Miguel Molina Díaz: “Los columnistas deberían ser libres de analizar las elecciones”

Miguel Molina Díaz, periodista ecuatoriano. Foto de Juan Carlos Navarrete.

Quito.- ‘Youth and Politics Reporting Tour 2016’ es un programa organizado por el Departamento de Estado de Estados Unidos. Periodistas de distintos lugares del mundo viajarán a ese país para hacer una cobertura de la participación de los jóvenes en las elecciones de este año. “Las embajadas de Estados Unidos de cada país receptaron nominaciones de muchos países, se escogieron en principio a 20 personas y luego se amplió el cupo a 24 porque consideraron que habían 4 periodistas que se quedaron afuera y que sería interesante que participen, entre ellos estuve yo”, cuenta Miguel Molina Díaz, Editor de Noticias de La República EC y becario del programa.

El tour será entre el 19 y el 30 de septiembre. Visitarán Washington, Charlosttesville y Denver. “Va a haber entrevistas con actores políticos y dirigentes juveniles que han participado en esta campaña electoral, líderes de movimientos civiles, gente que pueda dar una visión de lo que está pasando con respecto a la participación de jóvenes en estas elecciones”, dice. La República EC es el único medio ecuatoriano que participa en el tour y uno de los tres únicos medios de América Latina.

Por su parte, Miguel Molina Díaz también es el Editor de Cultura, columnista y  el conductor del programa de entrevistas #LaTertulia, así como columnista de La Hora y colaborador de revistas y medios internacionales.

-¿Qué es lo que más te interesa de esta oportunidad?

Estas elecciones son especialmente interesantes periodísticamente hablando porque se están enfrentando, más allá de dos candidatos y dos partidos, dos visiones del mundo, de la vida y de la civilización. Ver cómo reaccionan los jóvenes ante este debate me resulta interesante porque, por un lado, uno tiene la creencia de que las nuevas generaciones tienen un pensamiento más progresista, más democrático, más integrado a los valores de Occidente. Pero por el otro lado, estamos viendo que un candidato como Donald Trump, que encarna lo antioccidental, tiene apoyo de muchos sectores, incluso de latinos. Entonces sondear, indagar qué es lo que está pasando y qué hay detrás de esta candidatura perversa resulta periodísticamente interesante.

-¿Qué te parece que es lo más periodísticamente interesante?

Entender qué es lo que hace que una persona en el siglo XXI pueda apoyar una candidatura tan peligrosa, que implica una negación de la memoria histórica de la humanidad, de toda la lucha contra el racismo y la lucha por los derechos civiles. Qué es lo que hace que una persona niegue todo ese trasfondo y quiera apoyar a un demagogo.

-¿Qué es lo que más te interesa de esta gira?

Es una oportunidad para conocer gente de todo el mundo y ver cómo ellos ejercen el periodismo y cuál es su visión sobre estas elecciones y sobre este momento histórico. La geografía y la cultura determina a una persona en su carácter y en su visión del mundo, entonces es una oportunidad de compartir con periodistas de otras latitudes y entender esas realidades culturales, históricas, geográficas y políticas.

-¿Cuál es tu opinión sobre cómo los periodistas estadounidenses cubren el proceso electoral?

Creo que el periodismo norteamericano tiene dos características interesantes: la primera es que es un periodismo que ha apuntado siempre a la precisión y a lo máximo posible de objetividad. Por otro lado, es un periodismo que está siendo fuertemente cuestionado por sus vínculos con las grandes corporaciones. En todo caso es un periodismo que en época de elecciones se puede quitar todas sus máscaras. Hay medios, incluso el New York Times, que han tenido una defensa a ultranza de una de las candidaturas y ha combatido con vehemencia la otra.

-¿Estás de acuerdo con que los medios expresen su posición frente a un proceso electoral?

