Yates, perlas y cangrejos en Museo Pérez de Arte de Miami

MIAMI (AP) — Yates, botes de pesca y balsas de madera cuelgan del techo a la entrada del nuevo Museo Pérez de Arte de Miami. La colorida exposición es tanto un reconocimiento juguetón a la cultura marítima del sur de la Florida como una sombría referencia a los arriesgados viajes que muchos realizan para llegar aquí. Es la perfecta entrada a un museo que representa la ciudad a su alrededor: extravagante, vibrante, inundada de cultura de las Américas y sí, una obra en construcción.

El museo, que abrió en diciembre, aún carece de un exitazo permanente, pero su retrospectiva del maestro y disidente político chino Ai Weiwei, que se exhibe hasta mediados de marzo, debe satisfacer temporalmente. Y su ecléctica y provocadora colección, aunada a su ubicación frente a la bahía, ha convertido rápidamente al PAMM – como los lugareños ya lo llaman por sus siglas en inglés – en un destino obligatorio para turistas y nativos.

«Nuestra mayor competencia aquí no son las otras instituciones culturales. Es la playa, el agua», dijo el director del museo, Thom Collins. «Así que, más que competir, el museo acoge a su entorno».

Obra compuesta por botes y balsas "For Those In Peril on the Sea" (Para aquellos en peligro en el mar), del artista criado en Guyana Hew Locke,
Obra compuesta por botes y balsas «For Those In Peril on the Sea» (Para aquellos en peligro en el mar), del artista criado en Guyana Hew Locke,

Como ocurre en el resto del centro de Miami, las obras de construcción rodean al Museo Pérez, tanto junto a la plaza delantera como en un terreno adyacente donde se erigirá un museo de ciencia, que abriría en el 2015. Una vez que se está bajo la plataforma sombreada del PAMM, empero, el monumental animal de bronce Zodiac Heads de Ai Weiwei recibe a los visitantes, y el llamado de las gaviotas y la brisa del océano se apoderan del ambiente.

La firma suiza de arquitectos Herzog & de Meuron, ganadora del Premio Pritzker, se esforzó en diseñar un edificio aireado resistente a huracanes, con una amplia y techada terraza que sirve como un inusual espacio público al aire libre en una ciudad de temperaturas abrasadoras y sin parque central. Bajo el techo de la terraza, columnas recubiertas de matorrales cuelgan como un bosque encantado, bombeando agua de lluvia a través de tuberías escondidas para refrescar más el local.

Adentro, ventanas estratégicamente colocadas ofrecen vistas de playas y del centro de la ciudad y proporcionan luz natural, mientras que el diseño de espacio abierto asegura que las futuras exhibiciones tendrán lugar al lado de las nuevas adquisiciones. Ningún espacio es desaprovechado: la escalera central del museo también sirve como un teatro que puede dividirse en dos auditorios.

En esta foto del 12 de diciembre del 2013, el Museo Pérez de Arte de Miami, en Miami. (AP Foto/Lynne Sladky)
En esta foto del 12 de diciembre del 2013, el Museo Pérez de Arte de Miami, en Miami. (AP Foto/Lynne Sladky)

A la retrospectiva de Ai, que incluye de manera simbólica montones de cangrejos, baldes de perlas, un laberinto con cientos de ruedas de bicicletas y una exploración del terremoto de Sichuan de 2008, le seguirá una retrospectiva de arte caribeño y una exposición de la artista brasileña Beatriz Milhazes, cuyos psicodélicos estallidos de color le han dado fama en Latinoamérica y Europa.

Collins dijo que los grandes museos de Estados Unidos a menudo pasan por alto a artistas contemporáneos de América Latina como Milhazes.

«Su obra es tan barroca y sexual, y en Estados Unidos solemos ser algo puritanos», dijo, «pero aquí será bien recibida».

