Comunicación, valentía y valores, claves del éxito en la empresa familiar

La esencia de la empresa familiar, valores y comunicación. Foto tomade de Iberoeconomia.

La comunicación, la valentía y la transmisión de valores a las nuevas generaciones, a empleados, clientes y proveedores, son las principales claves del éxito de la empresa familiar, según la empresaria española Núria Vilanova.

Presidenta y fundadora de Atrevia, líder de la comunicación en España y presente en 16 países, entre ellos Ecuador, donde se implantó hace cuatro años, Vilanova presenta hoy su tesis en Quito acerca de cómo impulsar este tipo de compañías en su libro «La esencia de la empresa familiar, valores y comunicación«.

«Lo que vemos en el libro de la mano de los mayores empresarios de España y Latinoamérica es que para el éxito de la empresa familiar y de la familia, la comunicación es una clave cada vez más importante», explicó la empresaria en una entrevista con Efe antes de presentar su libro.

La presentación tuvo lugar ante medio centenar de personas, y entre ellas la ministra ecuatoriana de Productividad e Industria, Eva García, y el embajador de Guatemala, Luigi Ixcot Rojas.

Vilanova, que fundó su empresa junto a su madre hace 28 años, recuerda que antaño en las empresas familiares se educaba a los hijos o yernos a que dirigiesen la compañía, mientras que las hijas debían apoyar en las fundaciones de beneficencia y las madres mantener cohesionada a la familia.

Pero hoy el panorama empresarial es bien distinto y en las familiares, que representan el 90 por ciento de las empresas iberoamericanas, hombres y mujeres tienen nuevos roles, así como las nuevas generaciones, que en muchos casos son reacias a seguir con el legado, lo que incide en que solo una de cada tres pase a manos del nieto del fundador.

Y uno de los secretos de las mayores empresas y fortunas familiares radica precisamente en cómo traspasar ese espíritu emprendedor, subraya.

«Las empresas de mayor éxito han conseguido trabajar dentro de la familia ese espíritu emprendedor. Carlos Slim, por ejemplo, cuenta cómo aprendió de economía en casa de su padre y abuelo, que le decía que el dinero que no se re-invierte en la compañía es dinero que se evapora», expone al mencionar la filosofía del magnate mexicano.

En el caso ecuatoriano rescata la figura de Isabel Noboa, empresaria guayaquileña conocida por su incursión en los negocios agrícola, inmobiliario, industrial y comercial, entre otros, emprendimientos que la sitúan entre las empresarias más importantes de América Latina.

«Destacaría su valentía, el hecho de que sea una mujer y demostrar que con tesón e inteligencia se puede construir un gran proyecto», defiende Vilanova.

El volumen explica cómo la ecuatoriana creció entendiendo la importancia de la reputación, de cumplir con la palabra dada a través de la enseñanza de su padre, que encargó la construcción de un barco a una empresa sin siquiera haber firmado un contrato, «porque la palabra de un Noboa era suficiente».

El empresario, abunda Vilanova, debe además ser optimista y saber trasladarlo a los trabajadores, sobre todo en momentos difíciles de crisis económica y falta de confianza en la empresa, en los que «ese optimismo es una de las características del éxito».

Otro gran reto que afrontan no pocas empresas familiares en la actualidad es cómo mantener fluidez en la comunicación interna, sobre todo cuando los hijos residen en otros países y las nuevas generaciones, como «la Z», es decir, menores de 24 años, difícilmente van a leer un e-mail o conectarse a una intranet corporativa.

«Ya no vale con pensar que las cosas se van a arreglar en la comida del domingo porque en una familia repartida en diferentes continentes no es posible», comenta antes de proponer creatividad.

Los nexos transversales que ayuden a integrar a todos deben ser los valores, que según analiza, «no se pueden estudiar, se trata de sentirlo y haberlo vivido».

El ejemplo de la láctea española Pascual que llevó a los nietos a repartir bocadillos en el pueblo donde comenzó todo, pone de relieve la necesidad de conocer y compartir los valores fundacionales.

Vilanova argumenta en este sentido que el manejo de las emociones entre los integrantes del clan familiar repercutirá inevitablemente en cómo se desarrolle la empresa para que no se convierta en una mera «rentista».

«Si no trabajamos esas emociones difícilmente conseguiremos el éxito en las empresas familiares», concluye. EFE

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