Cineasta brasileña escruta en la Berlinale proceso de destitución de Dilma

La directora brasileña Maria Augusta Ramos expresó hoy su tristeza, temor y pesimismo por la situación de su país al hablar de su documental «O Processo», estrenado en la Berlinale y en el que sigue de cerca el proceso de destitución en 2016 de la entonces presidenta de Brasil Dilma Rousseff.

En una entrevista con Efe, Ramos dijo estar «muy asustada por cómo están yendo las cosas», en referencia al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, condenado a doce años y un mes de prisión por corrupción pasiva y blanqueo de dinero, y a las elecciones generales en Brasil en octubre de 2018.

Ramos afirmó estar además «triste», porque Brasil se encuentra en un «proceso de destrucción» a pesar de tener «mucho potencial», al tiempo que denunció que todo lo que se ha conseguido en 13 años de gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) -entre 2003 y 2016- «claramente ha sido desmantelado» en los últimos dos años.

El documental recoge precisamente el proceso de destitución de Rousseff, sucesora de Lula, desde el punto de vista de la defensa.

Mientras la sala del tribunal se convierte en escenario para la expresión de emociones perfectamente calculadas, en los pasillos esperan los grupos de presión y en las calles, frente a los edificios gubernamentales de Brasilia, los manifestantes corean eslóganes en favor o en contra de Rousseff.

Según la cineasta, «O processo» es una película «difícil y dolorosa de ver! para los brasileños que pasaron por todo esto y que están sufriendo las consecuencias».

Es un filme que no busca ser didáctico, aseguró, sino que pretende ofrecer información que o bien no estaba a disposición de los brasileños o bien se perdió «en la gran confusión que reinó durante el proceso de destitución».

Su intención no es hacer cambiar a la gente de opinión, sino «documentar un momento histórico y presentarlo en su complejidad».

«Por supuesto es mi visión, porque un documental no es imparcial. Pero creo que la película debe ser más que mi punto de vista político, debe dar la posibilidad a la gente de entender», agregó.

Ramos, cuyo filme completa una trilogía sobre el sistema judicial brasileño que incluye los filmes «Justicia» (2004) y «Juicio» (2008), aseguró que durante el rodaje hubo una «total transparencia» y que pudo trabajar con «total independencia».

Según la cineasta, la izquierda tenía «muy poco que perder» con su documental, «porque estaban siendo atacados», entre otros, por los grandes medios.

«Escuchamos tantas cosas y entonces construimos estas ideas preconcebidas que nos llevan a donde estamos ahora, en un país muy dividido y muy polarizado» donde la gente se vuelve «irracional», lamentó, al tiempo que subrayo la necesidad de «regresar a una democracia real». EFE

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