Auster y Vila-Matas desenredan su memoria literaria en el Cervantes de N.York

Paul Auster y Enrique Vila-Matas. Foto de Archivo.

Nueva York, (EFE).- El estadounidense Paul Auster y el español Enrique Vila-Matas desenredaron hoy su memoria literaria en el Instituto Cervantes de Nueva York, en un coloquio que coincide con sus diez años de amistad.

Los autores rememoraron sus primeras grandes novelas como lectores y reflexionaron sobre qué es escribir para ellos, una conversación en la que se declararon admiración mutua y destacaron sus coincidentes vocaciones por la intertextualidad y la metaliteratura.

Auster explicó que ninguno de sus padres era lector ni había ido a la universidad pero aún así sentía atracción por los libros.

Con 11 años se encontró delante de «Doctor Zhivago» de Boris Pasternak pero no consiguió pasar de la primera página.

«Leí el primer párrafo. No entendí nada. Leí el segundo. Nada. Estaba claro que no estaba preparado para el simbolismo ruso traducido al inglés», señaló entre risas.

Más adelanté, prosiguió, sobre los 14 años, cayó en sus manos «Crimen y castigo», de Fiódor Dostoyevski, que contó devoró en tres días.

«Me cambió. Es como si me hubieran abierto la tapa de los sesos y hubieran salido todo de mis adentros. Pensé: eso es lo que quiero, quiero escribir», relató.

Vila-Matas apuntó que su inmersión en la literatura pasó por la Generación del 27.

«El lenguaje de poetas de Pedro Salinas, Luis Cernuda o Federico García Lorca. Fueron impresionantes para mí. Sentí que tenía necesidad de imitarlos», señaló el autor de «Bartleby y compañía».

Ambos bromearon también sobre la eterna pregunta a la que siempre acaba sometiéndose un escritor: «¿Es su obra autobiográfica?».

Auster, autor de «Brooklyn Follies» y «La invención de la soledad», apuntó que nunca ha pensado fríamente en escribir la historia de su vida, aunque a ratos ha acabado haciéndolo.

«No escribo adrede sobre mi vida. Solo me uso a mí mismo como ejemplo de lo que ocurre en la vida», apuntó.

El diálogo estuvo moderado por la escritora mexicana Valeria Luiselli , que tradujo de un idioma al otro la conversación entre Auster, que no habla español, y Vila-Matas, que se niega a aprender inglés.

Luiselli reveló que entre ellos se entienden en francés, aunque ninguno de los dos uso la lengua de Molière durante el coloquio.

En el Cervantes de Nueva York, el 23 de octubre de 2012, tuvo lugar una conversación entre ambos en el mismo escenario, cuando el español presentaba «Dublinesca», novela en la que aparecía el autor neoyorquino.

Los dos autores se conocieron en una cena en la casa de Brooklyn del estadounidense. EFE (I)

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