Jesús Cobo arranca ternura, garbo y nobleza al frío acero inoxidable

QUITO (ECUADOR), 16/11/2016.- Fotografía tomada en junio 2013 y cedida por Christian Rodríguez, de una de las obras del artista Jesús Cobo. Con el arte sembrado en los mil caminos de su vida, el escultor ecuatoriano Jesús Cobo ha decidido asomarse a un nuevo reto y arrancar ternura, garbo y nobleza al frío acero inoxidable, un material que domina una exposición que inaugura hoy, miércoles 16 de noviembre de 2016, con piezas de gran tamaño que, de milagro, no cobran vida, en Quito (Ecuador). EFE / Christian Rodríguez / SOLO USO EDITORIAL / NO VENTAS

Quito, (EFE).- Con el arte sembrado en los mil caminos de su vida, el escultor ecuatoriano Jesús Cobo ha decidido asomarse a un nuevo reto y arrancar ternura, garbo y nobleza al frío acero inoxidable, un material que domina una exposición que inaugura hoy en Quito con piezas de gran tamaño que, de milagro, no cobran vida.

Las obras que Cobo expone desde hoy en el Centro de Arte Contemporáneo reflejan la fuerza interna del artista mezclada con una alta sensibilidad que le permitieron transformar láminas de acero en magistrales gallos, toros, minotauros, sirenas, búhos, cuya belleza y simplicidad revelan los años de experiencia del autor.

Se trata de diecisiete obras de formatos que van desde los cuarenta centímetros hasta los dos metros y medio, reunidas en una exposición sin nombre, que se extenderá hasta el 31 de enero.

«Esta vez no le he puesto ningún nombre ni he trabajado bajo el concepto de una serie», dijo Cobo a Efe al explicar que al haber adoptado una nueva técnica, las piezas «fueron saliendo de a poco».

Y es que a sus 63 años, Cobo ha dejado nuevamente en libertad a su espíritu experimental y ha entrado de lleno en la elaboración de piezas completas en acero inoxidable, aunque a ratos con fusión de algunas partes de cerámica o con la utilización de la técnica de esmalte cerámico sobre acero inoxidable.

Sus experimentadas manos, creadoras de obras que ha expuesto en Alemania, Italia, EE.UU., Canadá, Argentina, España, Japón, Israel, Qatar, México, entre otros, ofrecen ahora al espectador esculturas que hablan también de la pareja, del cosmos y de la playa.

El nuevo material y técnica que dominan la exposición actual, le ha permitido cumplir un «viejo sueño»: diseñar toros en gran tamaño, aunque antes ya había tratado esa temática en chatarra o mármol, pero en otras escalas limitado a las medidas en que encontraba los bloques.

«El tema del toro ha estado siempre presente como necesidad para mí. Encuentro en este tema la representación de la fuerza, de la elegancia, de la nobleza. Las formas que van con la escultura, las formas de mi preferencia las encuentro ahí y por eso adopté eso también como tema de expresión», confesó.

Con el acero inoxidable, aplicó la técnica de la escultura por construcción, es decir, crear volúmenes a partir de la superficie plana de la plancha, lo que le permitió crecer en tamaños que los puede mover individualmente o máximo con la ayuda de una persona.

Señaló que en la exposición hay también dos «estudios», obras pequeñas, génesis de las grandes y en las que aprendió sobre el comportamiento del material o si la forma que había diseñado, generalmente en cartón, podía tratarse en acero inoxidable por la complejidad de este material y su dureza, fundamentalmente.

Confesó que llegó al acero inoxidable porque no quería repetirse en esquemas formales pues para él no tener mayor preocupación de «cómo resolver una cosa, quiere decir que ese material está ya prácticamente aprendido de memoria» y no le provoca mayor inquietud.

Por ello, sus curtidas manos de arte, debieron aprender una nueva técnica, una con la que durante siete años preparó la nueva muestra, a la par de la concepción de las ideas, y de la que cree que aún tiene mucho por hacer pues no ha explorado todas las posibilidades del material.

Aunque su currículum demuestra que le sobra arte, le faltaba la técnica en el acero inoxidable. En el camino se encontró con un nuevo tipo de tecnología, y, en algunos casos, hasta debió inventar sus propias herramientas manuales «para llegar a la forma ideada en el acero» con ciertos volúmenes, formas y soluciones muy específicas, dijo.

«Hay una complejidad ligada a lo que son la soldaduras, los acabados y está también lo duro del material, su vocación por lo plano, porque así viene de fábrica, y luego para conseguir las formas, los volúmenes que quiero darle, es una lucha, pero poco a poco ya va cediendo cuando vas conociendo el material», relató.

Cobo, quien en sus inicios trabajó con técnicas de grabado, pasando por materiales como la madera, el metal y el mármol, buscó la simplicidad en su nueva obra con la que ha enriquecido su lenguaje al que ahora quiere agregar la música, un ingrediente que le ha inspirado el acero inoxidable, con el que creó obras estáticas que, por sus formas, parecen a punto de entrar en movimiento. EFE (I)

QUI10 - QUITO (ECUADOR), 16/11/2016.- Fotografía tomada en junio 2013 y cedida por Christian Rodríguez, de una de las obras del artista Jesús Cobo. Con el arte sembrado en los mil caminos de su vida, el escultor ecuatoriano Jesús Cobo ha decidido asomarse a un nuevo reto y arrancar ternura, garbo y nobleza al frío acero inoxidable, un material que domina una exposición que inaugura hoy, miércoles 16 de noviembre de 2016, con piezas de gran tamaño que, de milagro, no cobran vida, en Quito (Ecuador). EFE / Christian Rodríguez / SOLO USO EDITORIAL / NO VENTAS
QUI10 – QUITO (ECUADOR), 16/11/2016.- Fotografía tomada en junio 2013 y cedida por Christian Rodríguez, de una de las obras del artista Jesús Cobo. Con el arte sembrado en los mil caminos de su vida, el escultor ecuatoriano Jesús Cobo ha decidido asomarse a un nuevo reto y arrancar ternura, garbo y nobleza al frío acero inoxidable, un material que domina una exposición que inaugura hoy, miércoles 16 de noviembre de 2016, con piezas de gran tamaño que, de milagro, no cobran vida, en Quito (Ecuador). EFE / Christian Rodríguez / SOLO USO EDITORIAL / NO VENTAS

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