Álvaro Enrigue cree que «la escritura de ficción es siempre política»

Álvaro Enrigue cree que "la escritura de ficción es siempre política". Foto de www.m-x.com.mx

Sídney (Australia), (EFE).- «La escritura de ficción es siempre política», aseguró hoy en la ciudad australiana de Sídney el escritor mexicano Álvaro Enrigue, galardonado con el Premio Herralde de novela 2013 por «Muerte súbita», traducida este año al inglés.

Enrigue, una de las figuras destacadas del Festival de Escritores de Sídney que se celebra del 16 al 22 de mayo, explicó en una entrevista a Efe que el conjunto de su obra, si bien no habla de narcotraficantes y policías, refleja sus preocupaciones, entre ellas la situación en México.

El escritor (Guadalajara, 1969) recordó que la generación del 32 de México se declaró explícitamente apolítica, lo que representó «una afirmación muy política del individuo frente a este estado ultra absorbente que era el nacionalismo revolucionario mexicano».

Señaló que, de la misma manera, su novela «Muerte súbita» (2013) trata, aunque la trama parezca otra, «sobre la guerra en México, la hipocresía en el sistema y sobre cómo las instituciones doblan todo para ser más ricas y poderosas y así quedarse con todos los medios de producción».

«Muerte súbita» comienza con el singular partido de tenis que disputan Michelangelo Merisi da Caravaggio y Francisco de Quevedo el 4 de octubre de 1599, al mediodía, en la plaza Navona de Roma.

Antes, un mercenario francés debió robar las trenzas de la cabeza decapitada de Ana Bolena para que con ellas, como era habitual en la época, se urdiesen las pelotas de tenis que utilizarían el pintor italiano y el poeta español.

La obra, traducida al inglés por Natasha Wimmer como «Sudden death», hace un repaso histórico de los siglos XVI al XVII a través de vidas cruzadas, como la mujer nahua que sirvió de intérprete a Hernán Cortés, Malinche y que en el texto se sienta a tejer al conquistador un escapulario hecho con el pelo de Cuauhtémoc, quizá el regalo de divorcio más tétrico de todos los tiempos.

El próximo trabajo de Enrigue, del que el autor no quiso revelar detalles, también tiene a México presente, al abordar los lazos de su país con Estados Unidos, un tema que no tocaba desde su colección de cuentos «Hipotermia» (2006).

El autor de «La muerte de un instalador» (1996), su primera novela, indicó que en la actualidad piensa especialmente en la larga «guerra no reconocida» en México -narcotráfico y violencia- y el debate de la migración y el proceso político en Estados Unidos.

Enrigue, que reside en Nueva York con su esposa, la escritora mexicana Valeria Luiselli, y sus tres hijos, cree que la candidatura republicana de Donald Trump ha obligado «a la llamada izquierda gringa a ser un poco más de izquierda».

«Es un proceso político interesante del que es imposible sustraerse como escritor», remarcó Enrigue.

Como escritor, se propone crear buenos libros sin poner exigencias al lector, aunque reconoce que le gustaría que alguien le leyera alguna vez con la pasión y el amor con los que él lee a Mijaíl Bulgákov.

«‘El maestro y la margarita’ me parece la gran novela del siglo XX y me gustaría ser capaz de escribir algo así alguna vez», apuntó el mexicano.

A Enrigue le gustaría contar con más tiempo para escribir, pero debe repartir el que dispone con la familia, la actividad académica y giras como la que le ha llevado al Festival de Escritores de Sídney.

Para el creador del ensayo «Valiente clase media» (2013), la presencia de los escritores en ferias y giras internacionales responde a una «lógica misteriosa» porque «la lectura del libro deja de ser sustantivo y es sustituida por una cultura de la celebridad».

En esta fase, según Enrigue, los autores deben vestirse relativamente bien, ser articulados, hablar inglés y aparecer en la prensa anglosajona, lo que excluye a muchos colegas.

Además, añadió en tono de broma, los escritores «guapos tienen más éxito que los no guapos, y eso es una infamia». EFE (I)

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