«Testimonio Criollo» de Luis Miranda en Teatro Centro de Arte

Guayaquil.- «Testimonio Criollo» es la muestra pictórica que Luis Miranda Neira mantendrá abierta hasta el 31 de julio en el Teatro Centro de Arte de la Sociedad Femenina de Cultura, en el km. 4 1/2 de la vía a la costa.

En menos de un mes armó esta muestra, una preciosa selección de 40 obras del autor, quien cayó en cuenta de que sería la segunda exposición de sus acuarelas, técnica que el maestro Luis Miranda denomina como una pasión.

Hoy, con 80 años, y con más de 70 dedicados a la pintura, no solo ofrece esta exposición a la ciudad de Guayaquil, sino que también se ha regalado algunas de sus obras para conservar situaciones únicas, como “La Niña de las Malvinas”, de la que dice haber capturado no solo su mirada sino también su espíritu, el que lo visita en sueños.

O “El guitarrista”, con la que ganó la 3ra Bienal de Cartagena, Colombia, en la cual fue denominado como el mejor acuarelista del país. También el retrato del afroecuatoriano (sin título, 2008), cuya técnica aplicada afirma ser única. Muchas son, en realidad, las ideas originales de sus cuadros al óleo.

“Fui considerado un mal hijo, porque no ayudaba a mis padres en la hacienda como lo hacían mis hermanos. Mal estudiante, porque me la pasaba dibujando”.

Hoy, el maestro Miranda agradece a Dios “porque me ha dejado cumplir 80 años, y no me tiemblan las manos”.

Exponente insigne del costumbrismo costeño ecuatoriano, la muestra abarca acuarelas de hace más de 15 años hasta la fecha, en donde se aprecia un recorrido por diferentes escenarios, siempre capturando a la gente más humilde en su esencia, como una fotografía espontánea. En los suburbios, en la calle Salinas –de la serie “Señoritas de la calle Salinas”- o junto al mar de Chanduy, Santa Elena, donde dice haber encontrado su “paraíso terrenal”.

Su hijo, arquitecto Luis Miranda, quien está culminando un inventario on-line y un libro sobre la obra de su padre, cuenta que este es un convencido de la idea original, y por ello no es partícipe de las litografías. Que su padre realmente disfruta pintar, siempre encuentra la belleza en todo lo que elije plasmar, y que en él prima su honestidad en la práctica de la pintura.

“Hasta pidió que le cortáramos el teléfono para no sufrir interrupciones, porque la acuarela no perdona”.

mfe/fotos Larepublica.ec

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