Contrabando de antigüedades para financiar el yihadismo

Bagdad, 23 abr (EFE).- El grupo yihadista Estado Islámico (EI) ha saqueado sistemáticamente lugares arqueológicos y museos ubicados en las zonas bajo su control en Irak para vender sus preciadas reliquias con la única intención de financiar su guerra para seguir ampliando su tan ansiado «califato».

Este saqueo de piezas, acompañado de la destrucción de otros tesoros arqueológicos en nombre de un islam que aseguran defender, ha sido denunciado por numerosas instituciones nacionales e internacionales.

La ONU, que lo considera uno de sus tres principales medios de financiación, junto a la venta de petróleo y los secuestros, ha reiterado en varias ocasiones su determinación de ponerle coto.

Varios especialistas iraquíes confirmaron a Efe que han contabilizado el robo de una gran cantidad de piezas, que posteriormente han sido puestas a la venta en mercados de otros países a un alto precio, algunas incluso a través de internet.

Ibrahim al Yaburi, profesor de Antigüedades de la Universidad de Samarra, al norte de Bagdad, recordó que en cuanto el EI se hizo el pasado junio con el control de Mosul, la segunda ciudad del país, los extremistas depredaron «los objetos de poco peso y mucho valor» y los trasladaron fuera de Irak.

Después, precisó el especialista, los yihadistas destruyeron los sitios arqueológicos y los museos «para ocultar su robo detrás de otro crimen, que no es menos importante que los crímenes contra la Humanidad cometidos por el grupo».

La destrucción de los lugares donde se salvaguardaban las reliquias antiguas es una tarea que dificulta la identificación, la localización y el seguimiento de los objetos robados.

Al Yaburi recordó que algo similar ocurrió tras la intervención estadounidense en Irak en marzo de 2003.

Aprovechando la guerra que se estaba librando, ladrones y traficantes asaltaron museos y lugares arqueológicos, especialmente el Museo Nacional Iraquí, y robaron los registros que contenían la descripción completa, así como el número y el tipo del contenido de los sitios.

Aunque en aquel momento la rapiña no se hizo en nombre de ninguna religión, estos destrozos complicaron la recuperación de las antigüedades robadas.

Para este profesor, los terroristas del EI utilizan, sin duda, a expertos en el campo de las antigüedades y con amplias relaciones en el mercado de compraventa de este tipo de objetos en otros países.

«Eso les facilita la tarea del contrabando y la venta a través de intermediarios interesados en esas valiosas reliquias», subrayó.

Al Yaburi advirtió de que con la pérdida de las instalaciones petroleras que controlaban en Irak y Siria o tras su bombardeo por la aviación de la coalición internacional, la importancia del tráfico de antigüedades ha cobrado mayor fuerza como fuente de financiación.

Instituciones y organizaciones de protección de patrimonio internacional han advertido sobre la existencia de operaciones de contrabando llevadas a cabo a través de mediadores en Turquía, Siria e Israel.

Por su parte, el especialista en Historia Antigua de la Universidad de Tikrit, Ali Hazem, cifró en «miles de objetos» la cantidad de reliquias sacadas por los extremistas en los últimos meses, desde Mosul hacia las ciudades bajo su control en Siria.

Las antigüedades, que se remontan al siglo XII a. C. son vendidas a cambio de elevadas sumas de dinero que los yihadistas utilizan «para financiar sus operaciones terroristas», aseguró Hazem.

Estos tesoros arqueológicos incluyen sellos, estatuas, monedas, documentos históricos, obras de arte, libros, manuscritos, entre otras piezas que estaban custodiadas en museos, mezquitas o iglesias del norte de Irak.

El Gobierno iraquí, a través de su primer ministro, Haidar al Abadi, hizo sonar la voz de alarma sobre estos robos y el contrabando de piezas arqueológicas, y pidió a la comunidad internacional que se enfrente a lo que su ministro de Turismo, Fahd al Hurcab, calificó de «uno de los mayores crímenes de todos los tiempos».

Los saqueos perpetrados por la organización yihadista saltaron a la luz tras la emisión de varios vídeos en los que extremistas destruyen con azadas, mazos y hachas, estatuas, estelas y otras piezas de diferentes museos y sitios arqueológicos en la provincia de Nínive.

Desde finales de febrero, los radicales han destruido las ruinas asirias de Nimrud del siglo XIII a. C. y de la ciudad de Hatra, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO; el Museo de la Civilización de la ciudad de Mosul, capital de Nínive; y el yacimiento de Dur Sharrukin, capital asiria durante parte del reinado de Sargón II (722 – 705 a. C.).

Todas han sido destruidas y saqueadas en nombre de la religión, con el objetivo de borrar los rastros de la financiación de su «califato», en el que imponen a hierro y fuego su visión retrógrada del islam. (EFE)

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