Mordzinski: «Los escritores saben que no hago trampa y nunca les traicionaré»

BUENOS AIRES (ARGENTINA), 15/12/2016.- El fotógrafo Daniel Mordzinski posa durante una entrevista hoy, jueves 15 de diciembre de 2016, en el Centro Cultural Kirchner en Buenos Aires (Argentina). Conocido como el "fotógrafo de los escritores", el argentino Daniel Mordzinski se adentra en la intimidad de autores como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Mario Benedetti con la seguridad de que no hará "trampa" y que "nunca" les traicionará, según contó hoy en una entrevista con Efe. EFE/Sara Martos

Conocido como el «fotógrafo de los escritores», el argentino Daniel Mordzinski se adentra en la intimidad de autores como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Mario Benedetti con la seguridad de que no hará «trampa» y que «nunca» les traicionará, según contó hoy en una entrevista con Efe.

Bajo la máxima de retratar a escritores sin libros ni bibliotecas, el artista inauguró este jueves en Buenos Aires su exposición ‘Objetivo Mordzinski: un viaje al corazón de la literatura hispanoamericana’, un trabajo que se desarrolló desde 1978 hasta 2015.

Una muestra de 347 imágenes «traviesas», que podrán verse hasta el 1 de febrero en el Centro Cultural Kirchner, en las que el argentino se sirve de las historias de literatos como Mario Vargas Llosa y Arturo Pérez Reverte para «hacer memoria» de lo que han supuesto para él casi cuatro décadas detrás del objetivo.

Fiel al estilo que le caracteriza, el artista vuelve con instantáneas inéditas en las que saca al autor de su «pose de escritor» para romper con los lugares comunes de la literatura.

La «fórmula» de este profesional tiene su origen en París, ciudad a la que llegó con 18 años, donde era poco habitual que sus ilustres «modelos improvisados» le ofrecieran una bebida cuando entraba a sus casas.

Vestido de «civil», con la cámara guardada y con los personajes del libro del autor entre los labios es como se adentra en la intimidad de los escritores que le abren las puertas de sus casas.

«Yo quería entrar despacito en la intimidad. Entonces, después de hablarle de uno de sus personajes y cuando ya lo veía enervado porque no sacaba una cámara y le hacía las pinches fotos que vine a hacer lo terminaba matando diciéndole: ¿no me invita a un café?».

«¿Quién te va a rechazar un café?», se interrogó.

«En París nadie tiene personal doméstico. Entonces el escritor se levanta, va a la cocina, pone agua a hervir y yo le sigo. Siempre sistemáticamente el primer ‘click’ es en la cocina y cuando te metes en la cocina ya estás en su intimidad», comentó.

El argentino, de 56 años, no se considera «mejor» profesional porque lea, pero reconoció que un escritor puede negarle una entrevista a un periodista, decirle que no a un fotógrafo que le pida que salte pero es «muy difícil decirle que no a un lector», subrayó.

En esta ocasión y al igual que hizo Cortázar -otro de sus retratados- en su famoso cuento Rayuela, Mordzinski dividió la muestra en tres partes: del lado de aquí, del lado de ahí y de todos lados.

El fotógrafo comentó que la última parte, en la que se incluyen escritores de todas las orillas de la lengua española, está dedicada a la memoria.

A su juicio la memoria es «importante» para Argentina y para España porque ambos países saben cuál es «el precio que se paga cuando no se tiene», sostuvo.

Desde una óptica más personal, para él recordar supone contar con algunas imágenes «amarillentas» que pudo recuperar después de descubrir, hace tres años, que el diario Le Monde había tirado a la «basura» 55.000 negativos de sus archivos.

«Se cargaron mi propia memoria», aseveró.

Por ello, esta muestra cuenta con una instalación en la que el artista recopila negativos, su primera cámara o algunas fotografías en blanco y negro.

Espera que «los rostros de la escritura» inciten a la lectura a unos visitantes que, en su opinión, ven «bonita» una fotografía porque admiran al escritor.

«Te dicen qué bonita foto de Jorge Luis Borges cuando en realidad te están diciendo cómo me gusta Borges porque el valor icónico de una imagen es tan fuerte que a la gente le termina gustando las fotos de los escritores que le gustan», argumentó.

Además, le encanta que esta exposición, que nació en Madrid, recorra América Latina porque «todo aquello que nos separa nos puede unir, nuestras lenguas y nuestras literaturas lo hacen».

Nacido en Buenos Aires en 1960, el consagrado fotógrafo afirma que sigue teniendo muchas «primeras veces» y tiene en mente la publicación de su próximo libro, ‘Ciudades para a(r)mar’, una recopilación de imágenes de ciudades que realizó durante sus viajes.

Después de tantos años dando una visión de los escritores en la que el papel y lápiz brillan por su ausencia afirmó que no hay un «método Mordzinski», pero sí existe «una enorme necesidad de hacer las cosas bien».

En este sentido, agradece su pasado en medios de comunicación y reconoció que el periodismo le enseñó a «escanear» una habitación y detectar con rapidez de dónde viene la luz y dónde está el encuadre más estético.

«En mi trabajo no hay lucro. Nadie me encargó una foto de Cortázar, de Sábato, de Vargas Llosa (…) pero yo sé lo que quiero e intento hacer las cosas según las siento y entonces defiendo esa manera de ser y estar. Al principio era muy difícil y ahora es maravilloso», sentenció. EFE

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