Quito (EFE).- Por primera vez en un año, el Indice anual de Precios al Consumidor (IPC) de Ecuador se puso en positivo y, aunque hay otros indicadores alentadores, aún parece pronto para saber si son un signo de que la economía intenta despegar.
La inflación del mes pasado se incrementó en 0,39 por ciento y el indicador anual (septiembre 2017-septiembre 2018) se situó en el 0,23 por ciento, luego de un año de valores en negativo que encendieron las alertas de una eventual recesión.
Además, el Gobierno informó esta semana de que entre enero y septiembre de este año el déficit del presupuesto del Estado se redujo en 1.664 millones de dólares, respecto al monto del mismo período del año pasado.
Esa cantidad supone un 57 por ciento menos que el valor que mantenía el déficit fiscal en los primeros nueve meses del año pasado, cuando el rubro alcanzó los 2.894 millones de dólares.
Eso, para el ministro de Economía, Richard Martínez, es un logro de la política fiscal del Ejecutivo, que intenta consolidar «un manejo equilibrado de las finanzas públicas».
«Es un hecho positivo para el país, porque significa que las necesidades de financiamiento del presupuesto general del Estado se reducen», indicó el ministro que aspira a cerrar este año con un déficit global del 4,1 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), así como un déficit primario del 1,2 por ciento.
De acuerdo al titular de Economía, empieza a dar resultado el cambio de modelo aplicado por el Gobierno del presidente Lenín Moreno, quien pretende pasar de un sistema que abundó en el gasto estatal (del anterior Gobierno del izquierdista Rafael Correa 2007-2017) a otro en el que el sector privado marque el ritmo del crecimiento.
En eso coincide el analista Daniel Legarda, quien aseguró a Efe que, a su criterio, el manejo de la economía durante la administración de Correa «estaba llevando al despeñadero» al país.
Y mientras empiezan a observarse los signos de la recuperación, la economía se mantendrá «relentizada» durante este y el próximo año, pronostica este economista.
El crecimiento de la economía ecuatoriana probablemente cerrará este año con «apenas un poco más del 1 por ciento», una cifra «relativamente baja» para el país, que según Legarda, debería crecer a un ritmo superior al 4 por ciento anual.
Esa meta se logrará si se apuesta por mecanismos financieros para que «el sector privado retome ese espacio que deja de tener el sector público», añade.
Por eso -apunta- es básico mejorar los niveles de inversión extranjera y nacional, alentar las exportaciones y generar normas que estimulen a la iniciativa privada.
Sin embargo, ello «no es algo que se genera de la noche a la mañana», ya que se necesitan reformas que permitan pasar de un modelo «estatista» a otro en el que el sector privado se convierta en el motor de la economía.
Legarda también sugirió al Ejecutivo de Moreno que promueva normas de flexibilización laboral para alentar a que la iniciativa privada promueva la generación de empleo.
Y es que, según explica, sólo cuatro de diez ecuatorianos están protegidos actualmente por los derechos laborales, lo que significa que seis de cada diez no tienen un empleo adecuado.
La flexibilización laboral también permitirán «apuntalar la competitividad» en el país y afianzar al nuevo modelo, contrario al que implementó Correa durante una década.
Además, recordó que la economía de Ecuador está atada de manera importante a la evolución de su mayor rubro de ingresos, el precio del petróleo, por lo que el país debe esperar una recuperación en la cotización del crudo para fortalecer su modelo.
«El repunte del precio del petróleo puede aliviar en alguna medida las cuentas fiscales» y también permitir a las autoridades ofrecer incentivos al sector privado, considera el economista.
Para el Gobierno ecuatoriano, la estabilidad económica puede alcanzarse junto con el sector privado como motor de desarrollo, aunque también tiene en los organismos multilaterales de crédito un paraguas para sostener el modelo. EFE (I)
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