Galeano, el cazador de «historias lindas y dolorosas», evocado por su editor

El escritor uruguayo Eduardo Galeano, fotografiado por Bernardo Pérez en septiembre de 2008 para el diario español El País.

Buenos Aires, (EFE).- El libro póstumo de Eduardo Galeano, «El cazador de historias», número uno de los libros de no ficción más vendidos esta semana en España, se forjó de ideas «muy pertinentes, muy lindas y muy dolorosas, también», evoca en una entrevista con Efe el editor de la obra, el argentino Carlos Díaz.

En la semana en la que se cumple un año de la muerte del escritor uruguayo, Díaz analiza cómo el autor aportó a Latinoamérica una mirada que le dio «mucha dignidad» y un rescate «muy positivo de la cultura» del continente.

El director de la editorial Siglo XXI en Argentina aseguró que Galeano dio una visión muy positiva de los orígenes y las tradiciones latinoamericanas «sin bajar línea».

«Es una de las cosas que caracterizaba a Eduardo: te abría la cabeza en lugar de cerrártela, abría los temas y no los clausuraba», apuntó.

Díaz fue el editor del último libro de Galeano, «El cazador de historias», que fue publicado por Siglo XXI en marzo de 2016, pocas semanas antes del aniversario de la muerte del escritor, el 13 de abril, y que recopila relatos y pensamientos que el autor latinoamericano escribió entre 2012 y 2013.

La obra entró directamente al número uno de los libros de no ficción más vendidos de España en solo una semana en las librerías.

Asimismo, explicó Díaz, incluye historias que el escritor había creado en su último año de vida, y que eran «muy pertinentes, muy lindas y muy dolorosas, también», ya que algunas de ellas comprenden reflexiones acerca de la muerte.

Señaló que «El cazador de historias» iba a ser publicado tras seis meses de edición transcurridos en 2014, pero cuando estaba casi listo, Galeano tuvo una recaída de salud, por lo que consideraron que el lanzamiento de la obra complicaría su estado físico.

La relación del escritor uruguayo con la editorial comenzó en la década del 70, cuando estaba por publicar «Las venas abiertas de América Latina», su obra más reconocida.

«Cuando Eduardo escribió el libro, Siglo XXI era la gran editorial de humanidades de la izquierda latinoamericana. Tenía mucho prestigio y una excelente presencia en todo el continente y España», detalló Díaz.

Luego, rememoró una anécdota que «siempre hacía reír» a Galeano, relacionada con aquella primera obra publicada en la editorial.

Al año de la publicación del libro y tras no conseguir éxito en el público, el fundador de Siglo XXI, Arnaldo Orfila Reynal, le mandó una carta en la que le rogaba que no se desanimara porque vender libros en Latinoamérica era «difícil», y le pedía que confiase en que el ensayo tendría una «mejor performance» en el futuro.

Desde ese primer acercamiento, el idilio se mantuvo intacto a través de los años, a pesar de los momentos de crisis de la editorial.

Tras un hiato debido al cierre impuesto por el último golpe militar en Argentina (1976-1983), Díaz recuperó la filial de Siglo XXI en Argentina en el 2000, y también el contacto con Galeano.

«La relación empezó siendo profesional, pero con Eduardo era muy difícil vincularte solo en ese plano. Él mismo decía que prefería las relaciones de carne y hueso», aseguró, y añadió: «Él no concebía esto como una relación comercial, sino que era muy importante quién era su editorial, no era algo que quedaba librado al azar».

El editor aseguró que Galeano no le hablaba de sus enfermedades ni de sus problemas, porque detestaba a los que se quejan, y agregó que por eso fue interesante añadir esas últimas reflexiones a «El cazador de historias», ya que de esa manera se podía acceder a los temas que el autor no mencionaba.

Díaz declaró estar emocionado con las reacciones que la obra póstuma suscitó en el público, tanto en jóvenes como personas mayores.

Por último, habló sobre el legado del gran autor latinoamericano: «Eduardo es un tipo que se reivindicó hasta el final como un personaje de izquierda, a pesar de que se lo cuestionaba por eso y de que mucha gente quería que diera marcha atrás».

«Si bien era autocrítico, nunca terminó renegando de sus ideas», concluyó. EFE (I)

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