Impactan los «Retratos de un desconocido» de Peter Mussfeldt

Guayaquil.- Los  «Retratos de un desconocido» de Peter Mussfeldt, expuestos desde el 6 de junio en la galería DPM, se originan en las visiones fugaces de los extraños con los que el autor se ha encontrado a lo largo del tiempo,  y cuyos rostros anónimos, de alguna forma, han permanecido en su memoria.

Rostros que a veces se pueden sentir amenazantes, como una mirada fija de un extraño que no cesa, que nos desconcierta y nos hace sentir invadidos.

Mussfeldt nació en Berlín, Alemania, en 1938. Le tocó vivir los horrores del nazismo y luego del comunismo. En 1959 escapó de Berlín, y se matriculó en la Academia de Arte de Dusseldorf, allí conocería a un ecuatoriano que lo invitó a conocer Ecuador.

«LLegué a Ecuador y me gustó», dice el autor, «y me quedé aquí». 

Su amiga, la pintora de origen húngaro Olga Fish, lo recomendó como Director de Arte para la Agencia de Publicidad Norlop de Guayaquil, donde trabajó 20 años. Entre el 66 y el 68, fue profesor de técnicas gráficas en la Escuela Municipal de Bellas Artes.

La idea de llevar el grabado a las camisetas le nació en 1974, inspirado por las muchachas del balneario de Playas, que llevaban camisetas con marcas.

A su salida de Norlop se dedicó al diseño gráfico para ropa sport y a la confección de alfombras y tapices.

En 1.989, junto con Raúl Jaramillo Bustamante formó el Estudio de diseño VERSUS. Además de hacer serigrafías, también pinta al óleo. Sus temas preferidos son la ecología y las denuncias sociales contra la opresión de los sistemas totaliarios, que limitan al hombre en su expresión y en su ideología.

Su serie «Hombre-planta», compuesta de 20 dibujos de pequeño y mediano formatos, elaborados con bolígrafo negro sobre cartulina, fue inspirada en una orquídea de su casa de Playas, que empezó a extender cada vez más sus raíces buscando oxígeno, lo que él consideró una metáfora de la condición humana en su indiscriminado derroche de los recursos no renovables de la tierra, que nos llevará a todos a estirarnos hasta el extremo para alcanzar otra vez el aire puro y el agua limpia.

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