«Bolillo» Gómez vuelve a entrenar a Ecuador en busca de Catar 2022

Fotografía de archivo del 17 de junio de 2018 del entrenador de la selección de Panamá, el colombiano Hernán Dario "Bolillo" Gómez durante una rueda de prensa en el marco del Mundial de Fútbol de Rusia de 2018 en el estadio Fisht en Sochi (Rusia). Gómez se despidió hoy, martes 17 de julio de 2018, de la afición panameña mediante una carta publicada por la Federación Panameña de Fútbol (Fepafut). "No es más que un hasta luego", comienza la carta de Gómez y seguido señala "A veces es difícil mover los pies de donde se pone el corazón y es lo que me pasa a mi con mi selección de Panamá", sin precisar si va a dirigir en otro país. EFE/RONALD WITTEK

La espontaneidad del colombiano Hernán «Bolillo» Gómez y su particular forma para unir y motivar, pueden ser desde mañana el revulsivo de un Ecuador que quedó fuera del Mundial de Rusia y comienza a trabajar de cara al de Catar 2022.

El proyecto comenzará a rodar desde mañana, miércoles, cuando el técnico trimundialista que clasificó a Colombia en 1998, a Ecuador en 2002 y a Panamá 2018, asuma un segundo desafío con la tricolor andina.

Tras clasificar a Panamá por primera vez a un Mundial, Gómez se convirtió en el segundo técnico en llevar a tres selecciones diferentes a un Mundial.

El único que superaba ese récord era el francés Henri Michel con Francia en 1986, Camerún en 1994, Marruecos en 1998 y Túnez en el 2002.

Pero mientras en Ecuador unos aplauden su regreso en base a sus resultados recientes, como el haber hecho de Panamá una de las tres potencias futbolísticas de Centroamérica, otros consideran que no es el indicado.

Sostienen que en el último Mundial Panamá perdió, por una goleada de 6 a 1, contra Inglaterra, y el «Bolillo» quedó como el peor seleccionador del torneo junto a su equipo.

Lo cierto es que Gómez se las ingenió en el 2002 para unir a «costeños» y «serranos», dos regiones ecuatorianas separadas por el regionalismo y con dos verdades futbolísticas que no acababan de congeniar en la selección pese a décadas de intentos por clasificarse para un Mundial.

Y es que cuando accedieron al de Corea-Japón, el colombiano unió a los futbolistas de ambas regiones, terminó por hacerles creer en sus capacidades atléticas y unirlos por el mismo objetivo.

Aunque mundialistas, la mayoría con los que armó «la familia» se descarrilaron poco después en la Copa América de 2004, cayendo por 6-1 ante Argentina.

El «Bolillo» aseguró que era «un resultado saca técnico» y se fue del equipo con su baile de «El Pirulino» (tema musical de la telenovela colombiana, Pedro el Escamoso), el mismo con el que encendía el ambiente antes de cada partido.

Gómez tiene esa espontaneidad, no le importan las apariencias, ni que le tildaran de ridículo cada vez que bailaba su «Pirulino» en el estadio Olímpico «Atahualpa» antes de que su equipo saltara al terreno de juego durante las eliminatorias sudamericanas de 2002.

Los que hoy aplauden su regreso piden a las voces discordantes que vean cómo logró hacer de Panamá un gran equipo que dejó fuera, en las eliminatorias para Rusia, a varias selecciones mundialistas de Centroamérica.

En redes sociales y medios de comunicación, la llegada hoy del nuevo técnico despierta pasiones, cada cual emite su punto de vista, y 16 millones de ecuatorianos dan rienda suelta al seleccionador que llevan dentro.

Pero será el colombiano el que asuma la responsabilidad de sacarle provecho a la cantidad y calidad de los futbolistas que actualmente tiene Ecuador, que el año pasado sucumbieron un partido tras otro en su camino hacia Rusia.

Tras el éxito de Gómez en 2002, también sus compatriotas Luis Fernando Suárez, en 2006, y Reinaldo Rueda, en 2014, consiguieron clasificar al país andino para los Mundiales de Alemania y Brasil, respectivamente. EFE

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