«Diamantes interestelares» de Wilson Paccha en galería DPM

Wilson Paccha, galería dpm

Guayaquil.- Galería DPM invita a al público a visitar la exposición del artista ecuatoriano Wilson Paccha que se inagura el 17 de noviembre a partir de las 13h00 en Circunvalación Sur 111.

«Wilson Paccha: el árbol torcido del arte ecuatoriano

Se puede caer en el error de pensar que la obra de Wilson Paccha está suficientemente perfilada y que las palabras alrededor de esta llueven sobre mojado… pero no se puede acotar fácilmente los delirios de una imaginación pérfida. Me encuentro frente a la postal de su nueva muestra y veo una coneja que usa una zanahoria como consolador brincando en un jardín cuyas flores no son más que el relámpago que atravesaba el rostro de David Bowie, un mítico referente de la cultura pop.

La descarga iconográfica que rodea el conjunto es abrumadora y entre nuevos elementos reconocemos símbolos propios de la mitología pacchiana: ovnis, dientes podridos, horripilantes protuberancias; resulta evidente que no intenta agradar cuando elige pintar una cabeza con oreja de coliflor.
 
Resulta curioso y contradictorio que, siendo el portaestandarte de una estética réproba, sea sin embargo uno de los artistas más coleccionados del país. En alguna digna pared terminará el autorretrato llucho en que parece haber expulsado un fidget spinner del ano (¡y gira!). O aquel (parte de los elementos que componen la pieza “Diario de un cromatólogo”), en que igualmente acuclillado, en bolas y al fresco, ha defecado un desmesurado mojón, enroscado piramidalmente, salpicado con chispitas de óleo multicolor, y que ha sido detectado como objeto de interés por el escáner lumínico de un platillo volador. Alienígenas, heces fecales y el pincel con que se limpia, pintado todo sobre una “Gallery Guide” de 1994. En este contexto me urge aligerar el tono, mencionando el cielo celeste con nubes como copos de algodón. (Releo las líneas previas y me pregunto por los límites de lo posible en una descripción si lo que intento es hacer un ejercicio de valoración seria).

El estudio de la obra de Paccha resulta central para los más diversos temas en el arte ecuatoriano, y se extiende desde la crítica institucional (su ya legendaria bronca hacia los refinamientos conceptualistas), el desnudo y el erotismo, la escatología, la cultura popular, la representación del yo, el paisaje y la naturaleza, el ensamblaje, el arte objeto, y otros potenciales etcéteras.

Pero lo más interesante, para mí, son los rasgos sociológicos y psicológicos que lo atraviesan todo, algo aparentemente indivisible entre obra y persona: Paccha y su escenificación –en versados caprichos estilísticos de figuración- de un excéntrico santoral o bestiario de alter egos multiformes: de samurái a fauno, del “vampi” -superhéroe trucho hipersexual- a abejita polinizadora, a “fan fatale” de Messi y más allá. Aquel autorretrato con casco de sandía y penacho de legionario romano, ceja rota y garrote en mano, calzoncillo leopard print y chanclas, topless mostrando su trademark de tres pezones, brazo flechado y sosteniendo –en un rapto esquizoide- la cabeza de un cíclope punk con cornamentas, escoltado por su rabioso can Cerúleo mientras arde el horizonte es, sin más, un delirio con sabrosísimo retrogusto kitsch. Algo sin par. En extremo alucinante. Tarea ya para el psicoanálisis; tan insondable como los imbricados entresijos en las cavidades corporales en que se delecta (…)

Rodolfo Krofle Chambers

(F)

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