«La cena de los idiotas», en el Teatro Sánchez Aguilar

Foto: cortesía Teatro Sánchez Aguilar.

Samborondón.- El Teatro Sánchez Aguilar comienza su cuarta temporada de programación con «La cena de los idiotas», una obra clásica del humor contemporáneo del francés Francis Veber, que se ha representado con enorme éxito en los escenarios de todo el mundo y ha recibido galardones de todo tipo.

Es la historia de Pedro, quien se reúne con sus amigos cada semana para participar en una excéntrica comida donde se disputan el honor de presentar a los demás asistentes a la persona más idiota que hayan podido encontrar. En la búsqueda de uno de estos insólitos personajes para su próxima cena, una sucesión de embrollos alterará la vida del protagonista.

La obra dirigida por el uruguayo Marcelino Duffau, es una mirada crítica a una sociedad en la que no es fácil saber quién es realmente el idiota.

Directivos del Teatro y elenco de "La cena de los idiotas". Foto: LaRepúbica.ec
Directivos del Teatro y elenco de «La cena de los idiotas». Foto: LaRepúbica.ec

El elenco está conformada por Bernardo Menéndez, Marcelo Gálvez, Leandro Mateus, Lucian Grassi, Érika Vélez y Pepe Sánchez y Xavier Pimentel. La escenografía y el vestuario están a cargo de la uruguaya Ana Arrospide.

En el año 1998 Veber adaptó y dirigió una versión cinematográfica de su obra. En  el 2010, se estrenó un remake estadounidense, protagonizado por Steve Carrell y Paul Rudd.

Marcelo Gálvez, quien tiene una carrera de 40 años en radio, teatro y televisión, comentó a LaRepública que está feliz de que el director Ramón Barranco lo haya llamado para formar parte de esta obra, de la que se ha ido enamorando por su calidad literaria y su fino humor. Resalta el hecho de que el elenco es de lujo, y de que existió una buena química entre los artistas desde el primer día.

Marcelo Gálvez, el protagonista. Foto: LaRepública.ec
Marcelo Gálvez, el protagonista. Foto: LaRepública.ec

«Como artistas nosotros estamos acostumbrados a que nos encargamos de la dirección, la producción, la comercialización, etc.,  y en cambio ahora sólo voy al teatro a ensayar, y a la hora de maquillarme hay alguien que me maquilla, a la hora de comprar el vestuario, sólo me informan en que almacén me esperan para comprarlo. Existe una gran organización detrás, que cómo actores nos permite dedicarnos a lo nuestro, a lo que amamos, a estar en escena dando lo mejor de nosotros».

Luciana Grassi asegura que se invitó ella sola a participar en esta obra.«Lo llame a Ramón  y le dije: `yo quiero estar en la obra, yo puedo ser la más idiota de todas. Ramón me mandó el libreto y a mí me interesó mucho. Así que, estoy en la obra por mi capacidad para ser idiota o para hacerme la idiota, que a veces es muy importante. Creo que la obra es ágil, entretenida, que tiene un mensaje, y además, creo que poder reunirnos entre tanta gente tan diferente, trabajar bien, divertirnos, y ser tolerantes, es hermoso».

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