Presentan en Guayaquil «El séptimo Rafael»

Mónica Almedia y Ana Karina López, foto Larepublica.ec

Guayaquil.- El martes 30 de mayo en la librería Española de Riocentro Entre Ríos, Gabriela Sierra presentó el libro «El séptimo Rafael» escrito por las periodistas Mónica Almeida y Ana Karina López, que consiste en un perfil del expresidente Rafael Correa Delgado (2007-2017).

Las dos periodistas señalaron que se hicieron amigas cuando trabajaron juntas en el Diario Hoy.

Mónica Almeida, guayaquileña, es periodista de investigación y Jefa de Redacción de Diario El Universo, en Quito, es la autora de la investigación local de los Papeles de Panamá, ella afirmó que: «para hacer este libro le he tenido que robar tiempo a mi trabajo, a los Panama Papers, a Capayaleaks, y a todas estas cosas que salían en mi camino, pero ha sido una aventura muy, muy interesante porque cuando tú comienzas a meterte en algún personaje, cuando tú haces el ejercicio con cualquier político importante, siempre vas a encontrar que hay datos no verificados, historias no contadas, y como yo creo que en el caso de todos nosotros también, hay algunos esqueletos en el closet, que por tratarse de figuras públicas, los periodistas somos los encargados de descubrirlos».

Ana Karina López, periodista quiteña, ex editora de la revista Vistazo, dijo: Antes que nada quiero presentarles a Gabriela Sierra, nuestra presentadora, a quien también la conocimos trabajando en el diario Hoy. Regresando al tema por el que estamos aquí, este es un país sin memoria, eso es un lugar común, también era una forma de recrear esas memorias, desde la perspectiva no académica, sino netamente periodística. Creo que hacer un perfil sobre un personaje es la más grande aventura periodística que pueda haber, porque encierra todos los géneros: crónica, reportaje, la noticia en sí misma, el análisis y también era una parte que todavía nos faltaba hacer a nosotras, habíamos pasado por todas las etapas periodísticas y nos faltaba escribir un libro. Creemos que el periodismo le debe muchos libros al país: pasan los golpes de Estado, pasan las crisis y se escribe poco sobre esto».

Gabriela: Yo quiero saber porque hablaron del Ángel del Apocalipsis, de ciertas cosas místicas y de lo que mencionaron sobre el nombre de Vicente.

Mónica: La verdad es que comenzó porque nos contaron que no le gusta que le digan Vicente. Y él es Rafael Vicente, entonces, nos fuimos a la Iglesia de San Vicente que queda por la antigua Boca del Pozo, en uno de esos recorridos en que yo le estaba mostrando a la quiteña Ana Karina López como era Guayaquil y fuimos a la iglesia donde él fue bautizado, que es la de San Vicente Ferrer, conocido como «El ángel del Apocalipsis», porque continuamente recordaba a las gentes lo que el libro del Apocalipsis enseña acerca del Juicio Final . En su familia hay siete Rafaeles en línea que vienen desde la época de la Colonia, cuando su tatarabuelo fue Capitán de Navío y se han llamado o Rafael María o Rafael Antonio, pero cuando llegó su turno se llamó Vicente porque nació el 6 de abril, un día después de la festividad de San Vicente Ferrer  que es el 5 de abril, eso fue como un puntillazo de humor, para saber si en él influyó el mal carácter de los dos Rafaeles anteriores, el quinto y el sexto, como ha contado su hermano en algún momento o si influyó en él el nombre de Vicente. Eso se lo dejamos a ustedes.

Gabriela: Ustedes entrevistaron a 120 personas para el libro, yo quiero que me cuenten cómo eligieron a las personas que iban a entrevistar  y cómo la convencieron.

Mónica: Creo que para eso, debo primero contar más o menos como armamos el libro. Cuando decidimos que lo íbamos a hacer, nos fuimos a almorzar las dos, nos compramos un cuaderno así de gordo, donde escribía yo porque ella tiene pésima letra, y tenía que escribir lo que era este libro, para qué iba a servir, para qué lo iba a escribir,  así íbamos como trazando la página de que es lo que íbamos a hacer. Y es allí donde decidimos que nos íbamos a lanzar con la historia de la Universidad San Francisco, porque como vivimos en Quito las dos, era como lo más fácil, para después armar la parte de Guayaquil.

Nosotros decíamos que estábamos haciendo un perfil, pero la gente no entendía que era un trabajo por nuestra cuenta, alguna gente no nos creía, nos decían que alguien nos estaba financiando, que por qué nos dedicábamos a hacer eso, había mucha desconfianza, y al principio no nos querían contar muchas cosas, porque nosotras éramos exigentes en los detalles, ¿cómo venía vestido?, ¿cómo les daba clases? y ¿qué nomás hablaba? Y entonces la gente nos quedaba viendo como diciendo ¿pero, para qué tanto detalle?. Y es que esto no es el trabajo rápido que a veces uno hace en periodismo, cuando la noticia es para ayer, sino que es algo más profundo. Nos preguntaban si íbamos a hacer un libro y le decíamos no sabemos todavía, porque la verdad es que teníamos la intención de hacer un libro, pero todo dependía de cuánta gente nos iba a contestar, porque un libro no se hace con dos ni tres entrevistas».

