Tsipras y Putin abogan en Moscú por poner fin a la guerra de sanciones

Moscú, 8 abr (EFE).- El primer ministro griego, Alexis Tsipras, y el presidente ruso, Vladímir Putin, abogaron hoy por poner fin a la política de sanciones y contrasanciones entre la Unión Europea y Rusia, que ha causado graves daños a las economías de sus países.

«Círculo vicioso», como lo llamó Tsipras, o «guerra de sanciones», para Putin, ambos coincidieron en que estas medidas no resuelven los problemas surgidos entre Bruselas y Moscú por la crisis de Ucrania.

Los dos mandatarios hablaban a la prensa después de mantener en el Kremlin unas conversaciones precedidas por fuertes críticas de algunos socios europeos a Tsipras y por especulaciones sobre la posibilidad de que Grecia pidiera asistencia financiera a Moscú para paliar su endeudamiento en plenas negociaciones con Bruselas.

«El mejor modo de resolver estos problemas es poner fin a la guerra de sanciones y a las medidas de respuesta» de Rusia, dijo Putin.

Tsipras subrayó que el embargo a las importaciones de productos frescos europeos por parte de Rusia infligió una «gran herida» a la economía griega mientras Putin recordó que el comercio bilateral se redujo el pasado año un 40 por ciento.

«Pero entendemos perfectamente que esas medidas de respuesta fueron una réplica a las sanciones con cuya lógica no estamos de acuerdo y esto ya lo hemos declarado públicamente», dijo el jefe del Gobierno heleno.

Diversos medios habían especulado que Moscú pudiera hacer alguna excepción en el embargo agrícola a los países europeos más reticentes a las sanciones y el ministro de Agricultura ruso, Nikolai Fiodorov, nombró ayer concretamente a Grecia, Hungría y Chipre.

Pero de las declaraciones de Putin y Tsipras quedó hoy claro que de momento, al menos, no hay nada de ello.

El jefe del Kremlin aseguró que el izquierdista primer ministro griego no ha pedido ayuda financiera a Rusia y que únicamente hablaron de «realizar distintas inversiones en el terreno de las infraestructuras, transporte, energía etc».

Tsipras defendió, por su parte, el derecho de su país a desarrollar una política exterior soberana, aunque matizando que Grecia respeta sus compromisos en el marco de las organizaciones internacionales a las que pertenece.

«Grecia es un país soberano con su derecho irrenunciable a desarrollar una política exterior multilateral y a desempeñar su papel geopolítico como país balcánico, mediterráneo y europeo y de la región del Mar Negro», señaló.

El hecho de que la visita de Tsipras a Moscú coincida con la fecha de pago, mañana, de un tramo de la deuda griega a sus acreedores europeos -a pesar de que Atenas ha garantizado al FMI que cumplirá- levantó todo tipo de suspicacias entre políticos y medios europeos.

Saliendo al paso de ello, Putin dejó claro que Rusia no tiene intención de utilizar a Grecia como caballo de Troya para mejorar sus relaciones con Bruselas.

«No tenemos la intención de utilizar nada dentro de la Unión Europea para resolver parcialmente la mejora de las relaciones con la agrupación europea en su conjunto», afirmó.

Ambos mandatarios firmaron un Plan de Acción conjunto para 2015-2016 que prevé la cooperación en distintos ámbitos económicos, pero no se han anunciado en esta visita acuerdos concretos.

Como se preveía, Putin ofreció a Tsipras la posibilidad de que Grecia se conecte al nuevo gasoducto ruso-turco (Turkish Stream) que se quiere construir bajo el Mar Negro para llevar gas ruso a Europa y que convertiría a Grecia en «uno de los principales centros europeos de distribución de energía».

El primer ministro griego dijo que Atenas estudiará la propuesta rusa y aunque señaló, sonriente, que el proyecto mejoraría las relaciones greco-turcas, no podrían aceptar el nombre de «Turkish Stream».

Tsipras indicó que Grecia está interesada en estudiar la posibilidad de inversiones para el tendido de un gasoducto griego desde la frontera greco-turca a fin de satisfacer la necesidades del país y garantizar la seguridad energética de la Unión Europea, siempre -añadió- respetando las normas griegas y las comunitarias.

«Se trata de cientos de millones de euros anuales simplemente por el tránsito», dijo Putin al referirse a los beneficios económicos que le reportaría a Grecia sumarse al proyecto.

Con el «Turkish Stream» Rusia quiere suministrar a Turquía unos 63.000 millones de metros cúbicos de gas, de los cuáles 14.000 millones quedarían en ese país y el resto llegaría hasta la frontera con Grecia.

La respuesta de Grecia podría depender en parte del precio del gas, pero hoy nada se habló de un posible descuento de Moscú a Atenas, que importa el 57 por ciento de sus necesidades de Rusia.

La visita de Tsipras continuará mañana, con una entrevista con el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, entre otras. EFE

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