Djokovic imparable en el US Open

NUEVA YORK (AP) — En un Abierto de Estados Unidos cada vez más imprevisible entre las mujeres, Novak Djokovic y Milos Raonic impusieron la lógica en la rama de varones.

¿Quién dijo que Djokovic era vulnerable?

El serbio y número uno del mundo sigue sin ser puesto a prueba en un torneo al cual llegó cargado de dudas. Necesitó apenas 15 minutos para ganar los primeros cinco games, rumbo a un avasallador triunfo 6-3, 6-2, 6-2 sobre Sam Querrey que le instaló en los octavos de final.

Raonic, quinto preclasificado, tuvo que exigirse en tres desempates y sacarle el máximo a su potente saque para superar 7-6 (5), 7-6 (5), 7-6 (3) a Víctor Estrella Burgos, el dominicano que causó sensación al competir en su primer US Open con 34 años recién cumplidos.

Previo al torneo, Djokovic reconoció que no estaba seguro si el embarazo de su esposa podría afectarle en cuanto a estar enfocado en el tenis. Pero en la pista sólo se ha visto el «Nole» arrollador que busca un octavo título de Grand Slam y el segundo en el US Open.

«Mi juega está llegando a tope en el momento preciso, en el torneo preciso. Aquí es donde quiero jugar mi mejor tenis», dijo Djokovic, quien anduvo a los tumbos en Toronto y Cincinnati, los dos Masters 1000 que se disputan en la antesala al último Grand Slam de la temporada.

Djokovic se clasificó a la cuarta ronda del US Open por octavo año consecutivo, y está entre los 16 mejores por 22do Grand Slam al hilo. El serbio ganó el título de 2011 en Flushing Meadows, donde jugó las cuatro últimas finales.

Tan relajado está ahora que en la rueda posterior a la victoria ante el estadounidense Querrey, el serbio se permitió invitar a la niña Zia Uehling, de quien dijo tenía nueve años, para que cantara a su lado

«Ella es un prodigio, una futura estrella y esta es una experiencia muy valiosa para ella», dijo Djokovic, de paso pidiendo a los periodistas que le hicieran preguntas a la chica.

Mientras Djokovic, Raonic, Stan Wawrinka y Andy Murray avanzaron conforme a los pronósticos, las derrotas inesperadas de las máximas preclasificadas están al orden del día.

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