Quito.- Es la historia de un payaso celoso pero también de alguien que no puede controlar el dolor que le ha causado saberse engañado por la persona amada. Dentro de todo payaso, hay un mundo roto, o por lo menos eso pensó Ruggero Leoncavallo cuando en mayo de 1892 estrenó su ópera ‘Pagliacci’, una de las obras maestras de ese género en el mundo.
El Conservatorio Franz Liszt, más de un siglo después, trae por primera vez la ópera a Quito. El estreno fue el miércoles 7, y la función de gala será este sábado, a las 20h00, en el icónico Teatro Bolívar del centro capitalino. Se trata de una obra que se lleva planificando desde el año 2015.
La ópera pone a 140 artistas en el escenario para recordar al público que toda gran historia, por trágica que sea, es bella si tiene música y voces minuciosamente depuradas. El público reconocerá piezas musicales que tienen su sitial en la historia de la música, como «Vesti la guiaba», que lleva al payaso y a los espectadores hasta las lágrimas.
En ‘Pagliacci’, Leoncavallo no sólo consagra su obra maestra sino que logra una suerte de meta dramaturgia, al ubicar la historia de amor, y de infidelidad, al interior de un grupo de teatro, en donde los celos, el engaño y fundamentalmente el amor, serán los motivos de que esta desgarradora historia termine teñida de sangre.
Lo cierto es que toda historia sobre los celos es una gran historia, como Leoncavallo lo notó, porque es una historia en donde sale lo peor del ser humano. El arte permite esas revelaciones ya que las grandes tragedias amorosas, muy en el fondo, no les ocurren solamente a sus protagonistas, sino a todos, a todos los seres humanos. (I)
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Reseña de Miguel Molina Díaz.