El deseo de acceder a las sensibilidades, la cultura y la historia de Miami es lo que atrajo a Collins y al curador en jefe Tobias Ostrander a la instalación de los botes titulada «For Those In Peril on the Sea» (Para aquellos en peligro en el mar). La obra del artista criado en Guyana Hew Locke colgó originalmente de una iglesia británica, pero pudo haber sido fácilmente comisionada para Miami.

El promotor y coleccionista de arte Jorge Pérez posa en su oficina en Related Group, en Miami. La obra al fondo es "Folding Screen 3 C-Arcs from the Midpoint of the Left Side" de Sol LeWitt.
El promotor y coleccionista de arte Jorge Pérez posa en su oficina en Related Group, en Miami. La obra al fondo es «Folding Screen 3 C-Arcs from the Midpoint of the Left Side» de Sol LeWitt.

La mayor parte del arte en el museo es del periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial y refleja el ascenso de Miami como una metrópolis. Su fuerte es su colección latinoamericana, de la cual una porción cuantiosa provino del promotor nacido en Colombia Jorge Pérez, quien donó una combinación de 40 millones de dólares en efectivo y arte y con eso tuvo el derecho de que el museo llevara su nombre. Pérez, hijo de exiliados cubanos, ha sido una fuerza mayor detrás de la renovación urbana de Miami. Dice que es natural que el museo tenga tanta influencia latina y latinoamericana.

«Es un museo que intenta capturar Miami, y al capturar Miami, hay que entender de qué se trata América — todas las Américas», dijo.

Pérez comenzó a coleccionar arte latinoamericano mientras cursaba estudios de posgrado en Nueva York. Como muchos inmigrantes, moría por su país natal aun cuando se preparaba para dejarlo atrás. El arte fue un modo de mantener la conexión.

La exhibición semipermanente del museo se titula Americana y se presenta por temas, no de manera cronológica: mito e identidad, paisajes y deseo, pop art y artesanía tradicional. La colección de Pérez incluye algunas obras de estrellas latinoamericanas como el colombiano Fernando Botero, el mexicano Diego Rivera y el cubano Wifredo Lam. Pero muchas de las piezas más interesantes del museo son de artistas menos conocidos, como el nativo de El Paso Adrián Esparza, quien literalmente deconstruye el trillado cabo mexicano y lo convierte en un vasto y complejo tejido geométrico.

Visitantes observan la obra "Stacked", un laberinto hecho con ruedas de bicicletas por el artista chino Ai Wei,
Visitantes observan la obra «Stacked», un laberinto hecho con ruedas de bicicletas por el artista chino Ai Wei,

Collins y Ostrander insistieron en que las obras en la institución fueran accesibles a un amplio rango de entusiastas. Carteles bilingües — en inglés y español — describen cada obra y proporcionan mucho más contexto que el usual título y autor.

Las pasiones suelen ser fuertes en Miami cuando se trata de política, pero Collins y Ostrander no evitan los temas jugosos. El museo dedica varias instalaciones a la violencia institucional a través de las Américas y más allá: un enorme collage de arte multimedia realizado por Sue Coe representa el encarcelamiento y la tortura de chilenos bajo el general Augusto Pinochet en 1973, acompañado por un símbolo de los intereses corporativos estadounidenses: una máquina dispensadora de Pepsi al fondo.

Una de las exhibiciones iniciales más populares es la de la difunta pintora cubana de avant-garde Amelia Peláez, venerada por la comunidad cubana exiliada en Miami. Collins y Ostrander dicen que también les gustaría producir una muestra de artistas cubanos de hoy, una movida audaz en una ciudad donde muchos siguen creyendo que tal atención sólo beneficiaría al viejo gobierno comunista de la isla, pero también una que, como el propio museo, refleja la compleja naturaleza evolutiva de Miami en el siglo XXI.

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En esta de portada del 7 de diciembre del 2013, la obra «He Xie» del artista chino Ai Weiwei, hecha con 3.200 cangrejos de porcelana, se exhibe en el nuevo Museo Pérez de Arte de Miami, en Miami. (AP Foto/Lynne Sladky)

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