Aún no hay camino claro para salir de la crisis, según economistas

Quito (Pichincha), 28 de julio 2017.- El Presidente de la República, Lenín Moreno, informó de la situación económica del país y anunció la creación de la proforma presupuestaria para el Estado. Foto: Santiago Armas / Presidencia de la República

Quito (EFE).- Cuatro meses después de asumir el cargo como presidente, Lenín Moreno ha impuesto en Ecuador una conducción más sosegada y austera que su antecesor Rafael Correa, pero la población sigue sin saber qué rumbo tomará para sacar al país de la crisis económica.

Moreno reveló en julio que la situación económica de su país era «crítica» y necesitaría 8.000 millones de dólares anuales para amortizar la deuda que «heredó» al llegar al poder el 24 de mayo, un reto para el que, por el momento, no parece haber aplicado medidas verdaderamente correctoras.

Así lo asegura el economista Víctor Hugo Albán, vicepresidente del Colegio de Economistas de Quito, quien se dice alarmado de que en el ámbito económico no se haya pasado aún del discurso tranquilizador a acciones concretas.

En declaraciones a Efe, Albán tildó de «delicada» la situación y cree, además, que el déficit que acumulará el Gobierno este año es «como mínimo de 6.000 millones de dólares» y no de 4.700 como contempla el Ejecutivo en su proforma presupuestaria.

Cuestiona que hasta el momento solo se haya presentado un plan de austeridad estatal que incluya una bajada salarial para altos cargos, el reajuste de gastos y la limitación de contrataciones, entre otros, pero no un plan integral de contingencia.

El Gobierno prevé ahorrar con ese plan unos 500 millones de dólares anuales, según el ministro de Economía, Carlos de la Torre.

Una cifra que para Blasco Peñaherrera, director de la encuestadora Market, es «insuficiente» en una economía que este año se prevé que crezca un 0,7 %.

El analista, expresidente de la Cámara de Comercio de Quito, advirtió que se requieren correctivos urgentes, pero que el Gobierno deberá ser «muy cauteloso» en aplicar medidas «no traumáticas, graduales, y que se ajusten a la realidad del país».

«No hay expectativas de crecimiento dramática, (…) estamos en una recesión», recordó a Efe Peñaherrera, para quien es imprescindible solucionar fundamentalmente el problema fiscal, para luego entrar en los de competitividad y aseguramiento de mercado.

La situación económica del país, y en particular el verdadero alcance de su déficit, ha sido motivo de una dura confrontación política entre Moreno y Correa, ambos del movimiento Alianza País.

Menos de dos meses después de asumir el cargo, Moreno anunció haber heredado un situación crítica y cifró el déficit en unos 42.000 millones de dólares más otros 8.000 millones en pasivos.

El expresidente Correa, que reside actualmente en Bélgica, asegura, sin embargo, que dejó «la mesa servida» a su sucesor pese a haber afrontado en su último período un caída de los precios del petróleo, un encarecimiento del dólar (moneda en curso en el país) y un devastador terremoto.

A pesar de la coyuntura política y económica, Peñaherrera ve expectante al país, de «buen ánimo», a la espera de medidas correctoras, pero señala que la política económica de Moreno es aún una «incógnita».

En cualquier caso cree que debe abordarse de la mano del asunto político, y ve con buenos ojos el que Moreno, quien hoy regresa a Ecuador tras su participación en la Asamblea de la ONU, busque consolidar su liderazgo a través de una eventual consulta popular, cuyo contenido lo anunciará el presidente el 2 de octubre.

Para alentar la reactivación económica, Peñaherrera considera necesarias medidas que den seguridad a la inversión, confianza al sector financiero y que afiancen la dolarización.

El líder de la oposición, Guillermo Lasso, quiere precisamente que la dolarización -vigente desde 2000- sea incluida en la consulta popular para que quede regulada por Constitución, lo que ayudaría a la credibilidad del mercado y las finanzas ecuatorianas.

El fortalecimiento de la dolarización es, también a juicio del ministro De la Torre, uno de los pilares del programa de reactivación económica del Gobierno, que buscará impulsar toda actividad que genere divisas y ampliar las condiciones para la inversión extranjera directa.

En la mira del Gobierno también está dar un fuerte impulso a la producción del sector privado y la economía popular y solidaria, ambos como motores de una dinámica económica nacional amplia.

«La economía (ecuatoriana) se movió siempre desde el gasto y la inversión pública, en especial estos últimos 10 años», explicó De la Torre, para quien se trata de un estrategia comprensible cuando se requiere levantar capacidades productivas, pero no una vez que estas ya existen.

Ahora, indica, es indispensable reactivar el sector privado, que durante el Gobierno de Correa estuvo mucho más controlado.

Sin entrar en detalles sobre el plan que prepara el Gobierno, que calificó de «serio», «creíble» y «responsable», De la Torre adelantó «correctivos» y «afinamientos en diversos espacios» para afrontar la situación de su país, pero descartó un «paquetazo» de medidas que pudiesen asfixiar más la vida de los más desfavorecidos. EFE (I)

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