Tendencia mundial apunta a restringir entradas visitantes

La polémica prohibición de hinchas visitantes en San Carlos de Apoquindo generó un intenso debate. Entre los argumentos más recurrentes se utilizó la experiencia europea y lo sucedido en Argentina para justificar o rebatir esta postura.

En Chile, no hay impedimentos legales ni deportivos para que los clubes nieguen el acceso o la comercialización de entradas a los fanáticos foráneos a sus estadios. De hecho, la ANFP deslinda la responsabilidad en las instituciones, debido a que ellas son las organizadoras del evento.

En este recorrido se muestra cómo los países más futbolizados enfrentan los clásicos o partidos de alta convocatoria. En la mayoría de ellos, la tendencia apunta a restringir la cantidad de barristas forasteros. Y, en contados casos, los prohíbe.

Argentina: El fútbol transandino se ha visto alterado durante muchos años por ásperos episodios de violencia, llevando a las autoridades deportivas y, sobre todo, policiales a tomar drásticas medidas. Así fue como en las semifinales de la Copa Libertadores de 2004, Boca Juniors y River Plate se enfrentaron dos veces y en ambos casos no hubo hinchas visitantes.

Actualmente, los «xeneizes» destinan 3.000 de 40 mil boletos a sus clásicos rivales (Independiente, Racing y San Lorenzo), debido a las medidas de seguridad y a la alta cantidad de abonados con que cuenta, algo similar a lo que ocurría cuando estaban los «millonarios» en Primera.

En tanto, en el Ascenso, desde 2007 hasta este año, los barristas no pudieron acompañar a sus equipos cuando eran forasteros. Esto sólo cambió con el descenso de River que, debido a su amplia convocatoria, obligó a modificar esta norma.

Brasil: En el país de la samba, la distribución es diversa, ya que mientras en el estado de Río de Janeiro los hinchas visitantes tienen derecho a la mitad de las entradas, en Sao Paulo sólo un 5% tiene acceso. Estas diferencias se dan, principalmente, por motivos de seguridad, ya que las «torcidas» han incrementado su participación en hechos de violencia en el último tiempo.

En Minas Gerais, la situación es aún más radical, ya que los fanáticos de Cruzeiro y Atlético Mineiro tienen prohibición absoluta de ir a la cancha de su adversario en los clásicos.

Ecuador: El reglamento del fútbol de este país establece que el equipo local debe vender entradas a los hinchas de la escuadra visitante, a la que le corresponde un 15%. Por ello, siempre se han jugado los clásicos con la fanaticada rival. Cuando se producen actos de violencia en un estadio, el anfitrión debe buscar otra sede, pero con la responsabilidad de vender boletos a los seguidores del otro equipo.

Por lo tanto, los hinchas de Emelec, Liga Deportiva Universitaria de Quito y Barcelona de Guayaquil no tienen mayores inconvenientes para concurrir a las canchas adversarias.

Escocia: El clásico entre Celtic y Rangers de Glasgow es uno de los derbis más apasionantes y violentos del mundo. Pese a esto, la normativa de la Premier League de ese país no prohíbe el ingreso de hinchas visitantes a los estadios. Las entradas se venden únicamente a socios registrados para los locales, mientras un porcentaje (20% a 30%) debe quedar libre para los foráneos, que también deben ser socios y no pueden revender la entrada a otra persona, por motivos de seguridad. Es decir, deben ir al estadio con una identificación.

España: Es obligación ofrecer entradas a la hinchada rival. En el caso de Barcelona y Real Madrid, uno de los superclásicos más importantes a nivel mundial, se entregan tickets al equipo visitante, pero sólo a los socios, abonados o integrantes de las peñas (organización de forofos avalados por el club).

En ambos casos, tanto del Madrid como de los «blaugranas», prácticamente llenan el estadio con los abonados y luego venden el remanente de boletos al resto de los socios. El clásico rival recibe, en todos los derbis, alrededor de 500 entradas. Y si bien la cantidad es bastante inferior, jamás se les ha prohibido la entrada a los simpatizantes del archirrival.

