RIO DE JANEIRO (AP) — Aseguró la primera medalla de Puerto Rico en el tenis. Y ahora va por el primer oro de su país. Mónica Puig no se cansa de hacer historia en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Puig alcanzó la estatura de leyenda puertorriqueña al vencer el viernes por 6-4, 1-6, 6-3 a la checa Petra Kvitova en las semifinales de los Juegos, con lo que quedó a ley de un triunfo de una inédita medalla dorada para la isla en cualquier deporte.
Su rival en la final del sábado será la alemana Angelique Kerber, segunda preclasificada, que doblegó a la estadounidense Madison Keys (7) por 6-3, 7-5.
«Estoy muy contenta por la medalla, pero sé de qué color la quiero», dijo Puig con el ánimo por las nubes. «Sé que las posibilidades son muy altas de ganar oro porque estoy jugando muy buen tenis. Eso es lo que quiero», apuntó la nacida en San Juan.
La joven de 22 años soltó la raqueta y dio un brinco de emoción cuando definió el que hasta ahora fue el partido más difícil de su trayecto olímpico, en el que ya aseguró ser la primera mujer que gana un metal por Puerto Rico.
La cosecha boricua en la historia de los Juegos Olímpicos se limita a dos platas y seis bronces.
«Este no es un logro de Mónica, sino de todo Puerto Rico», apuntó Puig.
Hace cuatro años, Jaime Espinal consiguió la plata en lucha y Javier Culson alcanzó el bronce en atletismo. Puig admitió que ambos han sido una inspiración para ella.
«Ellos enseñaron que cualquier boricua puede estar arriba. Nosotros somos duros también en el deporte, podemos hacer lo que sea, nada es imposible y eso lo probé hoy».
Subirse a un podio en su primer juego olímpico «para mí es lo más grande que he cumplido en mi carrera y creo que va a ser lo más grande de todo lo que voy a cumplir en mi carrera», confesó la boricua, que empezó a jugar al tenis a los seis años con una raqueta que le regaló su madre.
En lo que fue el primer partido entre Puig y Kvitova, la checa pareció imponer en el inicio su experiencia y ranking (14to del escalafón), con potentes derechazos desde la raya. Kvitova, que lideró a su país en la conquista de cuatro títulos en la Copa Federación, tomó rápido una ventaja 3-0 con quiebre de saque, el primero que sufrió Puig en el torneo.
Tras el descanso, Puig (34 del mundo) reescribió el guion del set inicial. Atrás quedaron los nervios y se puso otra vez en partido con dos quiebres del servicio de la checa de 26 años para dominar el set 6-4.
Kvitova, con 17 títulos sobre sus espaldas, incluidos dos de Wimbledon, recetó cuatro aces y 20 puntos ganadores para ponerse 5-0 arriba en el segundo, aunque le costó cerrarlo a causa de cuatro doble faltas con su servicio.
Al grito de «Mónica, Mónica» que bajó desde las tribunas, la boricua salió con determinación al parcial decisivo, que la tuvo 2-0 arriba. Pero una racha de dos dobles faltas le permitieron a Kvitova quebrarle el servicio, que luego confirmó con el suyo para poner las cosas iguales.
En el momento decisivo de la manga, Puig quebró a la checa para 4-2 pero no pudo defender el suyo al game siguiente. En el punto más peleado del partido, la derecha implacable de la boricua desde el fondo le dio el control del game para quedar arriba 5-3 y encaminarse hacia la histórica victoria.
¿Cuál fue la clave para sacar el partido adelante?»
«Creer en mí, decirme que podía. También respirar mucho. Tenía todo muy tenso. En ese momento traté decirme qué tenía que hacer esto y esto para lograrlo y cuando por fin lo hice no me lo creía. Era mucha fuerza mental lo que necesitaba», relató Puig.
De andar irregular en el circuito –únicamente ha ganado un título en su carrera– Puig sólo había cedido hasta la semifinal 14 games y ningún set, incluyendo entre sus víctimas a la cuatro del mundo, la española Garbiñe Muguruza, 6-1, 6-1.
«Cuando tengo los colores de Puerto Rico soy otra jugadora, para mí representar a Puerto Rico siempre va a ser una prioridad», explicó.
Kerber le ha ganado a Puig los dos partidos que han disputado.
Pero la latinoamericana tiene tanta confianza de subirse a lo más alto del podio el sábado que se está preparando para el gran momento.
«Me voy a tener que practicar al himno porque todavía no me lo sé, pero voy a estar llorando seguro», pronosticó. (D).