Las sanciones a Irán, uno de los grandes obstáculos para el acuerdo nuclear

Hasan Rouhani, presidente de Irán.

Entre todos los baches en el camino hacia un acuerdo nuclear con Irán, el cuándo y el cómo levantar las sanciones internacionales contra la República Islámica es uno de los nudos que está resultando más difícil de desatar.

Entre 2002, cuando se reveló que Irán había tenido un programa nuclear clandestino, y 2006, la vía diplomática y las inspecciones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) dominaron los esfuerzos para aclarar si Teherán pretendía desarrollar armas atómicas.

A partir de ese año, Naciones Unidas y la Unión Europea (UE) se unieron a la política de sanciones y mano dura que Washington llevaba aplicando durante décadas.

Entre 2006 y 2010, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó seis resoluciones que limitaban, y luego prohibían, dar a Irán material susceptible de ser usado en su programa nuclear o de misiles balísticos, impusieron un embargo de armas o vetaron permisos de viajes a particulares.

La resolución 1929 advierte de la relación entre los ingresos por la venta de su petróleo y la financiación del programa nuclear, lo que sentó la base legal para sanciones posteriores muy dañinas para la economía iraní.

Desde 2007 la UE aprobó sus propias sanciones y en 2012 se decretó incluso la prohibición de comprar crudo iraní a los socios comunitarios y se cortaron los vínculos de Irán con los circuitos financieros internacionales.

Sumadas a las medidas de EEUU, Irán vio como miles de millones de dólares provenientes de la venta del petróleo quedaban congelados en el exterior.

Sus exportaciones de petróleo pasaron de 2,5 millones de barriles al día a sólo un millón.

La UE redujo sus compras a cero y países como Japón y la India, a los que EEUU permitió la compra limitada de crudo iraní, bajaron sus importaciones en un 40 por ciento.

Por eso, el levantamiento de las sanciones es ahora prioritario para la República Islámica.

El problema es que las dos partes interpretan de forma distinta el acuerdo marco al que se llegó en abril y que ahora hay que concretar en un documento final.

En abril, las dos partes emitieron un comunicado en el que hablaban de que la UE «pondrá fin» a las sanciones económicas relacionadas con el programa nuclear y Estados Unidos «detendría» sus sanciones «secundarias» (indirectas) de forma «simultánea» con el cumplimiento «verificado» de los compromisos de Irán.

Tanto entrecomillado es importante a la hora de entender por qué hay tantas diferencias ahora.

El presidente de EEUU, Barack Obama, entiende que esto significa que, si Irán cumple el acuerdo, se le levantarán algunas sanciones de forma escalonada.

Su homólogo iraní, Hasán Rohaní, lo ve de otra forma: «Todas las sanciones en los sectores financiero, económico y bancario (…) serán canceladas el primer día de la aplicación del acuerdo».

A ese debate se ha unido en los últimos días el embargo de armas impuesto a Irán y la pregunta de si debe contarse entre las sanciones a levantar en el marco de un acuerdo nuclear o no.

Los analistas consideran que las sanciones de la UE y de la ONU son las más fáciles de eliminar, pero también las más difíciles de reinstaurar en caso de que Irán incumpla el acuerdo y acelera su programa nuclear.

Respecto a la medidas de Estados Unidos, la mayoría fueron impuestas por el Congreso, por lo que es éste el único que puede retirarlas de forma permanente.

La Casa Blanca puede aprobar suspensiones temporales, como las que han permitido liberar hasta 11.900 millones de dólares de fondos iraníes congelados en el extranjero, dentro de las medidas de creación de confianza aprobadas como parte de la negociación.

Si el Partido Republicano de EEUU, mayoritariamente opuesto al acuerdo al entender que supone ceder ante Irán, logra suficientes apoyos, podría bloquear en el Congreso el levantamiento de sanciones, obligando a Obama a recurrir a un veto presidencial.

Mientras tanto, otras sanciones estadounidenses, relacionadas con el apoyo al terrorismo o la violación de derechos humanos, seguirán en pie al no tener nada que ver con el acuerdo nuclear. EFE [I]

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