«Baby Doc», el exdictador de Haití, murió

Esta fotografía de archivo del 25 de abril de 1975 muestra al presidente Jean-Claude Duvalier (derecha) junto al presidente de Zambia, Kenneth Kaunda, luego de darle la bienvenida en el aeropuerto de Puerto Príncipe, Haití. (Foto AP/Candell)

PUERTO PRÍNCIPE, Haití (AP) — El derrocado dictador haitiano Jean-Claude «Baby Doc» Duvalier, autoproclamado «presidente vitalicio» y cuyo régimen brutal y corrupto ocasionó un levantamiento que lo obligó a exiliarse 25 años, falleció el sábado de un ataque cardíaco, informó su abogado.

Reynold Georges dijo que el ex líder, de 63 años, murió en su casa cercana a Puerto Príncipe.

Al comentar el deceso en su cuenta de Twitter, el presidente Michel Martelly escribió en francés: «Mis más sinceras simpatías a la familia (de Duvalier) y a la nación entera en esta triste circunstancia». El mandatario calificó a Duvalier como un «auténtico hijo de Haití» e hizo un llamado al «amor y la reconciliación».

La Presidencia de Haití no había informado el sábado en la tarde si ofrecería un funeral oficial.

Duvalier, quien lucía un poco frágil, regresó sorpresivamente al país en 2011, lo cual facilitó que las víctimas de su régimen buscaran procesarlo judicialmente, pero viejos aliados lo respaldaron. Ninguna de las dos partes ganó mucho apoyo y el que alguna vez fue un temido dictador pasó sus últimos años en relativa oscuridad en las arboladas colinas que rodean la capital haitiana.

Jean-Claude Duvalier, hijo de Francois «Papa Doc» Duvalier, gobernó 15 años y su administración fue vista como menos violenta y represiva que la de su padre, quien había encabezado una dictadura desde 1957. «Baby Doc» asumió la presidencia en 1971 a los 19 años de edad, luego de la muerte de su progenitor. Se convirtió entonces en el mandatario más joven del mundo.

Ambos regímenes estuvieron caracterizados por las torturas y asesinatos de sus oponentes y la instalación de las milicias civiles conocidas como Tonton Macoutes.

Las exhortaciones a la libertad de prensa y las críticas personales, que nunca fueron toleradas bajo la dictadura de su padre, surgieron esporádicamente durante el mandato de Jean-Claude Duvalier, debido a la presión internacional. Sin embargo, grupos defensores de los derechos humanos documentaron abusos y persecución política. Un trío de prisiones —conocidas como el «Triángulo de la Muerte» y que incluían la temida Fort Dimanche para presos de larga duración— simbolizaron la brutalidad de su régimen.

Ya como presidente, «Baby Doc» anunció su compromiso con Michelle Bennett, hija de un importante empresario cafetalero. El anuncio escandalizó a los viejos duvalieristas porque ella era mulata y el anuncio contradecía al movimiento Noirisme, defendido por el padre de Duvalier.

El Noirisme buscaba resaltar las raíces africanas de Haití por encima de las europeas, así como unir a la mayoría negra frente a una élite mulata en un país dividido por las clases y el color de la piel.

Duvalier y Bennett se casaron en 1980 en una ceremonia que causó escándalo por sus lujos y extravagancias —una fiesta con champán importado, flores y fuegos artificiales— que costaron unos cinco millones de dólares del erario público del país más pobre de Occidente.

La ceremonia fue transmitida en vivo por televisión a la nación empobrecida. Después de que intercambiaron votos, Michelle ordenó a su marido rechoncho que se pusiera a dieta.

En 1992 Duvalier y Bennet se divorciaron tras un largo y oneroso proceso judicial por la custodia y manutención de sus dos hijos, François Nicolas y Anya.

Un estudio del organismo Transparencia Internacional (TI) difundido en el 2003 aseguraba que Jean-Claude Duvalier había extraído del país durante su régimen entre 300 millones y 800 millones de dólares provenientes del estado y de actividades ilícitas.

Debido a la suntuosa forma de vida de «Baby Doc», a los extravagantes lujos de su madre, Simone Ovide, y al costoso divorcio de Bennett, la fortuna que amasó durante el régimen mermó y para 1994 Duvalier dejó la mansión en la Riviera francesa donde vivía para evitar el pago de 82.000 dólares de renta atrasada.

Cuando era estudiante, Jean-Claude Duvalier era considerado como un alumno mediocre en una prestigiosa escuela católica privada en la capital, pero sus profesores le daban calificaciones aprobatorias de todos modos para evitar la furia del Palacio Nacional, de acuerdo con «Written in Blood», una historia del país por Robert Debs Heinl y Nancy Gordon Heinl.

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