La volatilidad, la pesadilla de Wall Street

Nueva York, 10 abr (EFE).- Ayer fuertes subidas, hoy la debacle, y la causa es esa «volatilidad», esa inestabilidad que la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, indicó como la compañera con la que los mercados van a «tener que vivir» hasta que se acabe el estímulo monetario.

Efectivamente, ayer los tres índices subían más de un punto porcentual cada uno gracias a las esperanzas que daba una institución pública, la Reserva Federal, al anunciar que no subiría los tipos de interés.

Pero hoy, sin medidas proteccionistas, solo quedó el desamparo de los inversores, frágiles ante esta famosa palabra de moda en los corrillos de Wall Street.

La volatilidad a la que hoy hacía referencia Lagarde en Washington en su reunión con el Banco Mundial ha convertido el 2014 en una montaña rusa para los parqués.

«Rallys» concatenados con descalabros, indicadores que unas veces justifican el descenso y otras veces la ganancia. El mensaje de la directora gerente del FMI no pudo tener una correspondencia más gráfica hoy en Wall Street.

Allí, tras las celebraciones de la jornada precedente, el Dow Jones perdió un 1,62 %, el selectivo S&P 500 un 2,09 % y el más volátil de todos ellos, el Nasdaq, se dejó un 3,10 %, al vivir su peor jornada desde noviembre de 2011, solo un día después de que registrara un avance del 1,76 % y recuperara los niveles de 2013.

Este índice, que ya vivió una burbuja con el auge de las «.com» en la que llegó a alcanzar los 5.000 puntos, ha resucitado este año los fantasmas de virtualidad que acompañan a las empresas que están moviendo mucho dinero en el mercado de valores, pero de las que nadie sabe su valor real.

Facebook, esa empresa que compró Wahtsapp (con 50 empleados y sin publicidad) por 19.000 millones de dólares, ayer subía un 7 % y hoy perdía un 5,21 %.

Google, el buscador online, cayó un 3,59 % y, fuera de este índice, pero también en el filo de la duda, Twitter, el gran enigma para los analistas de bolsa desde que debutó el pasado otoño, cedió un 2,71 %.

Esa misma volatilidad es extensible, además de a la bolsa en general y al sector tecnológico en particular, a la economía China, la segunda potencia mundial, cuya tendencia a la desaceleración hace temer a muchos inversores que se trate de un nuevo coloso con pies de barro que acabe desequilibrando los mercados de todo el mundo.

Hoy se conocía que, pese a las previsiones optimistas, los niveles de exportación e importación del gigante asiático se han reducido en el último mes.

Así, los inversores vivieron la jornada de hoy con angustia, pues todo había empezado con unas pérdidas leves e incluso alguna salida a los números verdes y acabó hundiéndose en los rojos.

Las palabras de Lagarde, lejos de tranquilizar, abrieron un horizonte de incertidumbre hasta 2015, cuando se prevé que la Reserva Federal cierre el grifo de la compra de bonos que inyecta impulso a los mercados y que actualmente es de 55.000 millones de dólares.

Por ello, los inversores cerraron la sesión con la sensación de que mañana, cuando se anuncien los resultados de los bancos JPMorgan y Wells Fargo, todo puede pasar. Sea lo que sea, será culpa de o gracias a la volatilidad. EFE

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