Clara Sánchez dice que «una historia puede acabar, pero no morir»

GUADALAJARA (MÉXICO), 30/11/2016.- Fotografía del 29 de noviembre de 2016 de la escritora española Clara Sánchez durante una entrevista con Efe en la ciudad de Guadalajara (México). Los finales a lo Agatha Christie, "en los que todos los protagonistas se reunían en una sala y todo quedaba atado" no son el estilo de la escritora Clara Sánchez, quien vuelve a la carga con su trama de nazis ocultos en la costa española porque "una historia puede acabar, pero no morir". EFE/Ulises Ruiz Basurto

Los finales a lo Agatha Christie, «en los que todos los protagonistas se reunían en una sala y todo quedaba atado» no son el estilo de la escritora Clara Sánchez, quien vuelve a la carga con su trama de nazis ocultos en la costa española porque «una historia puede acabar, pero no morir».

La autora (Guadalajara, España, 1955) presenta «Cuando llega la luz», la segunda parte de su novela superventas «Lo que esconde tu nombre» (2010), motivada por el deseo de saber qué ocurriría con su propia creación más allá del último párrafo.

«Se supone que la vida de esos personajes, lo que sienten, continúa produciéndose, que va a haber un mañana para ellos, aunque el libro tenga un final», explicó Sánchez en una entrevista con Efe durante su paso por la mexicana Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

La historia, que gira alrededor del descubrimiento de sus protagonistas, Sandra y Julián, de una red de nazis que escaparon a la justicia ocultándose en las playas de España, se vuelca en esta nueva novela en la «intriga psicológica, de mucho peligro y amenaza».

Pero también «hay un mundo sentimental por desentrañar que me atrae mucho», revela, y añade que quería ahondar en si Sandra -con la que comparte varios de los miedos que empezó a tener cuando fue madre-, se dejaría «seducir por lo fácil, por las convenciones de la sociedad».

Señala que últimamente le «gusta mucho hablar del amor», revelándose contra aquellas ideas que afirman que una mujer sin un hombre al lado es una «mujer incompleta».

«A las chicas jóvenes siempre les sugiero que lean ‘Anna Karenina’, que es una novela maravillosa, pero para que la tengan como referente de lo que no se puede hacer», porque la protagonista «muere por amor», pero «se debe vivir para amar, que es diferente».

Ganadora del Premio Planeta en 2013 por «El cielo ha vuelto» y del Alfaguara en 2000 por «Últimas noticias del paraíso», se muestra extrañada de que «ninguna editorial» le haya metido prisa, ya que le gusta tomarse su tiempo para escribir y «disfrutar» de ello.

«Para mí escribir es tener la cabeza ocupada con una historia, levantarme por la mañana, meterme en ese mundo y que me absorba», asevera Sánchez, dispuesta a sumergirse en un universo «paralelo» donde no existen «las preocupaciones reales».

O al menos, no bajo la misma forma, porque bromea diciendo que se ha «liberado muchísimo escribiendo ciertas escenas de venganza», en las que ha podido realizar todo lo que no haría en la vida real.

Tanto la venganza como las ganas de hacer justicia, la necesidad de proteger a quien se quiere o las dudas amorosas son los sentimientos «muy comunes» en los que dice basarse.

«Lo que hago es que en mis historias los magnifico, cada uno de estos sentimientos normales los agrando como si fuera una lupa de aumento y por eso resultan trágicos», reflexiona.

La otra parte de la historia, es decir, el argumento inspirado en hechos reales, parte de su propia experiencia de cuando fue a vivir a Denia (Alicante) y a unos metros de su casa había unos bungalós cuyo dueño era un nazi.

«Pero no estaba escondido, al dueño se le veía por la calle, la gente lo conocía, y no era un cualquiera, era uno de los cercanos a Hitler», relata.

La conmoción que le causó este hallazgo permitió que, años más tarde, pudiera ponerse manos a la obra para comenzar la que califica como «una novela semiterrorífica».

El refugio de los nazis en España «es una historia que ha estado debajo de la alfombra». Tanto en relación con este oscuro episodio como en lo relativo a la memoria histórica del franquismo, el país «suspende», defiende convencida.

«Suspende, suspende, suspende», reitera la autora. Y agrega que, en España, «han mirado para otro lado». EFE (I)

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