Norma Plaza presenta su primera novela en Feria de Libro de Guayaquil

Norma Plaza, foto larepublica.ec

La Doctora Norma Plaza de García (Guayaquil, 1942) pertenece a la generación fundadora de la Universidad Católica de Guayaquil, fue la primera mujer que se graduó de abogada, la primera egresada que ocupó un cargo en la universidad, que fue el de Coordinadora de la facultad, fue profesora de pregrado y de la Maestría de Derecho Notarial y Registral.

Fue electa Notaria Cantonal Décimo Tercera de Guayaquil en 1970 y ejerció como Registradora Mercantil del cantón Guayaquil durante 10 años.

Norma Plaza está casada con Eduardo García, de quien concibió 4 hijos Luis Eduardo, Tatiana, Carlos Xavier y Andrés García Plaza, tres de los cuales han seguido sus pasos en el mundo del Derecho.

LR: Además de su carrera de abogada, usted ha escrito obras jurídicas, anecdóticas y biográficas como las del Dr. Carlos Julio Arosemena y la de su padre, Dr. Carlos Luis Plaza Dañin, y este jueves 7 de septiembre a las 18h00 presenta su primera novela «El precio de amar sin amor» en la Feria del Libro de Guayaquil. ¿Cómo se inspira usted para los temas de sus novelas?

NP: Son historias que se te ocurren, otras las has escuchado en tiempos remotos y no puedes separar tus vivencias de las narraciones de las vidas de los personajes imaginarios. 

Durante mi vida he pensado múltiples veces «me encantaría contar este historia», pero el tiempo y mis actividades familiares, profesionales y académicas no me lo permitían y luego, las olvidaba o quedaban al fondo de mi mente.

Cuando me jubilé, el Derecho había sufrido una transformación y un retroceso de siglos. Ya no era el Derecho Civil la columna vertebral de nuestro sistema, sino el administrativo; la Constitución se había transformado. Los Derechos no son ya inherentes a la naturaleza humana, sino dependían del reconocimiento en la Carta política y quedaban en el papel porque no se cumplían. En la práctica, la norma suprema en la jerarquía jurídica era la voluntad del soberano. Nuestra república se convirtió en autocracia.

En esas circunstancias no me sentí capaz de ejercer la profesión que tanto amaba. En estos seis años desde que salí del Registro Mercantil he estado soñando, investigando; también he podido viajar para confirmar lo que quería escribir y he escrito novelas con fondo histórico.

La que primero escribí fue “El precio de amar sin amor”. El caso de una pareja que se casó por amor; él, embelesado por su poco poder político, se dejó tentar por mujeres; rompió por ellas su matrimonio con hijos y las consecuencias que hubo para toda su familia.

Ubiqué «El precio de amar sin amor» en los años 80 y 90, porque había publicado años atrás un libro intitulado «Los sesenta y setenta veinte años después». Tuve intención de continuarlo con otra obra que se llamaría “Los ochenta y noventa veinte años después”. Me acordé del aforismo latino “non bis idem”. No dos veces lo mismo, pero pensé entonces plasmar los hechos de esas décadas en esta mi primera novela y no solo en “el país en la mitad del mundo”, como llamo en ella al Ecuador, sino en otras naciones donde, supuestamente, el personaje principal ejerce funciones diplomáticas..

La historia no habría llegado al público sin el apoyo del alcalde Jaime Nebot que autorizó que fuera incorporada en el Programa Editorial de la Municipalidad, área cultural que dirige el Arq. Melvin Hoyos. Son 35 libros los que se publicarán este año, de los cuales 25 se van a presentar en la Feria del Libro «Guayaquil es mi destino para leer y crecer», que tiene el auspicio de la Municipalidad, pero esta no se encarga de la promoción de la Feria, así que los libros del Proyecto Editorial no se “publicitan” – verbo que no existe – solo anuncian “presentación de obras del Proyecto Editorial”. Lo importante es que el público que vaya a la feria se entere de las publicaciones municipales.

Tengo escritas otras obras. Prácticamente una por año.

LR: ¿Cómo era su proceso de escritura?

NP: Cada día me sentaba a inventar que iba a hacer el personaje en cuestión ese día; Me ha pasado tener en mente una historia que alguna vez me contaron y me impresionó; muchas se me han ocurrido mientras viajaba por el Ecuador o el mundo.

Fue el caso del personaje del segundo libro mío intitulado “Hudié Hongsè – Mariposa Roja”. Se trata de un chino que nació en el Ecuador y se fue a vivir a China, porque el padre había ofrecido que el primer hijo que naciera se lo iba a dar a mujer estéril, hija única de un rico mandarín que vivía en China. La historia es verídica sólo en lo que he dicho. Yo desconozco los detalles, excepto que el personaje sí vivió las atrocidades de la dominación japonesa; que cuando Mao se apoderó de China en el 59, huyó a Hong Kong, donde se casó, volvió al Ecuador en busca de sus raíces y de aquí se fue al Nueva York, donde se hizo millonario y finalmente murió. Todo lo demás es imaginación mía. Tuve la oportunidad de viajar a China para ver los lugares donde su vida había transcurrido.

El siguiente libro que está listo también se intitula “Risas y lágrimas – La autobiografía de Laura Belafont”. Ella es una niña mulata regalada por su madre a una familia inglesa que vivía en Ancón y tuvo que irse del país debido a la II Guerra Mundial. La pareja inglesa se la entregó a una familia catalana, cuyo marido trabajaba en las oficinas de Guayaquil de la Anglo Ecuadorian. Laura tenía gran habilidad para los quehaceres domésticos sobre todo para la cocina. He narrado su vida y en cada etapa de ella he recogido las recetas favoritas de las familias donde ha trabajado para promover la cocina tradicional de las familias ecuatorianas. Viendo lo que ha hecho Perú con la suya, siendo la nuestra más rica, he querido rescatar recetas viejas y tradicionales para que no se pierdan. Ella hacía las recetas al día siguiente de dictármelas muchas veces en mi presencia para constatar que resultaban tal cual las recordaba.

Norma le cuenta a La República que tiene otros libros listos para revisión, que le han llevado a una minuciosa investigación, como la historia de un judío de la época de la Inquisición, prto wur quedan para más adelante.

LR: Usted que es una mujer tan brillante y tan preparada, que siempre ha tenido una cuota de poder, ¿alguna vez ha sentido eso de lo que se quejan algunas mujeres, de que no encuentran una pareja que las sepa comprender y aceptar en ese rol destacados, digamos?

NP: No me he sentido nunca con poder. Con responsabilidades y muchos y queridos amigos, sí. He tenido la suerte del marido que Dios me dio y yo acepté; es un hombre bueno, de familia, que me ha querido, que me ha apoyado en todas las decisiones que yo he tomado para poder crecer, lo que ha detestado es que intervenga en política. Cuando yo una vez quise hacerlo, me dijo «cuando yo me casé contigo me dijiste que querías ser abogada, y yo te apoyé, pero yo no quiero que te metas en política», posiblemente para ahorrarme sufrimientos y desilusiones. Pienso que él ha equilibrado mi idealismo y mi carácter apasionado e impulsivo.
(F)

María Rosa Jurado

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