Un segundo expreso de Guantánamo se casará con uruguaya

En esta fotografía del miércoles 6 de mayo de 2015, el tunecino Adel bin Muhamad El Ouerghi, atrás, ordena sus notas, mientras que el sirio Omar Abdelahdi Faraj abre la tienda frente a la embajada de Estados Unidos en Montevideo, Uruguay. (Foto AP/Matilde Campodónico)

MONTEVIDEO, Uruguay (AP) — El matrimonio previsto para el sábado entre Omar Abdelhadi Faraj, 36, quien estuvo preso en Guantánamo y se refugió en Uruguay, e Irina Posadas fue aplazado hasta la semana próxima, confirmó la novia a The Associated Press.

La boda fue suspendida debido a lo que Fátima Posadas —el nuevo nombre de Irina después de que se convirtió al islam— llamó el acoso al que la prensa ha sometido a la pareja, que no les ha dejado espacio ni tranquilidad, por lo que tomaron la decisión de postergar la ceremonia para el sábado próximo, explicó la mujer.

Esta sería la segunda unión matrimonial religiosa de un refugiado de la base naval estadounidense en Bahía de Guantánamo apenas seis meses después de llegar a Uruguay, luego de que el viernes se celebrara la boda entre el refugiado tunecino Adel bin Muhammad El Ouerghi y la uruguaya Roma Blanco, de 24 años, convertida al islam hace cuatro meses.

Fátima Posadas se convirtió a esa religión hace año y medio. La profesora de chino, divorciada y con un hijo de su anterior matrimonio, relató esta semana a la AP que junto a su futuro esposo están buscando una casa para vivir porque el refugiado sirio desea echar raíces en el país sudamericano.

Sin embargo, para que ambas uniones sean consideradas legales deberá concretarse también el matrimonio ante el Registro Civil.

Para efectos legales, en Uruguay una boda religiosa por sí sola no tiene valor, y las leyes vigentes prohíben celebrar un casamiento religioso sin haberse casado antes en el Registro Civil estatal. Quien incumple esto último puede ser castigado con una pena de cárcel.

Seis ex presos de Guantánamo —cuatro sirios, un tunecino y un palestino— llegaron a Uruguay en diciembre de 2014 en un gesto que el entonces presidente José Mujica definió como un acto de humanismo.

Desde 2002 Estados Unidos ha recluido en la cárcel de Guantánamo, ubicada en Cuba, a supuestos implicados en el terrorismo internacional cuyos casos nunca fueron llevados a juicio.

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