El cine de Patricio Guzmán «arranca de una cosa chica» que crece por instinto

Patricio Guzmán, cineasta. Foto de Archivo, La República.

Madrid, (EFE).- El chileno Patricio Guzmán, ganador de un Oso de Plata de Berlín y de un Premio Europeo del cine, entre otros galardones, se encuentra en Madrid impartiendo un seminario de cine documental, la explicación de un misterio, confiesa a Efe, que surge casi por «instinto casi animal».

«Uno siempre arranca con una cosa muy chica y se va agrandando sola; es una cuestión de instinto casi animal que tenemos los cineastas», explica el realizador tras la proyección de «El botón de nácar» -por el que consiguió el Oso de Plata de la Berlinale al mejor guion-, segunda parte de una trilogía en la que mezcla los orígenes de la vida, el agua y la astronomía con el genocidio de indígenas y, más tarde, de civiles.

Investigando aquello, un tema que le atraía poderosamente por lo poco que se sabía y lo poco que se hablaba en Chile de los indígenas, Guzmán se topó con un periodista que acababa de publicar un libro en el que le descubrió un terrible episodio de la dictadura militar de Augusto Pinochet que el cineasta no conocía.

«Hablaba del lanzamiento de cuerpos al mar; yo no sabía nada y cuando acabé de leer el libro, me caí de la silla. Me parece insólito haber hecho ese descubrimiento después de cinco años de investigación. Por una razón lógica, de peso, esos dos temas -los indígenas y los fallecidos- empezaron a dominar sobre todo lo otro».

Entre medias, Guzmán había investigado la vida de Jemmy Button, el primer indígena «domesticado» por un almirante inglés que le convenció para dejar el paraíso en el que vivía y embarcarse con él hacia Inglaterra a cambio de un botón de nácar; cuando volvió a Chile, el indio ya no era de ninguna parte, explica el documental.

Después, investigando aquellos crímenes militares, se encontró con el único resto de uno de aquellos cadáveres que se salvó de la corrosión del mar y el paso del tiempo porque se fundió con la viga que ataron al pecho al detenido: era un botón de su camisa.

«En Chile, si haces algo de historia del último siglo, generalmente terminas o en una cárcel o en una masacre, en alguien expulsado por el gobierno, o un desaparecido; en Chile -abunda Guzmán- por mucho que se diga que es un país muy democrático y muy pacífico, han pasado cosas bastante terribles también».

Guzmán cuenta a Efe que nunca pone título a sus películas antes de acabar; en el caso de «Nostalgia de la luz», primera y premiada parte de esta trilogía que continúa «El botón de nácar», el título que le regaló el astrofísico francés Michel Cassé, al que conoció mientras investigaba.

«Me dio su libro y me dijo: ‘te lo regalo, el libro y el título’, y me emocionó», apunta.

Sobre la película que cerrará el ciclo, confiesa que aún tampoco sabe «de qué va, pero hablará de la cordillera (los Andes), de la cordillera como parapeto, porque por ella no entran las ideas».

«La gente vuela por encima, va Europa, a EEUU, pero vuelve a ponerse detrás de ese cerro y se protege. Y eso es lo único que tengo, cuando veas la película dentro de cuatro años más quizá sabrás a dónde he ido a parar», bromea el autor de los documentales «Salvador Allende» (2004) o la trilogía «La batalla de Chile» (1975-1979).

Se queja el director del «aislamiento» que sufren los directores chilenos, por mucho que «lleguen en grupo a España; así se les ve a todos juntos y parecen muchos, pero allá en Santiago estamos todos más bien aislados; los grandes temas de Chile se nos escapan porque no hay gente que ponga el dinero para hacer esa película y va creciendo la frustración».

«Entusiasmo y talento siempre ha habido, pero tengo la sensación -apunta Guzmán- de que en los países de Latinoamérica no le concedemos importancia al arte como hacen otros, y es inexplicable. En Francia, si eres artista de las islas Galápagos, te toman en cuenta, te valoran si eres competente y te acogen y te dan los medios», añade.

Desde hoy, hasta el viernes que viene, el maestro impartirá clases de cine de cuatro horas de duración por iniciativa de la Asociación de Cine Documental de Madrid DOCMA, que ha contado con Guzmán para su cuarto seminario de cine documental. EFE

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