Los Marlins estrenan millonario estadio de 515 millones

Los Marlins de Miami estrenan hoy, en la jornada inaugural de la liga de béisbol estadounidense (MLB), su nuevo estadio, cuya construcción en plena crisis económica ha estado envuelta en polémica por su elevado coste, cercano a los 515 millones de dólares.

Levantado en el barrio de la Pequeña Habana, el Marlins Park tiene capacidad para más de 37.000 personas y dispone de 60 palcos de lujo, con los que los Marlins, que hasta ahora nunca habían tenido su propio estadio, esperan recuperar buena parte de la inversión.

El partido inaugural de la liga que los enfrentará este miércoles a los Cardinals de Saint Louis, campeones de la Serie Mundial de béisbol de 2011, será el arranque oficial de lo que pretende ser una nueva era para este equipo, que ha cambiado su nombre (para pasar de «Marlins de Florida» a «Marlins de Miami») y toda su imagen corporativa, incluidos uniformes y logotipos.

El elemento más significativo y costoso del nuevo recinto es su techo retráctil, que los Marlins esperan tener cerrado en cerca 70 partidos durante esta temporada.

En una ciudad con un clima tan cambiante como Miami, en donde se desata una fuerte tormenta en cuestión de minutos, este techo impedirá que se suspendan numerosos partidos por la lluvia, tal y como sucedía hasta ahora.

Con la ayuda de un sistema de aire acondicionado, también se podrá regular la en ocasiones sofocante temperatura que se vive en Miami.

El techo retráctil, de unas 8.000 toneladas, está compuesto por tres paneles de 160 metros cada uno que se mueven a través de raíles y tardan 13 minutos en abrir o cerrar el estadio.

Está diseñado para que aguante huracanes de categoría cuatro en la escala de Saffir-Simpson, con vientos que pueden alcanzar los 249 kilómetros por hora.

Por indicaciones del dueño de los Marlins, Jeffrey Loria, que siempre apostó por ser fiel a la estética de Miami, el estadio rememorara el art decó tan característico de esta ciudad, con influencias cubanas, según Populous, la firma responsable del proyecto.

«Su arquitectura es exquisita, bella, colorida, innovadora y deslumbrante. Es lo que necesitamos: un trabajo contemporáneo y un estilo contemporáneo, que creen un sentimiento contemporáneo, de mirar hacia delante», dijo Loria recientemente sobre un estadio que hay quien califica de «kitsch».

La construcción del Marlins Park ha estado rodeada de críticas y disputas políticas desde su inicio: mientras unos veían en ella una necesaria inversión para crear puestos de trabajo, otros pensaban que era un despilfarro innecesario para una economía ahogada por el estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera.

Para su financiación los Marlins aportaron 155 millones de dólares y las autoridades locales 460 millones, en su mayoría procedentes de lo recaudado por impuestos aplicados a hoteles locales.

Esa multimillonaria aportación pública en beneficio de la empresa privada que dirige el equipo ha sido muy criticada e, incluso, la Comisión de Mercado de Valores de EEUU (SEC, en inglés) abrió una investigación para aclarar cómo se estaba financiando el estadio.

Sin embargo, los seguidores de los Marlins sólo piensan ya en reeditar las victorias de 1997 y 2003 y, por primera vez, poder celebrarlo en su propio estadio, ya que hasta ahora los partidos en casa se jugaban en el Sun Life, de fútbol americano.

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