Hasta Dios se muestra en el Festival de las Artes de Loja

Fotografía del 16 de noviembre del 2019, del indígena, Juan Carlos Gualán, un joven de 18 años que proviene de la comunidad de Otavalo, en el norte de los Andes ecuatorianos, quien acaparó por casi un día la atención del público al recrear en el asfalto la imagen "La creación de Adán", pintada en el siglo XVI por Miguel Ángel. EFE/José Jácome

Imágenes de héroes y personajes de televisión, dibujos de cómic e historias de hadas, figuras religiosas y del mismo Dios al crear al hombre se han plasmado en las calles del centro de Loja, en el marco del gigantesco Festival de las Artes.

Este tipo de reproducciones se entremezclan con millares de figuras y trazos de miles de niños que han encontrado en el pavimento, el elemento esencial para su creatividad artística.

Pero ha sido un indígena, Juan Carlos Gualán, un joven de 18 años que proviene de la comunidad de Otavalo, el que acaparó por casi un día la atención del público al recrear en el asfalto la imagen «La creación de Adán», pintada en el siglo XVI por Miguel Ángel.

«El Dios está en la calle», comentó el joven pintor ecuatoriano que también ocupó otro espacio de la calle Bolívar de Loja para reproducir una fotografía del astro estadounidense del pop Michael Jackson, que le tomará varias horas, aunque tiene tiempo suficiente hasta el próximo 25 de noviembre, cuando termina el Festival.

Gualán no es un artista profesional, su técnica la adquirió, según confesó, de tutoriales bajados de la red Youtube, más la experiencia que adquirió de más chico cuando reproducía dibujos de revistas de cómic.

Su pasión por el pincel y el lápiz le alejaron de los libros de escuela, aunque ahí también encontró su manera de estudiar.

Juan Carlos, que incluso decidió abandonar sus estudios de colegio por un año, fue atraído por la bulla que ha generado en su país la inauguración del Festival Internacional de las Artes Vivas de Loja (FIAVL), uno de los encuentros culturales más importantes de Ecuador.

«De mi raza (quichua de Otavalo) soy el único» que se ha dedicado al arte callejero, a pintar con lo que haya en el asfalto, dijo antes de anotar que cuando empieza un trabajo, no para «hasta terminar los detalles» de la obra.

«Pintar es como tener amor» y entregarlo generosamente a los demás, refirió el novel pintor que no quiere pensar en convertirse en un gran artista de fama internacional, pues considera que primero tiene que ser bueno en su tierra y con su gente.

Por ello añadió: «Primero quisiera conocer a mi país y después, quizá, me vaya para demostrar la cultura indígena» en otras latitudes.

Sentado en plena calle Bolívar, Juan Carlos sólo tiene como modelo una página de revista con la imagen arrugada que intenta plasmar en el pavimento y una caja con tizas de colores.

No deja de mirar el piso y definir los trazos, mientras una multitud pasa a su lado y observa de reojo el diseño.

Algunos transeúntes han dudado que el artista indígena pudiera alcanzar la calidad de la página de revista que sostiene en la mano, aunque conforme pasa el tiempo, son pocos los que apuestan a que no lo logrará.

Tras un día y una noche de trabajo continuo, Gualán da por terminada la obra, que no tiene el brillo de la revista, pues el polvo de la tiza ha sido retirado por el viento, por el tiempo y las suelas de los miles de zapatos que recorren la calle.

No obstante, su trabajo queda como una huella indeleble en la dura calzada lojana, que recibe a muchos otros artistas jóvenes, dispuestos a encarar el Festival de las Artes con tizas, paciencia y mucho sol.

De forma paralela, la ciudadanía lojana y los miles de turistas que han llegado a esta urbe del sur de los Andes ecuatorianos, se alistan para participar en la serie de actividades culturales formales que integran el repertorio del Festival.

Obras como «Dictionary of the Khazars-Dreamhunters», interpretado por el Ballet Nacional de Belgrado (Serbia), la coreografía moderna «Fly up», del grupo coreano Galmbers Crew; «Transumanze», del suizo Teatro delle Radici; «Canción para dueto», una coproducción estadounidense-argentina; y «Uma de Papel, títeres de La Covacha Teatro, de México, se incluyen en la lista de presentaciones del Festival.

También «Murga Madre», del uruguayo Fernando Toja; «Suena Barrio» del grupo peruano Kimba Fá; «Mar», del Teatro de los Andes de Bolivia; y Amazonas, de la Compañía Andanzas de España.

La obra Sakura, un réquiem para Hiroshima y Nagasaki, de Kelin Yoshimura, destaca en el repertorio por ser una obra en la que se expresa el deseo por la paz universal, uno de los principios que también mueven al Festival de las Artes Vivas de Loja. EFE

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