Personalmente sí, en el ámbito de su editorial, que es la opinión y declaración de principios de un medio. Todo medio y sus periodistas deberían tener la posibilidad frente a una elección de decir cuál es su pensamiento y cuál es su opinión y la gente debería tener el derecho de conocer qué es lo que piensa, en su fuero político interno, el periodista al que acostumbra a leer. Es una cuestión de transparencia, los lectores de ese medio pueden conocer que detrás de las noticias hay un humano que opina de una forma determinada. Estoy de acuerdo con que los medios puedan decirle a su público, en su editorial, cuál es su opinión sobre los candidatos. Es una práctica extraña, porque aquí no es posible.

-¿Pero cuál es ese espacio? ¿No te parece que ese espacio no es la noticia sino la columna?

No es la noticia, por supuesto. Los periódicos norteamericanos sacan un editorial diciendo su posición en la página de opinión respecto de las elecciones. Creo que es legítimo, válido, democrático, respetable. Pero la noticia es otra cosa, un periódico debe cubrir las actividades de todos los candidatos, investigarlos y contrastar sus declaraciones, verificar sus afirmaciones, informar sobre sus discursos, propuestas y planes de gobierno, tener contactos y fuentes en todos los partidos.

-Aparte de la posición de los medios, ¿qué opinas de cómo han cubierto?

Creo que estas elecciones son particularmente difíciles de cubrir, por lo menos con un verdadero profesionalismo periodístico y sin apasionarse, porque por primera vez ese país está absoluta y completamente polarizado en bandos antagónicos. Las dificultades de cobertura son tan grandes que uno de los candidatos, todos los días, insulta a los periodistas y les culpa si su candidatura baja en las encuestas, les culpa de sacar de contexto las cosas que él mismo dice y que es evidente que dice, les culpa en consecuencia de las críticas que sus propios discursos generan. Creo que es una cobertura difícil, en un escenario adverso y hostil, por tanto, no ha sido la mejor cobertura.

-¿A qué te refieres con que no ha sido la mejor cobertura?

Que ha sido muy polarizada. No he tenido la oportunidad de conocer a fondo los planes de gobierno de los candidatos, sino los insultos que día tras día hay entre ellos y otros actores políticos, incluso en la época de primarias. Hay mucha farándula en este proceso electoral.

-¿Podrías hacer una comparación de cómo los medios estadounidenses cubren las elecciones vs. cómo se cumbre las elecciones en este país?

Me da la impresión de que en el Ecuador se vive un régimen de autocensura en términos de que un periodista tiene que pensar no solo en lo que ha aprendido para redactar una noticia por parte de sus maestros y de su experiencia en las salas de redacción, sino en la posibilidad de que, de algún modo, lo que está informando moleste a alguien y pueda activar los mecanismos administrativos que la Ley de Comunicación permite para sancionarle. Ese ambiente de temor genera una autocensura informativa muy grave y que yo no creo que existe en los Estados Unidos, por lo menos de forma tan intensa como acá. En ese sentido, la diferencia es muy grande respecto de cómo se podría cubrir las elecciones aquí yde cómo se están cubriendo las elecciones en Estados Unidos.

-Más allá de la situación gubernamental, ¿crees que hay otras razones por las que es tan diferente cómo se cubren las elecciones?

Bueno, aquí hay una cultura periodística totalmente distinta, que creo se ha formado en base a dos escuelas muy distintas entre ellas. La forma europea de concebir el periodismo, por lo menos en su vertiente española que es la que más nos ha influenciado a los latinoamericanos, es totalmente distinta a la norteamericana. El periodismo español es activo ante sus causas, muchas de las cuales son gigantescas como la justicia y la lucha contra la corrupción; incluye subrepticiamente las impresiones que la historia contada le ha generado a su redactor; utiliza el poder del castellano para generar un estilo particular al narrar y ese estilo es, además, una visión del mundo, de la historia, de la política y del propio periodismo. El periodismo norteamericano ofrece simplemente hechos y persigue que sean esos hechos los que hablen por sí solos, sin adjetivos. Su afán es llegar a la objetividad, cuando el ser humano es la máxima expresión de la subjetividad e incluso los hechos que elige narrar tienen una carga subjetiva. Los latinoamericanos hemos intentado sacar lo mejor de ambas escuelas y descartar lo demás.

