Aumento de la carne amenaza la dieta de los argentinos

Clientes esperan para comprar carne en un mercado de Buenos Aires el viernes 5 de febrero de 2016. Los argentinos, los mayores consumidores de carne vacuna del mundo con 60 kilos por persona al año, ven con espanto cómo se ha disparado en los dos últimos meses el precio de todos los cortes, un incremento del que se culpan mutuamente ganaderos, supermercados y carnicerías. (AP Foto/Natacha Pisarenko)

BUENOS AIRES (AP) — El jubilado Pedro Sosa está resignado: como el precio de la carne vacuna se disparó, prepara menos asados o la sustituye por pollo. Una medida que ha sugerido el gobierno y que refleja el escaso margen que existe en Argentina para hacer asequible al bolsillo de los consumidores el alimento más venerado en la mesa.

«Antes comía carne todos los días. Ahora no, es un robo. Como otras cosas, pescado, pollo», dijo Sosa el viernes a The Associated Press a la salida de un supermercado de Buenos Aires.

Los argentinos, los mayores consumidores de carne vacuna del mundo con 60 kilos por persona al año, ven con espanto cómo se elevó en los dos últimos meses el precio de todos los cortes, un incremento del que se culpan mutuamente ganaderos, supermercados y carnicerías y que según el gobierno se podría revertir si los consumidores dejan de comprar el producto.

El ministro de Agroindustria Ricardo Buryaile dijo días atrás que «se hace difícil controlar carnicería por carnicería» y «queda hacer concientización y trabajar sobre el consumidor. Si se tiene que abstener de consumir, que lo haga».

Asimismo propuso «reincorporar en la discusión de la cadena de valor a los supermercados». Según funcionarios, aquellos han remarcado demasiado sus productos en medio de la aceleración de los precios de diciembre tras una devaluación del peso de más de 40% a raíz de la decisión del presidente Mauricio Macri de liberar el mercado de cambio.

El ministro de Hacienda Alfonso Prat-Gay admitió que cuando recientemente compraba en un gran supermercado encontró «excesivo» el precio del asado: 140 pesos (10 dólares) el kilo. «Han bajado algunos cortes pero no lo suficiente como el novillo en pie (vivo), y esto tiene que ver con algunas rigideces en la cadena de comercialización», afirmó.

La carne no está sujeta a los controles de precios que aún rigen en Argentina para otros productos.

Fernando Aguirre, portavoz de la Cámara Argentina de Supermercados y la Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios dijo a AP que en «una economía como ésta tan desquiciada por años y con inflación donde todos tratan de cubrirse, este tipo de cosas son reacciones esperables; pero no están bien».

Sindicatos y economistas calculan que el alza de los precios será de 35% en 2016, pero el gobierno estima que estará entre 20% y 25%.

Según los consumidores, los cortes vacunos siguen caros a pesar de que el valor del ganado vivo cayó 17% en enero desde su pico en diciembre. Ese porcentaje, sin embargo, no se tradujo en las góndolas y mostradores.

Diego Salvo, dueño de un carnicería situada en el barrio donde se encuentran los principales frigoríficos, cuestionó a «los supermercados porque están abusando» y dijo que las carnicerías más chicas «tienen el problema de tener muy poca venta y con la poca carne que trabajan quieren ganancia».

Su caso, explicó, es distinto porque compra el producto directamente al mercado de hacienda en lugar de hacerlo a intermediarios.

En el local de Salvo el kilo de asado está en 85 pesos (6 dólares). El de lomo, que en algunas carnicerías de Buenos Aires se ha llegado a cobrar 200 pesos (14,2 dólares), se vende a 130 (9,28 dólares).

Jorge Santa, dueño de un pequeño restaurante, culpó de la situación a la inflación. «Ahora aumentó la luz y el que tiene un negocio y tiene cámara frigorífica va a tener que aumentar la carne también», señaló.

En el incremento también influyó la disminución de la oferta debido a que «Argentina tiene 10 millones de cabezas (de ganado) menos que hace seis años», explicó a AP Miguel Schiariti, titular de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados.

Schiariti instó a que se traslade al mostrador la disminución de precios que ha registrado el novillo vivo y admitió que la solución pasa por «el consumidor, que si ejerce su poder de no comprando, los precios van a caer».

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