«Tomorrowland» redescubre el optimismo de Walt Disney

Britt Robertson en el papel de Casey en una escena de “Tomorrowland" de Disney en una fotografía proporcionada por Disney. La película se estrena en Estados Unidos el 22 de mayo de 2015. (Film Frame/Disney via AP)

BEVERLY HILLS, California, EE.UU. (AP) — Para el escritor Damon Lindelof, la génesis de la aventura escapista «Tomorrowland» fue una pregunta muy simple: ¿Qué pasó con nuestras mochilas propulsoras?

Cuando él, el director Brad Bird y George Clooney eran niños (aunque no todos en la misma época), el futuro lucía como algo maravilloso. Para ellos, estaba lleno de sorpresas en torno a artefactos e inventos que poblaban el mundo del espectáculo y alimentaban su imaginación en desarrollo.

Clooney, quien nació en 1961, durante la era de la carrera espacial, recuerda cómo ésta influyó en su juventud. «Toda mi niñez comí comida espacial y bebí Tang», dijo el actor en una entrevista reciente junto con Bird y Lindelof. Para cuando Clooney tenía 8 años, un hombre ya había pisado la luna.

Incluso en medio de la agitación política y social de la época, les era difícil no verlo todo con lentes rosa, en especial con Walt Disney como un defensor constante y convincente de un futuro optimista. Disney, en su serie de televisión «Disneyland», le presentaba a sus jóvenes espectadores ideas científicas e imaginaba cómo sería el futuro.

«Estábamos bastante convencidos de que en algún momento de nuestras vidas, el mundo iba a acabar en un holocausto nuclear. Esa era una posibilidad real», dijo Clooney. «Era tan malo como cualquier cosa que vemos hoy, pero todos pensábamos que de algún modo se iba a resolver».

Thomas Robinson en el papel de Frank Walker, en una escena de “Tomorrowland" de Disney en una fotografía proporcionada por Disney. La película se estrena en Estados Unidos el 22 de mayo de 2015. (Film Frame/Disney via AP)
Thomas Robinson en el papel de Frank Walker, en una escena de “Tomorrowland» de Disney en una fotografía proporcionada por Disney. La película se estrena en Estados Unidos el 22 de mayo de 2015. (Film Frame/Disney via AP)

Bird, nacido en 1957, dijo que la influencia de Disney en la actitud positiva de la época era innegable.

«Él era una fuente de imaginación. Cada vez que hablaba sobre el futuro, era fascinante y divertido y brillante, como si todas las cosas maravillosas fueran a suceder», dijo Bird.

Y entonces, por supuesto, estaba el propio Tomorrowland. La atracción de Disneylandia se inauguró en 1955 con una idea de cómo se vería 1986. Disney lo llamó un «paso al futuro, con predicciones de objetos por venir». (La sección Tomorrowland de Disneylandia no se representa físicamente en «Tomorrowland», la película. Más bien existe como una abstracción y fue la innegable inspiración para el filme).

Desde el «viaje a la luna» del Moonliner al Carrusel del Progreso, Tomorrowland moldeó las mentes de generaciones de niños. Para Bird, la mejor versión de Tomorrowland fue una que abrió seis meses después de la muerte de Disney en 1966 y representó su visión completa.

Hasta Clooney tuvo una experiencia transformadora en el parque. «Tenía 6 años cuando fui y fue fascinante. Tomorrowland iba a ser el futuro. Pensé que de hecho así iba a ser», dijo el actor.

Pero algo ocurrió entre tanto y nuestra actitud colectiva sobre lo que está por venir se agrió para muchos.

«La idea de que uno es personalmente responsable de su propio futuro, donde ese futuro es potencialmente divertido, ha comenzado a desaparecer», dijo Lindelof, quien nació en 1973.

George Clooney, izquierda, como Frank Walker, y Hugh Laurie como David Nix, en una escena de "Tomorrowland" de Disney en una imagen proporcionada por Disney. La película se estrena en Estados Unidos el 22 de mayo de 2015. (Film Frame/Disney via AP)
George Clooney, izquierda, como Frank Walker, y Hugh Laurie como David Nix, en una escena de «Tomorrowland» de Disney en una imagen proporcionada por Disney. La película se estrena en Estados Unidos el 22 de mayo de 2015. (Film Frame/Disney via AP)

Bird agregó: «Nos hemos preparado gradualmente para la idea de que el futuro va a apestar. Ha pasado tan lentamente que ni nos hemos dado cuenta».

Ahí es donde empieza la película de Disney «Tomorrowland». En una historia desarrollada por Lindelof, Bird y el escritor de Entertainment Weekly Jeff Jensen, un niño genio convertido en un adulto pesimista y gruñón (Clooney) se enreda con una joven soñadora y brillante, Casey (Britt Robertson), quien intenta ir a «Tomorrowland» y arreglar lo que se ha perdido: el optimismo.

Esto implicó que Clooney pasara a un segundo plano en el filme. «En mis 30, yo era el que golpeaba al tipo y caía al suelo y me alejaba y habían explosiones detrás de mío mientras caminaba hacia la cámara. Ahora soy el tipo al que golpean en la cara, se cae al piso y se queja», dijo Clooney.

De muchas maneras, «Tomorrowland», que se estrena el viernes, es una respuesta al cinismo moderno, a menudo evidente en las redes sociales. Cuando «Tomorrowland» estaba en desarrollo, por ejemplo, usó el nombre clave de «1952»,

Por la misma época Disney adquirió Lucasfilm, dijo Lindelof, y «la gente decía, ‘1952 y 5+2=7, así que están haciendo «Star Wars VII'» y Brad tuvo que tuitear, ‘No estamos haciendo «Star Wars»»’.

Al acoger una idea original con «Tomorrowland», Bird también cree que el filme es una respuesta a la estandarización de los estrenos de verano: son todos de superhéroes y continuaciones. Es una osadía ir en contra del molde, especialmente con tanta seriedad.

«No todo está basado en un cómic», dijo Bird. «La gente dice que quiere ver algo original y hay una manera de hacerlo», agregó, aunque técnicamente «Tomorrowland» está basada en una atracción de un parque temático.

Hacer la película significó comprometerse completamente con el espíritu del optimismo, aunque pueda ser retro, simplista y posiblemente inocente. Pero esa era la idea: inspirar a una nueva generación de innovadores insaciables.

«No nos da miedo hacer una película que pueda ser percibida por algunos como sentimental o esperanzadora o poco realista», dijo Bird. «Debe haber un soñador para que exista un sueño».

Quizá Lindelof termine por conseguir su mochila propulsora.

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(I)

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