-Entonces, según tú, ¿en 2017, cómo debería ser un buen medio para que cubra las elecciones?

Creo que el verdadero contexto de una noticia no tiene que ir pegado al lenguaje oficial, por un lado, o a la línea editorial de un medio determinado y sus intereses, por otro, sino a la realidad histórica de un país. Peor hay que tener cuidado porque la historia también es subjetiva. La Historia humana es la historia de quien hace el relato. El periodista debería escribir desde todas las historias, conocerlas a profundidad, sin creerle a nadie pero tomando en cuenta a todos, sabiendo que todas las fuentes son políticas e ideológicas y que todas intentan esconder sus defectos y enarbolar sus virtudes.

-¿Qué valor crees que tienen las columnas dentro de un proceso electoral?

Deberían tener un valor fundamental dentro de un proceso electoral porque son el espacio de reflexión necesaria para analizar la política, las elecciones y las candidaturas. Los columnistas de opinión deberían ser los líderes de la reflexión nacional en torno a estos temas. Debería ser un espacio importantísimo dentro de las elecciones. A los columnistas de opinión se les debería dar toda la libertad para analizar las elecciones. Yo creo que tampoco eso es muy posible en el Ecuador. Yo no he visto en los medios principales, en las últimas elecciones que han sido muchas, que un columnista de opinión, en época de campaña electoral, defienda a su candidato y diga las razones por las que va a votar por tal persona. Eso en el Ecuador estaría considerado una forma de inducir a los lectores hacia una candidatura y violar la veda electoral. Yo creo que los columnistas deberían tener toda la libertad para hablar de sus candidatos.

-¿Por qué crees que no están induciendo?

Claro que pueden inducir, pero si hay un ambiente de libertad, el un columnista va a defender a un candidato, otro columnista al candidato del otro bando, eso va a permitir que una persona pueda leer las posiciones de todos los columnistas en relación a todos los candidatos. El juego político implica intentar convencer al otro y ese es un comportamiento humano al que no debemos tenerle miedo. Además, pretender la pulcritud del electorado es subestimarlo, quienes buscan evitar que se induzca a los electores piensan que los ciudadanos de un país son bobos y crédulos ante el mejor postor. Eso piensan los censores y los que defienden la nefasta Ley de Comunicación. Eso es ridículo, la gente puede decidir por sí sola.

-Por último, ¿por qué crees que te escogieron para este programa?

Pienso que mi selección se debe al prestigio que ha cosechado La República EC, por su profesionalismo en el ejercicio del periodismo investigativo, dentro de un contexto nacional en el que una parte de la prensa tradicional conforma un emporio controlado por el gobierno y la otra parte está atemorizada por los mecanismos de intimidación que fueron implantados como consecuencia a la Ley de Comunicación. La República, además, es un medio que existe en ese espacio que se va convirtiendo en uno de los centros de la vida humana, el internet. En ese espacio, hemos luchado por no sólo escribir noticias para un periódico digital sino también en producir imágenes, con nuestros programas de entrevistas y análisis, y con nuestras coberturas noticiosas, muchas de las cuales son transmisiones en vivo pese a nuestros limitados recursos. Si un mérito tiene La República es, precisamente, luchar por hacer periodismo serio, responsable y libre en tiempos adversos. (I)

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Por Ana María López Jijón

Miguel Molina Díaz, periodista ecuatoriano. Foto de Juan Carlos Navarrete.
Miguel Molina Díaz, periodista ecuatoriano. Foto de Juan Carlos Navarrete.

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