Gabriela: ¿Cúales fueron las hipótesis que en la investigación no pudieron corroborrar? ¿hay alguna que puedan compartir?

Ana Karina: Hubo muchas historias que nos contaban que no pudimos corroborar, historias de mucha violencia, pero que como no hubo dos fuentes más que nos las pudieran confirmaran, tuvimos que dejarlas allí. Y también hubo un lado positivo que todos tenemos, hubo gente que prefirió quedarse con la imagen del hombre bueno que conoció en su juventud y obviar a ese personaje agresivo, violento, vengativo que sale en la televisión. En cambio, hubo otra gente que nos dijo: «si él desde chiquito era así».

Entonces, lo que sí hicimos fue ir desmitificando, por ejemplo, el tema de las becas,  nos dimos cuenta que sí, es un buen alumno, sí, es cierto que es una persona trabajadora, pero no todos sus estudios fueron becas por la excelencia, en el caso del colegio fue porque vino después de su hermano que había tenido una beca, que su papá le consiguió, como se las daban a muchos otros chicos. En la universidad fueron dos años de beca y lo del doctorado en  Illinois  fue un acuerdo que tuvo la universidad San francisco con la Universidad de Illinois. Fue desmitificar al personaje y a todas sus obsesiones, por el conocimiento, por la excelencia que sin querer o queriendo influyeron en la vida misma, porque ahora si ustedes les preguntan a los los profesores universitarios ellos les dirán que tienen que pasar 50% de su tiempo llenando papeles para mantener la categoría de sus universidades, cuando él no ha publicado nunca un artículo indexado en su vida, ¿de qué estamos hablando, entonces? Esto son las contradicciones que influyen en la vida de todo el mundo que nosotros tratamos de llevar al libro.

Gabriela: ¿Se guardaron algún episodio por miedo a Rafael Correa?

Mónica: No, lo que no hemos publicado es porque no lo pudimos corroborar. Hay una regla en periodismo que te dice que si tú tienes tres fuentes que te confirmen que ha sucedido un hecho, ese hecho se da por cierto. Tenemos muchas anécdotas y cosas que no hemos podido comprobar y que por eso no están.

Por otro lado, hay cosas muy importantes sobre las que unas personas nos aseguran que sí han sucedido, pero otras dicen que no, y  lo que hemos hecho es poner las dos versiones que existen sobre un hecho específico, por ejemplo hay una historia de cuando fue a Loja con la Federación de Estudiantes e iban a sacar un comunicado en contra del entonces presidente León Febres Cordero criticando su política de Derechos Humanos, y hay unas versiones que dicen que él se negó a firmar, mientras que otros que dicen no me acuerdo si fue, creo que no fue, pero el tema es importante porque él es quien luego arma una Comisión de la Verdad.

Gabriela: Ok, tres fuentes, muchos papeles, y ¿dónde están las pruebas? ¿en Caimán?

Mónica: ¿Las pruebas de qué? Este no es un libro que les va a denunciar corrupción, este libro no va a hacer un análisis del gobierno, este libro les va a mostrar quien es la persona que los gobernó durante diez años, qué le pasó cuando el poder pasó por él, y vamos a recrear su vida, porque nos vamos desde a Babahoyo, recreamos la época del cacao, porque allí nació su abuelo, a Guayaquil de principios de siglo. Nos parece importante que en los armarios de los palmarés del colegio encontramos gente que después estuvo en negocios y que él negó conocerlos y que fueron sus compañeros en la escuela, entonces libros que pueden parecer muy inocentes pueden presentar más pruebas que cualquier papel.

Gabriela: ¿Cómo es hoy para ustedes Rafael Correa?

Mónica: Yo lo veo como una persona con mucha soberbia y con mucha inseguridad porque solo eso explica que el poder lo haya cambiado o que le haya magnificado esos defectos que él tenía, y el libro llega hasta el 2009, que es cuando él ya se alzó con todo el poder y deja fuera del camino a Alberto Acosta  y a Gustavo Larrea. Yo lo veo como un personaje que ha sido capaz de atropellar muchas cosas para conseguir lo que quería. Y ese rasgo era desde que él era niño, a nosotros dos profesores nos dijeron que si Rafael quería llegar a un punto y el camino más corto era atropellando a alguien o a algo, él lo iba a hacer. Yo creo que es una reflexión sobre el poder, en el sentido de que porque posiblemente uno tenga defectos y virtudes, pero cuando se tiene un poder tan grande, éste lo que hace es magnificar lo que uno es.

Ana Karina: Yo a Rafael lo veo como un poquito del Ecuador, es decir nos quejamos de que no es democrático, de que tiende a ver a la sociedad polarizada, de que es machista, etc. Bueno, ésa es la sociedad, la sociedad no es democrática, es polarizada, es racista, machista, etc, que todos nos negamos a ver, pero que está ahí, y él como gran comunicador logra darle la vuelta, él por un lado dice mi «familia paterna de abolengo» y por otro lado dice «yo no soy de los Correa con pedigrí», él sabe a quien le habla, y cuando debe hablar de una forma u otra. 

mrj/Foto larepublica.ec

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