«Kruso», de Lutz Seiler, declarada la mejor novela alemana del año

Lutz Seiler.

Berlín, 6 oct (EFE).- «Kruso», de Lutz Seiler, ganó hoy el Deutscher Buchpreis, que se entrega todos los años a la mejor novela en lengua alemana del año, un día antes de la inauguración de la Feria del Libro de Fráncfort.

Seiler, un autor conocido hasta ahora ante todo como poeta, se ha convertido en una de las sensaciones de la temporada literaria alemana con su primera novela, que oscila entre el tema de la reunificación alemana y una serie de alusiones a la tradición literaria germana.

La novela de Seiler, además de ganar el Deutscher Buchpreis, ha sido recibida con un júbilo casi unánime por la crítica.

El elogio más extremo ha sido tal vez el de Lothar Müller, del Süddeutsche Zeitung, que calificó a «Kruso» de afortunada versión actualizada de «La montaña mágica» de Thomas Mann.

En realidad, en el argumento de la novela hay algo que puede recordar a «La montaña mágica».

En la novela de Thomas Mann el mundo de la llanura, el de los hombres productivos, se oponía al del sanatorio de Davos, un universo de marginación y de ensueño.

En «Kruso», la oposición se da entre la tierra firme, donde la gente trabaja y se comporta como buen ciudadano, y la isla, donde se refugian personas que han decidido voluntariamente marginarse de la sociedad.

Esa voluntad de marginación, situada en territorio de la RDA justamente en el año emblemático de 1989, le da sin duda otra connotación a la historia.

El 89 es el año de la caída del muro de Berlín, el mundo de la desintegración de la RDA y con el tiempo ha sido recogido desde diversas perspectivas por la literatura.

Eso hace que se tenga la tentación de ver la novela de Seiler como un ejemplo más de lo que se ha llamado la novela de la reunificación, subgénero al que pertenecen novelas tan diversas como «Es cuento largo», de Günter Grass; «Vidas nuevas» y «Adam y Evelyn», de Ingo Schulze; «En tiempos de la luz menguante», de Eugen Ruge, o «La torre», de Uwe Tellkamp, esa necrología monumental de la RDA.

Sin embargo, cualquier lectura que se haga de «Kruso» muestra muy pronto que el mundo que construye Seiler es muy distinto al de todos esos escritores.

En «Kruso», el universo político concreto resulta algo marginal, es justamente parte de ese mundo que han dejado atrás los dos personajes alrededor de los cuales gira la novela que se refugian en en Hidensee, una isla en el Báltico.

Uno de ellos, Ed Bendler, es un estudiante de 24 años que está haciendo una tesis doctoral sobre el poeta Georg Trakl, cuando decide «desaparecer» para superar el trauma causado por la muerte de su novia en un accidente,

El otro, Alexander Krusowitsch, llamado Kruso, es un personaje misterioso que vive desde niño en Hidensee, donde ha creado una especie de secta de la que Ed terminará siendo el último seguidor, cuando todos los otros abandonen la isla tras la apertura de las fronteras.

Al parecer, según un artículo de Alexander Camann en el semanario Die Zeit, Kruso tiene un modelo real que es Aljoscha Rompe, un icono de la disidencia en la extinta RDA que lidero el grupo «punk» Feeling B. y que en su momento ofreció conciertos en las playas de Hidensee.

La mayoría de las reseñas publicadas hasta ahora le desean a «Kruso» una larga vigencia y un puesto entre los libros alemanes de referencia del momento. El Buchpreis puede dar un impulso en esa dirección. EFE

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