Economía y defensa, puntos calientes del viaje del presidente Xi a EE.UU.

El presidente chino Xi Jinping realiza esta semana una visita de estado a EE.UU. en la que se reunirá con el presidente estadounidense, Barack Obama, en un momento de recientes dudas sobre la economía china y acusaciones de Washington de ciberespionaje por parte de Pekín.

No se trata del primer viaje del presidente Xi a EE.UU., ya que sostuvo un encuentro bilateral con Obama en California en 2013, pero en esta ocasión la visita tiene rango de estado, lo que subraya la importancia que implica para las dos grandes potencias globales.

«La visita del presidente Xi presenta una oportunidad para expandir la cooperación EEUU-China en un temas globales, regionales y bilaterales de interés mutuo, así como permitirá a ambos presidentes encarar áreas de desacuerdo de manera constructiva», indicó la Casa Blanca en un comunicado.

Entre los temas a tratar claves para EE.UU., figuran un amplio espectro que incluirá las acusaciones de ciberespionaje a empresas estadounidenses por parte china y la preocupación sobre la percibida expansión en el mar del sur de China por Pekín con la construcción de islas artificiales, que ha levantado suspicacias en aliados de EE.UU. en la región como Japón o Filipinas.

A estas cuestiones, se añaden las dudas sobre la evolución de la economía china, el gran motor de crecimiento global durante la aguda crisis financiera, como han mostrado las recientes caídas registradas por los mercados financieros chinos.

Además, la inesperada devaluación del yuan por partes de las autoridades ha sido percibida en algunos sectores de Washington como un intento de recurrir a la manipulación de la divisa china para impulsar una alicaída economía doméstica, y arroja sombras sobre el compromiso de reformas de Pekín para reequilibrar su modelo de crecimiento.

Otro elemento que añade complejidad al encuentro es el clima político en Washington en plena campaña de cara a las elecciones presidenciales de EE.UU. de noviembre de 2016, y en las que Obama dejará la Casa Blanca al cumplir con su segundo mandato.

Varios de los aspirantes a candidatos, especialmente en el lado republicano, han criticado de manera directa las ansias expansionistas de China y su competencia desleal en materia comercial.

No obstante, también existen puntos de conexión entre ambas potencias mundiales que buscan reforzar sus lazos, y aprovechar su influencia global, como en el reciente y ambicioso acuerdo de reducción de las emisiones de CO2.

Este pacto se produjo en el último encuentro entre ambos presidentes con motivo de la Cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico en 2014 celebrada en la capital china.

Xi, por su parte, es un buen conocedor de EE.UU., país que ha visitado en varias ocasiones antes de ser elegido presidente en 2013.

En 1985 recorrió Iowa como parte de una delegación agrícola del partido comunista chino; y en 2006 como secretario del partido de la provincia de Zhejiang, realizó una gira en la que recorrió Washington, Nueva York y Nueva Jersey.

Para remarcar el peso que otorga a esta visita, el presidente Xi viene acompañado en esta ocasión por su esposa, la primera dama china, Peng Liyuan.

La abultada agenda durante la casi semana que permanecerá en EE.UU. el presidente chino le llevará en primer lugar a Seattle (costa oeste) el martes, donde sostendrá encuentros con representantes de la comunidad empresarial estadounidense y recorrerá la fábrica aeronáutica de Boeing.

A continuación, el jueves Xi viajará Washington, y el viernes tendrá una entrevista en la Casa Blanca con Obama y será recibido con una cena de estado en la residencia presidencial.

En su última etapa del viaje, el presidente chino se desplazará a Nueva York el sábado para participar en la Asamblea General de Naciones Unidas, y el lunes pronunciará su discurso en la sede del organismo, antes de regresar a Pekín. EFE [I]

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