Vásconez explica la concesión del Premio Rómulo Gallegos a Pablo Montoya

Escritor Javier Vásconez. Foto de Patricio Burbano.

Quito.- El pasado jueves, 4 de junio, desde Caracas se dio a conocer que el Premio Internacional de Novela «Rómulo Gallegos» se concedió al escritor colombiano Pablo Montoya, por su novela ‘Tríptico de la infamia’. 

Se trata de uno de los galardones más prestigiosos de las letras castellanas. Un premio que en su momento consagró a los jóvenes Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes, y que proyectó al mundo la obra de Roberto Bolaño. Muchos de los más prominentes escritores de Iberoamérica lo han obtenido, incluso los españoles Javier Marías y Enrique Vila-Matas.

El «Rómulo Gallegos» se creó para premiar a las grandes novelas de la legua castellana y para homenajear la memoria del novelista y ex mandatario venezolano creador de ‘Doña Bárbara’, cuyo nombre rememora el premio. Se entrega bianualmente desde el 6 de agosto de 1964, fecha en que el presidente Raúl Leoni lo creó.

En esta edición Javier Vásconez fue miembro del jurado, junto a la crítica Mariana Suárez y Eduardo Lalo (el ganador de la edición anterior). Vásconez fue finalista del premio en dos ocasiones y hoy es considerado uno de los escritores ecuatorianos de más fructífera trayectoria en la literatura del continente. Ha conversado con La República.EC para explicar cómo el jurado, designado por el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG), llegó a resolver la entrega del premio en esta ocasión.

¿Cuáles fueron los motivos para elegir la novela de Pablo Montoya como la ganadora del premio?

– Fue una decisión unánime del jurado. ‘Tríptico de la infamia’, del colombiano Pablo Montoya, ya se encontraba en la lista previa que habíamos elaborado todos los jurados antes de ir a Caracas. Me refiero a Mariana Suares, critica venezolana radicada en Lima, y Eduardo (Lalo) Rodríguez, escritor de Puerto Rico, ganador del Premio Rómulo Gallegos en la convocatoria anterior. ‘Tríptico de la infamia’ es una novela muy bien escrita y admirablemente estructurada, con personajes asombrosos, contada a través de tres artistas plásticos protestantes, que dan una idea muy rica y renovadora de la historia de El Caribe.

¿Esa era su preferida? Si no, ¿cuál era y qué razones motivaban esa preferencia?

– Por supuesto, ‘Tríptico de la infamia estaba entre mis seleccionadas, junto con ‘Larga noche hacia mi madre’ del escritor Carlos Cortés, de Costa Rica. Novela de corte intimista a la que, en mi opinión, habría que colocarla al otro extremo de la novela ganadora, pues la de Montoya es, de algún modo, una novela histórica. También quiero destacar el admirable libro de Piedad Bonnett (‘Lo que no tiene nombre’) y la novela del escritor mexicano, Dante Medina, ‘Amor cuídate de ti.

¿Qué significa que de 7 finalistas 4 hayan sido novelas colombianas? ¿Es esa una seña de la buena salud de la literatura colombiana?

– Significa que la participación colombiana no sólo fue avasalladora, sino muy rica, variada, pues había novelas para todos los gustos. Muchas de ellas, poseen un manejo admirable del lenguaje, como la de Tomás González (‘Temporal’), Juan Gabriel Vázquez (‘Las reputaciones’) y Héctor Abad Faciolince (cuya novela, ‘La oculta’, no sólo que es una metáfora de Colombia, sino de América Latina).

¿Alguna novela ecuatoriana sonó en algún momento durante la discusión del jurado?

– En la primera lista elaborada por el jurado en Caracas, por un momento saltó a la palestra ‘Los años perdidos’, de Juan Pablo Castro, pero luego no prosperó. Fue la única novela ecuatoriana mencionada durante el debate antes de la premiación.

¿Qué opinión le merece el debate del jurado para llegar a seleccionar la novela de Montoya?

– La relaciones del jurado fueron muy amistosas y profesionales. Todo funcionó a las mil maravillas, con ayuda de algunos funcionarios del Celarg, como la presencia muy discreta y respetuosa de Roberto Hernández Montoya, su Presidente, y de Nelly Prigorian, su directora. Antes de tomar una decisión definitiva estuvimos tres días debatiendo en el Celarg, aunque antes nos habíamos comunicado por correo electrónico.

A propósito de su visita a Caracas, ¿pudo notar el estado de la cultura en Venezuela, pese a los problemas que esa nación atraviesa?

– Todo hay que decirlo. No creo que Venezuela está en su mejor momento, pero el Premio Rómulo Gallegos fue convocado con absoluta profesionalidad, y además al ser el único premio “literario” en lengua española sigue teniendo mucho prestigio y un alto nivel de participación.

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