«Vazante» lleva a la Berlinale el Brasil de la esclavitud

Dia 1B

Berlín, (EFE).– Brasil abrirá hoy la sección Panorama Special de la Berlinale con «Vazante», de la realizadora Daniela Thomas, un impactante filme en blanco y negro que se sumerge en la realidad de la esclavitud en ese país en un contexto histórico de importantes cambios.

La película transcurre en 1821, un año antes de que Brasil se independizara de Portugal, casi siete décadas antes de que se aboliera oficialmente la esclavitud y en un momento en que la minería dejó de generar riqueza y los propietarios tenían que dedicarse a nuevas actividades.

Tras perder a su mujer y a su hijo durante el parto, el protagonista, Antonio, de 45 años, encarnado por el actor portugués Adriano Carvalho, se casa con una sobrina, de 12 años, a quien pronto deja sola en la hacienda con su abuela y los esclavos mientras él reorienta su actividad hacia la agricultura y la ganadería.

Beatriz, interpretada por la joven actriz brasileña Luana Nastas, tratará de encontrar su lugar entre la comunidad de esclavos y hará tambalearse todo un sistema basado en la sumisión conseguida a través de la violencia, el acoso, los abusos sexuales y las dificultades de comunicación.

La directora del filme reveló, en rueda de prensa, que encontró la inspiración para el personaje de Antonio en una historia que le contó su padre acerca de un familiar que, con 45 años, se casó con una niña de 12.

El hombre, que siempre andaba descalzo y regalaba muñecas a su joven esposa, esperó a que ésta tuviera su primera menstruación para consumar el matrimonio.

Que algo así fuera posible y normal a finales del siglo XVIII y principios del XIX es algo que le fascinaba y que le hizo plantearse «como brasileña y como mujer» de dónde venía, «de qué clase de lugar».

Esta es la razón que le llevó a estudiar historia y a centrarse en el fenómeno de la esclavitud, motivo por el cual también quiso hacer esta película.

Thomas se basó en los grabados existentes de la época, del Brasil de los años 20 del siglo XIX, «increíblemente bonitos y detallados», a los que quiso «dar vida» y «recrearlos».

Para ello, encontró en un lugar a descendientes de esos mismos esclavos de los que habla su película, personas que le pudieron transmitir sus cantos, sus tradiciones, su forma de cocinar, de manera que lograron crear lo que la directora calificó de «laboratorio de vida».

Estos descendientes de esclavos participaron en el filme, al igual que refugiados recién llegados de África a Brasil y que en la película encarnan a la «diáspora» de aquella época.

Para Carvalho, su personaje, Antonio, es una «memoria viva», que habla de una nación y de su gente y «de lo que Brasil es hoy». Rodar esta película, aseguró ante los periodistas, fue más «una experiencia de vida» que un filme.

Nastas, por su parte, aseguró que ver el filme acabado fue «una verdadera tortura, horrible» y le afectó mucho.

«¿Cómo puede alguien, cómo puede la humanidad hacer algo semejante? No lo puedo entender. Eso es inhumano. Es difícil creer que eso pasara», dijo al referirse a la esclavitud, de la que había oído hablar en el colegio, pero que la película le permitió «vivir desde una cierta proximidad».

Según la actriz, se sintió «conmocionada» al ver «cómo el color de la piel puede tener tanta importancia».

Tras varias películas conjuntas con el cineasta Walter Selles, como «Terra Estrangeira» (1996), «O primerio dia» (1998) y «Linha de passe» (2008), Thomas logra en su primer trabajo en solitario, rodado sólo con luz natural y la que le pudieran proporcionar las velas y el fuego, «captar la luz de una época» caracterizada por la transformación de los roles sexuales y raciales. EFE

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