RIO DE JANEIRO (AP) — La economía de Brasil, que alguna vez tuvo gran dinamismo y fue la joya de los mercados emergentes, ha caído en recesión, según estadísticas del gobierno difundidas el viernes, debido a que numerosas personas de clase media han decidido apretarse el cinturón y parar su consumo a crédito.
De acuerdo con la oficina gubernamental de estadísticas, IBGE, el producto interno bruto se contrajo 0,6% en el segundo trimestre, debido en parte principalmente al flojo gasto de los consumidores.
Los resultados del primer trimestre fueron revisados a la baja, de un crecimiento de 0,2% a una contracción de 0,2%. Según expertos, una economía ingresa en recesión cuando acumula retrocesos durante dos trimestres consecutivos.
Analistas dijeron que la economía brasileña ha sufrido la reticencia de los inversionistas, los cuales aguardan los resultados de la elección presidencial de octubre para ver si cambian los vientos económicos.
Incluso la Copa del Mundo fue un factor porque la producción industrial bajó debido a los días que se tomaron libres los trabajadores durante la competición.
Sin embargo, el meollo del problema quizá sea la crisis a causa del modelo económico del gobierno de un crecimiento basado en el consumo.
«Claro que estoy gastando mucho menos», declaró María Sousa, de 25 años, que sólo miraba aparadores pero no compraba nada en un centro comercial en Río de Janeiro.
«Tengo menos confianza de mi situación financiera y pienso más en ahorrar que en gastar», agregó.
La firma Capital Economics escribió en un artículo de investigación difundido el viernes que «el consumo había sido el principal motor del crecimiento desde la crisis financiera global de 2009».
«Sin embargo, los consumidores tienen ahora problemas en parte debido las dificultades de los hogares para compaginar los ingresos con los gastos después de una década de auge del crédito», agregó.
Después que Brasil registrara un sorprendente crecimiento de 7,5% en 2010, la economía del país comenzó a perder impulso. Como esta desaceleración ha sido larga y lenta, los expertos no prevén una conmoción regional a causa de la recesión oficial brasileña.
Sin embargo, la situación cierne un manto de incertidumbre en el horizonte para los vecinos de Brasil, muchos de los cuales envían a esa nación gran porcentaje de sus exportaciones.
El país más afectado de todos podría ser Argentina, cuya economía está en recesión y donde los habitantes enfrentan una inflación de 40%. Argentina canaliza aproximadamente una quinta parte de las exportaciones a Brasil, pero previsiblemente se reducirá esa cantidad.
«Soplará más viento en contra para Argentina, precisamente en un mal momento», dijo Neil Shearing, jefe de mercados de emergentes en la firma Capital Economics.
Brasil ya ha resentido la caída de la demanda en el mercado argentino de vehículos y otros artículos importantes para los hogares fabricados en el país, como refrigeradores y lavadoras.
La contracción en las compras argentinas fue una de las razones de la caída de la producción industrial brasileña.
Según analistas, para que Brasil regrese a los días de veloz crecimiento debe emprender reformas que han estado pendientes desde hace mucho tiempo a su sistema fiscal, leyes laborales y la burocracia.
La recesión da motivos de críticas a los contrincantes de la presidenta Dilma Roussef en antelación a los comicios presidenciales del 5 de octubre, en particular a la candidata ambientalista Marina Silva, que encabeza las encuestas y ha capitalizado las amplias inconformidades que atizaron las protestas multitudinarias antigubernamentales del año pasado.
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Por BRAD BROOKS, Associated Press. El periodista de The Associated Press, Stan Lehman, contribuyó a este despacho desde Sao Paulo.
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