Una colección de paisajes de Cartier-Bresson en Alemania

 

La sensibilidad de Henri Cartier-Bresson para captar las formas, las luces pero sobre todo una especie de esencia del momento lo han convertido en uno de los fotógrafos más recordados y estudiados en la fotografía..

Según 20 minutos la fórmula de Cartier-Bresson (1908-2004) para hacer buenas fotos parece un consejo místico: «alinear la mente, la mirada y el corazón». En otra ocasión recomendó, con similar intención: «retener el aliento y esperar a la que todas las facultades converjan en la cara de la realidad cambiante»

Todas las fotografías de Cartier-Bresson, e hizo varios miles durante su dilatada carrera, tienen un marco negro alrededor. No es un capricho estético. Significa que la imagen fue compuesta en la cámara y no recortada a posteriori en el laboratorio. La precisión del marco está en la mirada y toda edición debe ser realizada en la mente del fotógrafo, venía a decir.

Momento decisivo

El maestro francés, impulsor de la idea del momento decisivo, hasta el cual es necesario esperar con paciencia y valor, era un devoto de la precisión. Todas sus fotos contienen los elementos clave: luz y sombra, composición rigurosa, número áureo y don de la oportunidad. Llamaba a la perfecta combinación de todos estos factores «la geometría del momento».

Ese es el título elegido por el Kunstmuseum de Wolfsburg (Alemania) para la exposición Henri Cartier-Bresson. The Geometry of the Moment. Landscapes (Henri Cartier-Bresson. La geometría del momento. Paisajes), que reúne un centenar de fotos.

Durante su carrera como fotógrafo, entre 1933 y 1999, Cartier-Bresson viajó intensamente por Europa, México, la India, China, Indonesia, los EE UU y la antigua URSS. Nunca se separaba de su Leica y retrataba tanto a personas y ambientes como paisajes. Estos últimos, sin embargo, son menos conocidos que sus fotoshumanas.

Las imágenes de The Geometry of the Moment Landscapes,todas en blanco y negro, muestran el rigor técnico aplicado a los paisajes. Como en todas las fotos de Cartier-Bresson, éstas parecen modelos de meditación, dispuestas de una manera que no puede ser otra.

Quizá por la búsqueda de un ejercicio visual meditativo, el fotógrafo renunció, alrededor de 1973 y en la cúspide de su carrera y del éxito, a la fotografía, para dedicarse al dibujo y la pintura. Sólo sacaba la Leica de manera ocasional.

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