«Don Quijote» celebra en Quito la lucha por las utopías y sueños cumplidos

Quito, 27 jul (EFE).- Siglos han pasado desde que Miguel de Cervantes presentó al mundo al ingenioso hidalgo Don Quijote que, desde un lugar de La Mancha, luchaba por sus ideales sin sospecharse que en 2013, sería el invitado de honor de una gala de sueños cumplidos en la mismísima mitad del Mundo, en Ecuador.

Y es que fue en la lucha por las utopías del «caballero de la triste figura» en la que se inspiraron, hace hoy 33 años, seis jóvenes bailarines cuando decidieron fundar el Ballet Ecuatoriano de Cámara pese a todos los problemas que entonces amenazaban su arte.

El protagonista de la obra más famosa de Cervantes «piensa que va a lograr todo lo que él quiere», dijo a Efe la chilena Camila Schmidt, directora del Ballet Ecuatoriano de Cámara, al justificar el festejo hoy del aniversario con la puesta en escena de «Don Quijote», con 34 bailarines sobre las tablas.

Es un «hombre idealista y nosotros siempre tenemos ideales» para llegar a ser mejores, añadió la directora del ballet, hoy convertido en Ballet Nacional de Ecuador y que en 2008 presentó por primera vez «Don Quijote», trabajo coreográfico del chileno Jaime Pinto.

La creación coreográfica muestra en todo su esplendor las posibilidades técnicas y expresivas del grupo, tanto del cuerpo de baile como de cada uno de los personajes que, junto con el trabajo de tramoya, luces y sonido, ponen en escena aventuras del hidalgo caballero, «su cuerda locura» y sus amores.

La obra comienza con un Don Quijote que delira enfermo en su lecho. Entre las imágenes de sus libros que cruzan por su mente, cree ver a su amada Dulcinea, que pide ayuda. Solicita a Sancho, su sirviente, que lo ordene caballero para rescatarla. Éste lo viste con utensilios caseros, en los que el hidalgo ve una brillante armadura, y sale en busca de su amada.

Se unen luego en el escenario los 34 bailarines, doce de ellos de Cuba, Argentina, Perú y Chile, para contar con su arte amores y desamores en un pueblo y sellar la obra con la recomendación de Don Quijote a Sancho Panza de que no lea historias de caballería, porque de nada sirven.

César Orbe, que a sus 55 años protagoniza a Don Quijote en la gala de aniversario del Ballet, recordó que cuando comenzaron hace más de tres décadas con el grupo, era «una utopía, un sueño de esos inalcanzables» que finalmente se concretó «con el tesón y la locura de Rubén Guarderas», el director.

Apuntó que en los inicios del grupo debieron mantener la firmeza del hidalgo caballero para combatir los difíciles retos que se les presentaron, entre ellos, «la idiosincrasia».

Debieron afrontar las críticas hacia el hombre bailarín y encarar una «carrera (profesional) incierta», así como el poco apoyo del momento y la falta de recursos en esa época.

El reto ahora -dijo- es seguir luchando «por mejorar como seres humanos».

«Si se tiene un trabajo y, muy fuerte como este, y una carrera corta, hay que seguir luchando por mejores salarios, mejores escenarios, espacios», comentó Orbe, quien considera indispensable la visita de coreógrafos foráneos para conocer el estado de la danza en Ecuador.

Ello porque está seguro de que el contacto fortalecerá a los bailarines ecuatorianos que no han tenido, según dijo, la oportunidad de medirse saliendo a festivales: «Toda nuestra actividad está acá (…) pero nos hace falta saber de veras en qué estado estamos y eso te ayuda midiéndote afuera», dijo.

Aseveró que el ballet ecuatoriano, cuya integrante más joven tiene 17 años, está «a la altura de cualquier otra compañía del mundo» y gran despliegue de su arte lo muestran en «Don Quijote», obra en la que durante noventa minutos derrochan estética, música, danza y teatro de alta calidad.

Con 36 años sobre el escenario, Orbe dijo a Efe estar fascinado porque en Don Quijote explota su lado teatral, un rol que considera «importantísimo» en su carrera. «Acá pongo un poco de esa locura que todos tenemos: el amor, la lucha por las utopías, aquí está presente todo eso», comentó. EFE

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