Inglaterra: Es una imposición vender un porcentaje razonable de entradas a los hinchas del equipo visitante, que por lo general es de un 10% o 15%, dependiendo de la demanda y capacidad del estadio donde se realice el partido. Esto se realiza con la finalidad de que el evento deportivo cuente con la presencia de seguidores del equipo rival, especialmente en un clásico. Para esto, las reglas son claras: cada equipo da preferencia exclusiva a sus socios para la venta de entradas, y el remanente se deja a disposición del visitante, que también vende a socios, por motivos de seguridad. Los tickets son intransferibles y su mal uso es penado por la ley, lo que garantiza un mayor control de los asistentes.

Estas medidas responden a una lucha de años contra el vandalismo protagonizado por los hooligans, quienes obligaron a endurecer y rediseñar el sistema contra la violencia en los estadios.

Italia: La violencia en la península ha obligado a las autoridades a restringir el acceso de los hinchas visitantes. En 2008, Napoli (cuenta con una de las barras más peligrosas) debió jugar varios partidos como visita sin su parcialidad, mientras que los clásicos se disputan con un número restringido de hinchas que, habitualmente, no supera el 10%. Esto dependerá de la cantidad de abonados que tenga cada equipo, pues los que tienen muchos tifosi que compraron lugar para toda la temporada impiden la liberación de demasiados boletos para los visitantes.

Sin embargo, y salvo casos excepcionales, los cotejos se juegan con simpatizantes de ambos bandos, aunque resguardados por un amplio operativo de seguridad.

México: No hay problemas con venderles tickets a los visitantes. Por ejemplo, cuando se disputa el clásico más popular, entre América y Guadalajara, cada equipo se lleva el 50% de los tickets, debido a su popularidad.

Hasta el momento, no ha habido casos en que se prohíba la venta de boletos o la negación de la entrada al estadio del público rival. Es una tradición en el país que los partidos se puedan jugar con ambas hinchadas y, generalmente, los clubes llegan a acuerdo, donde se ponen las entradas a disposición de todos los seguidores.

Paraguay: El principal clásico que se disputa es Olimpia-Cerro Porteño. Pese a la rivalidad histórica, durante mucho tiempo ambos equipos se hacían cargo de la organización del evento, repartiéndose la mitad de las entradas. Hace algunos años es el local el que realiza los preparativos, pero siempre manteniendo el 50% para el otro club. Tampoco fue impedimento que el «Rey de Copas» aumentara el número de socios (tienen el privilegio de ingresar gratis al estadio), ya que las autoridades abogaron para mantener el número de entradas para los hinchas del «Ciclón».

Perú: En estos momentos se vive una intensa polémica, tras el asesinato de un hincha de Alianza Lima en el último derbi frente a Universitario. El simpatizante fue arrojado de una tribuna del Monumental. Este hecho llevó a la Federación Peruana a suspender la actividad durante una fecha y a debatir la posibilidad de que los clásicos se desarrollen sin hinchas forasteros. Dicha opción es altamente probable, pese a que nunca ha sucedido.

Por otro lado, las autoridades locales se niegan al préstamo del estadio Nacional de Lima, debido a que recientemente fue remodelado, por lo que ante una posible suspensión del Monumental, Universitario deberá buscar alternativas.

Portugal: La venta de entradas está absolutamente normada, a través de la federación, que establece que un 5% de boletos será para los fanáticos de la visita. Es así como para los encuentros más importantes, sólo dispondrán de un total aproximado de 2.500 entradas, de 52.000, en el caso de Porto, cifra que se repite si se trata de Sporting.

Esta situación cambia cuando se trata de partidos de copa, pues la venta y recaudación se reparten en cuotas iguales, debido a que este certamen se define en series de duelo único.

Uruguay: Peñarol y Nacional animan uno de los clásicos más tradicionales del mundo, que se juega en el Centenario donde según la localía se reparten las entradas visitantes. De este modo, cada uno cuando es forastero recibe cerca de 15 mil boletos.

Fuente: Diario La Tercera

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