Muere Ronnie Bigss, del Gran Robo del Tren

LONDRES (AP) — Ronnie Biggs era un delincuente de poca monta decidido a escalar en su vida criminal con el sorprendente asalto a un tren que transportaba una millonada de dinero.

El plan funcionó hasta cierto punto y tuvo un desenlace que ni él había imaginado.

Biggs formó parte de una banda de al menos 12 individuos que robaron el Tren Real de Correo que iba de Glasgow a Londres en las primeras horas del 8 de agosto de 1963.

Los asaltantes cambiaron las señales del tren y engañaron al maquinista para que parara en la oscuridad.

En lo que después se conocería como el «el robo del siglo», los asaltantes obtuvieron un botín de 125 sacos con billetes por un total de 2,6 millones de libras, o 7,3 millones de dólares de aquel entonces equivalentes a 50 millones de dólares en la actualidad.

Biggs fue capturado pronto y encarcelado, pero su fuga de una prisión en Londres y décadas de andar a prófugo lo convirtieron en un personaje mediático y en una especie de héroe popular británico.

Vivió muchos años sin que lo alcanzara el brazo de la justicia británica en Río de Janeiro, donde a veces contaba a turistas y reporteros por igual relatos sobre el gran robo.

Al parecer disfrutaba mofarse de las autoridades británicas e incluso vendía camisetas y recuerdos relacionados con su participación en aquel asalto.

Vivió en libertad durante 35 años hasta que regresó voluntariamente en 2001 a Inglaterra en un jet privado cuyos gastos pagó el periódico sensacionalista The Sun.

Biggs murió este miércoles a los 84 años, dijo su nuera Veronica Biggs. Ella no facilitó detalles sobre las causas de la muerte de su suegro.

La mayoría de los integrantes de la banda que cometió el Gran Robo del Tren fueron capturados y sentenciados largas penas de prisión.

Bigss fue sentenciado a 30 años de cárcel, pero cuando llevaba 15 meses tras las rejas escapó de la prisión de Wandsworth de Londres. Había escalado un muro con una escalera de cuerdas y saltado hacia un camión de muebles que lo esperaba en el exterior.

Fue el comienzo de una vida de fugitivo que le labraría la imagen de un pillo descarado capaz de burlar la ley.

Biggs huyó a Francia, después a Australia y Panamá hasta que llegó en 1970 a Río de janeiro. Para ese entonces, ya se había gastado la mayor parte de su dinero del robo debido a su vida de fugitivo y las cirugías plásticas que se había hecho para cambiar de fisonomía.

Ronnie Biggs vivió más de 30 años en Brasil, donde ganaba dinero gracias a su celebridad. A cambio de una tarifa, contaba el robo a turistas y periodistas, al tiempo que vendía camisetas con la frase «Visité Río y conocí a Ronnie Biggs… de veras».

En un bar sórdido de la casa donde vivía Biggs, los parroquianos recordaron al prófugo con cariño.

«Nunca hablaba del robo», dijo Ronaldo Mendes, un fotógrafo de 58 años que solía beber cerveza con Buggs. «Hablaba una suerte de anglo-portugués, pero se hacía entender. La gente lo quería mucho, y cuando desapareció de Río fue una sorpresa para todos».

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