Chelsea confirma el fichaje de Villas-Boas

El portugués André Villas-Boas firmó como entrenador del Chelsea por las próximas tres temporadas, confirmó hoy el club de la Liga inglesa de fútbol.

«Su ambición, su dinamismo y su resolución concuerdan con los del Chelsea», señaló el club en un comunicado en su web.

El portugués, de 33 años rescindió su contrato con el Porto en Portugal tras pagar una clásula de 15 millones de euros (casi 21,6 millones de dólares).

Villas-Boas, el entrenador más caro de la historia del fútbol, no le gusta para nada que lo comparen con su compatriota José Mourinho.

Sin embargo, con su fichaje por el Chelsea inglés, el mimado «niño prodigio» de los entrenadores europeos continúa los pasos -casi calcados- de su antiguo maestro.

A sus escasos 33 años, Villas-Boas llega a Londres tras ganar con el Porto en una sola temporada la Liga Europa, el campeonato luso, la Copa, así como la Supercopa de Portugal.

El Chelsea debe haber confiado en ese impresionante palmarés y en la reciente evaluación del diario portugués «Público». «Como un alquimista, (Villas-Boas) formó una de las mejores máquinas futbolísticas de todos los tiempos», escribió el rotativo.

Los éxitos de Villas-Boas superan incluso en número a los logrados por Mourinho en Oporto, donde «Mou» precisó dos temporadas (de 2002 a 2004) para ganar cuatro títulos.

Tras ganar con los «dragones» la Liga de Campeones de Europa de 2004, Mourinho, hoy con 48 años, fue contratado por el Chelsea. Otro motivo más para que los portugueses califiquen a Villas-Boas como «el nuevo José Mourinho».

Aunque el joven, descendiente de una conocida familia aristocrática, rechaza cualquier comparación con su polémico compatriota: «No soy un clon, ¡soy muy diferente!», afirma.

Esto es corroborado por el jugador argentino Fernando Belluschi, mediocampista del Porto, que destaca las diferencias entre los dos entrenadores: «André es un fanático del fútbol ofensivo, juega al ataque y toma al Barcelona como ejemplo a seguir».

Pero sí hay muchas razones para comparar a Villas-Boas con el hoy entrenador del Real Madrid. Y no se trata solo de éxitos precoces o de clubes compartidos.

Al igual que Mourinho, «Mini-Mou» es casi siempre polémico, algo arrogante y también desmedidamente agresivo. Al igual que Mourinho, Villas-Boas no tuvo una carrera como futbolista profesional. Al igual que Mourinho, el ya ex entrenador del Porto dispone a sus dirigidos con perfección táctica.

Villas-Boas pasó de ser un completo desconocido a ídolo popular en un abrir y cerrar de ojos: no necesitó siquiera dos años para convertirse en estrella emergente del fútbol portugués y europeo.

Debutó como entrenador de primera división en la segunda mitad de 2009 en el débil Académica de Coimbra, al que situó undécimo tras ser candidato al descenso. En 2010 se mudó a Oporto, donde junto con jugadores como el brasileño Hulk y el colombiano Radamel Falcao devolvió la gloria a los blanquiazules.

Ahora, el Chelsea ganó la carrera a varios de los principales clubes de Europa que también estaban interesados en los servicios de Villas-Boas. Representantes de la Juventus, por ejemplo, habían visitado varias veces Oporto en los últimos meses.

La historia de Villas-Boas tiene ribetes de cuento de hadas. Todo comenzó a mediados de los años 90, cuando un André adolescente le escribió una carta a Bobby Robson, su vecino y entonces entrenador del Porto, con sugerencias tácticas.

El inglés contrató como becario al joven de 16 años, que conoció allí a Mourinho, que en aquel entonces empezaba su carrera y se desempeñaba como ayudante del inglés.

Tras cuatro años de estudios en Inglaterra y una curiosa experiencia como seleccionador de las Islas Vírgenes Británicas -«tenía entonces 21 años, pero pensaron que era mayor; al caer 9-0 ante las Bermudas me echaron»-, Villas-Boas aprendió todos los trucos y variantes de un entrenador junto a Mourinho en el Chelsea y en el Inter de Milán.

Pero Villas-Boas insiste: no es un «Mini-Mou». «Estoy mucho más cerca de Robson que de Mourinho. Al fin y al cabo, tengo antepasados ingleses y me gusta el vino».

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