Trece Caballos de Colores fueron vendidos en subasta

Luego de dos meses de exhibición en diferentes puntos del centro de la ciudad, los Caballos de Colores fueron subastados durante dos horas y media en la explanada 7 del Malecón Simón Bolivar.

El artículo de Expresiones deja conocer más a fondo el desarrollo de la subasta. Memoria al galope, el equino del artista chileno Allan Jeffs, con su dibujo característico que estiliza las figuras y al mismo tiempo las deforma, dobló su precio base de $ 4.000 a $ 9.500 para convertirse en uno de los caballos mejor vendidos, la noche del miércoles, en la subasta del proyecto Arte Urbano Caballos de Colores 2011. En precio solo fue igualado por la obra tricolor El gran shaman, de la artista y arqueóloga guayaquileña Mariella García, que partió de un precio base mayor: $ 6.000.

Dieciocho caballos vendidos, 13 que no fueron adquiridos y un valor total recaudado de $ 123.700 fueron el saldo de una velada de casi tres horas en la explanada No. 7 del malecón Simón Bolívar. El valor base de las 31 esculturas que fueron exhibidas al aire libre por dos meses en Guayaquil fue de 170.000.

En los bajos del Imax (Malecón y Loja) fue montada una plataforma de metal con velos y juegos de luces, y dos tramoyas que subían y bajaban los caballos de turno alternativamente.

El evento, que inició a las 21:00 (con una hora de retraso), contó con la participación de la presentadora de televisión Denisse Molina, quien ayudó al subastador oficial, Juan Castro y Velázquez. El crítico e historiador de arte aplaudió que hubieran levantado la ley seca e invitó al público a disfrutar de un trago “en un evento que en estas dimensiones se ve por primera vez en Guayaquil”.

Castro y Velázquez, con martillo en mano, explicó la mecánica de la subasta, que iniciaba con un precio base que dependía de la trayectoria de los 31 artistas participantes, entre $ 4.000 y $ 8.000. El subastador iría aumentando, a partir de ese precio, de cien en cien dólares, luego de quinientos en quinientos.

El primer caballo que subió a puja a la tarima fue el Libero andaluz de Hugo Lara, que fue exhibido en el faro del cerro Santa Ana. La paleta 280, perteneciente a la Importadora El Rosado, cubrió el precio base de $ 6.000. Al lado del presidente de la compañía, Johnny Czarninski, su hija Yael alzaba la paleta desde la última fila de sillas dispuestas frente a la tarima.

El segundo caballo ofertado fue el de Robin Echanique, cuyo precio inicial no fue cubierto por ningún oferente y corrió la suerte de otros 13 que no lograron ser vendidos. Algunos de ellos de gran factura como la Alegoría equina ancestral, de Billy Soto, o el de Juan Caguana con un camuflaje policial que escondía una persecución entre gatos y ratones. “A los caballos que no fueron vendidos les buscaremos otras oportunidades, que daremos a conocer para que el público tenga la posibilidad de adquirir obras de arte de esta magnitud”, informó Marjorie Plúas de Espinosa, gerenta general de Publipromueve, empresa promotora del evento.

La primera puja que se tornó peleada fue la del colorido caballo Huancavilca, del maestro Luis Beltrán, que rápidamente subió de los $ 6.000 iniciales a $ 8.000. Finalmente se impuso la Importadora El Rosado, que con la paleta 280 se llevó ocho de las esculturas.

Un breve receso enfrió un poco las ofertas. Castro y Velázquez decía: “Anímense, más whisky, más whisky”. Y Denisse Molina recordaba que parte de lo recaudado irá a beneficio del Comité de Damas de Solca, “que llevará a efecto programas de educación y recreación infantil para los niños con cáncer”. Solca recibirá el 20% del valor colectado y cada artista se llevará el 30% del valor de venta de su respectiva obra.

En la segunda tanda salió uno de los equinos más esperados, el del maestro Enrique Tábara, que sólo logró aumentar $ 500 a su valor base de $ 8.000. Tábara se mostró un poco desilusionado, pues esperaba que su obra duplicara su valor inicial, sobre todo por la causa benéfica. “Faltaron algunos coleccionistas y en eso creo que influyó mucho el momento político”, indicó el maestro, de 81 años.

Mejor suerte corrió el Juguete criollo, del joven artista Lenin Mera, ganador de varios concursos locales, que en una de las pujas más peleadas subió su valor de $ 4.000 a $ 8.500. “Ocho mil a la una, a las dos…”, decía Castro y Velázquez, y Denisse Molina lo detenía antes de cerrar la venta “para que (los compradores) tengan un segundo para pensarlo”. Con ello lograron alargar la puja y mejorar en varias ocasiones el precio de venta.

Cuando ya el público se levantaba para retirarse del lugar tras la venta de El bacán, de Édgar Calderón ($ 5.000), uno de los que “más sensación causó en la exposición callejera”, sacaron otra vez Una ciudad que cabalga, de Joaquín Serrano. El artista, que iba saliendo, se devolvió con desespero a ver quién había pedido que volvieran a subastar su corcel. Aunque no había recibido ofertas en su primera pasada, en la segunda oportunidad protagonizó una puja que incluyó una llamada telefónica, superó su precio base y se vendió en $ 6.500.

$ 9.500
Memoria de galope

El semental de raza andaluz del artista Allan Jeffs generó una gran contienda entre los compradores, logrando elevar su precio base de 4.000 a 9.500 dólares.

$ 9.500
El gran Shaman

El caballo de raza árabe pintado con óleo y acrílico por Mariella García deslumbró a los asistentes por su impecable acabado.

$ 8.500
Campeón

El corcel de Enrique Tábara, que tenía impregnadas en su cuerpo las famosas patas del artista, no pudo coronarse como el mejor vendido.

$ 8.500
Juguete criollo

El juguete de madera del pintor Lenin Mera cobró vida y salió galopante de la subasta después de duplicar su precio base.

Alexander García Vizcaíno.

 

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