Cannes se convierte en un altavoz para los indígenas brasileños

El cineasta portugués cineasta portugués Joao Salaviza, los actores Koto Kraho e Ihjac Kraho, y la cineasta brasileña Renée Nader Messora, posan durante la presentación de la película "Chuva é cantoria na aldeia dos mortos", en la 71 edición del Festival Internacional de Cine de Cannes, en Francia, hoy, 16 de mayo de 2018. El festival se celebra del 8 al 19 de mayo de 2018. EFE

Cannes (Francia), (EFE).- Cannes se convirtió hoy en un altavoz para las reclamaciones de los indígenas brasileños con el premio especial del jurado de Una Cierta Mirada para «Chuva é cantoria na aldeia dos mortos», un galardón que sirve para que se escuche a los pueblos silenciados históricamente.

Así lo señalaron los directores del filme, la brasileña Renée Nader Messora y el portugués João Salaviza, que recogieron el premio acompañados de los protagonistas del filme, Henrique Ihjãc Kraho y Raene Kôtô Kraho, miembros de la etnia Kraho.

Henrique Ihjãc Kraho llevaba una camiseta con el lema «Demarcaçao ja», en referencia a la petición del reconocimiento y la demarcación de tierras tradicionales por parte de etnias como Kraho, Fulni-ô, Kayapó, Yawalapiti, Truká o Kariri-Xocó.

«Para nosotros lo importante es traer este mensaje de que hay otras voces en Brasil que necesitan ser escuchadas y que el Estado está aniquilando a esos pueblos todos los días», señaló a Efe la brasileña Renée Nader Messora, directora del filme junto al portugués João Salaviza.

Más que ganar el premio, los directores destacaron que Cannes es un lugar desde el que lanzar su mensaje a más gente para que apoyen la lucha de los pueblos indígenas.

«Todas las oportunidades que tuvimos para mostrar lo que pasa allá en Brasil las aprovechamos», agregó Nader, que bromeó con la fuerte afonía que tenía: «mi voz ya se ha ido a Brasil».

También Salaviza, al recoger el premio, se refirió a la voz de las 2.000 etnias indígenas de Brasil y a la importancia de que películas como la suya sirvan para contar sus problemas.

Los dos realizadores cuentan en clave casi documental la historia de Ihjãc, un joven indígena Kraho que vive en una región tropical en el norte de Brasil y quiere huir de allí para tratar de aplacar las pesadillas que tiene desde el fallecimiento de su padre.

Una cierta mirada es el segundo apartado en importancia de Cannes, por detrás de la competición oficial, y acoge películas más innovadoras y atrevidas de cineastas habitualmente menos conocidos o noveles.

Su gran premio fue para «Gräns», del iraní Ali Abbasi, en el que una aduanera de reconocida reputación duda por primera vez de sus capacidades cuando se le presenta un sospechoso por el que acabará sintiéndose atraída.

El de mejor dirección lo recibió el ucraniano Sergei Loznitsa por «Donbass», que refleja la impredecibilidad del conflicto que desde 2014 enfrenta al Ejército ucraniano y a milicias separatistas prorrusas en esa región homónima, que denomina en su conjunto a las provincias separatistas de Donetsk y Lugansk.

Victor Polster vio recompensada su actuación en «Girl», de Lukas Dhont, en el que encarna a un transexual que pelea por convertirse en bailarina, mientras que el premio al mejor guion distinguió a «Sofia», de la marroquí Meryem Benm’Barek.

«Entre los 2.000 filmes propuestos al Festival este año, los 18 seleccionados en Una Cierta Mirada, desde Argentina hasta China, pensamos que todos son a su manera vencedores», dijo hoy un jurado presidido por el actor puertorriqueño Benicio del Toro.

Entre las películas seleccionadas, cuyo palmarés fue desvelado un día antes de la clausura del Festival de Cannes, se encontraban igualmente las argentinas «El ángel», de Luis Ortega, y «Muere, monstruo, muere», de Alejandro Fadel. EFE

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