenismo y al realismo social que dominaba la escena artística. En este camino, fue clave la “Antibienal de 1968”, impulsada por el grupo VAN en contra de la Bienal de Quito (organizada por la Casa de la Cultura y presidida por Guayasamín).

De Guayasamín se exhiben varios trabajos en técnica mixta (litografías y serigrafías), con sus figuras devenidas fórmula repetida. Hay también trabajos de Enrique Tábara, que tras pasar por el realismo social, entre 1955 y 1964 se relacionó con los informalistas del grupo madrileño “El Paso” y con los del colectivo catalán “Dau al Set” (con Tàpies). Tábara convirtió pies, manos, y árboles en el motivo central de sus obras: en la muestra se pueden ver, entre otros, “Arbol pata” y “Pata contraste”.

No faltan trabajos de Hernán Cueva, uno de los grabadores más destacados de Ecuador, que en sus obras resignifica símbolos precolombinos. Con sus trabajos con fotografías y transfer, Enriquestuardo Alvarez pone el foco en distintas etnias de Ecuador; y en sus grabados y dibujos con plumín, Miguel Varea pone el foco en las clases medias de su país.

De Rosero hay pinturas sobre papel de su serie Clips. Cuenta el artista que le interesa abordar en su obra la relación que se establece entre los objetos y el hombre en detrimento de las relaciones interpersonales. Y a puro color saturado, y con una imagen ácida y satírica, Paccha, de la tercera generación, se mete con temas sexuales.

Entre las obras expuestas, se destacan las de José Unda, que utiliza materiales de todo tipo y logra texturas muy atractivas, bellas, y los de Nadya Pérez, que con sus sutiles fotolitografías bordadas sobre papel pone el foco en narraciones y hechos históricos.

Con estilos y búsquedas diferentes, tres generaciones de artistas ecuatorianos hacen pie en Buenos Aires.

 

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