Muñoz Molina y su oficio de desaprender para huir de la arrogancia

Antonio Muñoz Molina, escritor. Foto de cicus.us.es

Guadalajara (México), (EFE).- Desaprender lo aprendido para huir de la arrogancia, esa fue una de las divagaciones hechas hoy por el escritor Antonio Muñoz Molina sobre su oficio, en una conferencia que ofreció a estudiantes mexicanos en el marco de las actividades paralelas de la Feria Internacional del Libro (FIL).

«Casi tanto esfuerzo como a aprender hay que dedicar a desaprender o a lograr que la acumulación de la experiencia no se convierta en seguridad y arrogancia», apuntó el intelectual español en su intervención en el Paraninfo de la Universidad de Guadalajara.

En esta ciudad del occidente mexicano se celebra estos días la FIL, el máximo evento literario de Iberoamérica y hoy, en su tercer día, Muñoz Molina (Jaen, España, 1956) presentará su más reciente novela, «Como la sombra que se va».

Además de las actividades de la feria, Muñoz Molina participó hoy en la mencionada charla, que es parte de la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar, institución fundada en 1993 gracias a las donaciones de los escritores Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez y que organiza diversas conferencias y cursos.

Ante un grupo de estudiantes de esta universidad, el académico de la Real Academia de la Lengua Española ofreció «Algunas divagaciones sobre el oficio de la novela», un total de once reflexiones sobre su profesión.

«Ahora sé que seré un principiante por muchas más novelas que escriba y que si tengo alguna seguridad demasiado sólida será porque me estoy equivocando o, peor aún, porque me estoy acomodando», dijo el ganador del premio Príncipe de Asturias, autor de obras como «El jinete polaco» (1991) y «Plenilunio» (1997).

Entre sus divagaciones, dijo sentir «gratitud y pavor» al echar la vista atrás y observar «el proceso de invención y escritura de nuestros libros», igual que al examinar «los hechos cruciales de nuestra vida» o la propia historia de la humanidad.

«Agradezco las casualidades y las ocurrencias que me llevaron a encontrar los materiales de cada novela que he escrito y me da cierto pavor pensar que con pequeñas variaciones circunstanciales esos libros podían no haber existido o haber sido de otra manera o haber sido mucho mejores», apuntó.

Algo «muy poderoso debe haber en las novelas» para que, «a pesar de todo, uno siga queriendo aprender a escribirlas y haya un cierto número de personas aficionadas a leerlas, dispuestas a encontrar en ellas un viaje y una morada para la que tal vez no hay sustituto», añadió.

Antes de ofrecer esta conferencia, Muñoz Molina tuvo un encuentro con la prensa en el que habló sobre temas como los cambios sociales que se están produciendo en España o el papel que tiene la literatura en un mundo convulso por los fanatismos religiosos.

En su opinión, las novelas alejan a las personas del fanatismo porque abren a los lectores a otros mundos y realidades y facilitan el aceptar las diferencias del otro.

«Anoche estaba leyendo un texto de una escritora que a mí me gusta mucho, Joan Didion, y decía una cosa muy aguda, decía que la ficción es la enemiga natural de la ideología» y por ello «los fanáticos quieren que haya un solo libro, leído de una sola manera», apuntó el escritor.

Sin embargo, «nosotros queremos un mundo en el que haya muchos libros y leídos de muchas maneras distintas», porque la sola existencia de «muchos libros ya te ofrece la posibilidad de una visión pluralista y tolerante del mundo», agregó.

Así, aunque los libros pueden provocar también cosas negativas, «en la medida en que haya una idea plural del mundo, es mucho más difícil ser fanático» porque «cuando ves el mundo desde un punto de vista distinto del tuyo es más fácil que aceptes al otro y al distinto como semejante a ti».

Sobre los cambios sociales en España, Muñoz Molina aseguró que «hay un cambio fundamental de atmósfera» en los últimos tiempos, que es la desaparición de la «tolerancia pública hacia la corrupción».

«Antes había una tolerancia enorme con la condición de que se atribuyera al partido contrario», pero hoy «eso ha calado y ya es muy difícil» que se tolere, aseguró el escritor. EFE

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