Donald Trump crea escándalo por críticas a Megyn Kelly

Megyn Kelly. Foto por FOX

Donald Trump ha criticado al presidente, al Partido Demócrata y a sus rivales republicanos en la contienda por la Casa Blanca, así como a los inmigrantes mexicanos, los chinos y el senador John McCain por ser un prisionero de guerra.

A la lista de rápido crecimiento ha agregado ahora a la presentadora de Fox News Channel Megyn Kelly.

El partido republicano ha luchado por años con la percepción pública de que tiene una «guerra contra las mujeres» y ha tenido problemas para convencer a más mujeres de que está de su lado.

El domingo, cuando Trump recorría programas matutinos para entrevistas insistió que «estima a las mujeres».

Pero para el extrovertido y combativo Trump, Kelly representaría el tipo de persona que justamente podría molestarlo.

A los 44 años, es reconocida como exitosa, inteligente, líder y como demostró durante el debate de los republicanos el jueves, una mujer lista para ponerle un alto al multimillonario de 69 años.

La postura de Trump sobre las mujeres podría dejarse ver por el hecho de que es dueño de concursos de belleza y el chiste que dijo en un programa de televisión sobre que sería novio de su propia hija, una exmodelo adolescente que tenía entonces 24 años, si no fuera su padre.

Al hablar sobre el roce que tuvo con Trump en el debate Kelly dijo en una entrevista transmitida el domingo: «Estoy segura de que lo superará, vamos a estar bien y también Estados Unidos».

Pero su participación en «Media Buzz» de Fox News Channel fue grabada el viernes, antes de que Trump dijera que ella tenía «sangre saliéndole de todos lados».

Desde que llegó a Fox News en 2004, Kelly ha resultado ser una superestrella. Su programa en el horario principal nocturno «The Kelly File», que comenzó hace dos años tras ascender del horario vespertino, atrae a más de 2,5 millones de espectadores.

Originaria de Syracuse, Nueva York, Kelly ha dicho que era una «abogada infeliz de Washington» cuando comenzó a trabajar como reportera los fines de semana para una estación local de Washington en 2003. Un año después fue contratada por el jefe de Fox News, Roger Ailes.

Resultó ser diferente a los otros presentadores con tenencias partidistas a su alrededor, y se creó una imagen de una persona honesta pero a la vez menos doctrinaria.

«Nunca quise ser una líder de opinión y Roger Ailes nunca ha querido que yo sea una presentadora de opinión», dijo a The Associated Press en 2013. «De todas formas no creo que sería muy exitosa, no soy una ideóloga … creo que soy demasiado moderada y razonable».

Kelly se ha creado la imagen de hablar de una manera que incluso parece contraria a la imagen de Fox.

En la noche de las votaciones de 2012 entrevistó al analista electoral de Fox reduciendo la vergüenza de los comentarios al aire de Karl Rove que cuestionaba que se hubiera declarado la victoria del presidente Barack Obama en la reelección.

Sus antecedentes como abogada también sirvieron para que Fox corrigiera, más rápido que sus rivales, un reporte incorrecto sobre la decisión de la Corte Suprema sobre los servicios de salud en 2012. También se dijo molesta por que un hombre dio a entender que los hijos de las madres trabajadoras no tienen tan buenos resultados como los de las madres que se quedan en casa.

En junio logró una gran exclusiva, una entrevista con dos de las hijas Duggar que habían admitido haber sido abusadas sexualmente por su hermano, Josh Duggar, todos ellos salían en el reality de TLC «19 Kids and Counting». Kelly también entrevistó a los padres de la familia, Jim Bob y Michelle Duggar, era la primera vez que la familia hablaba sobre los abusos ocurridos hacía más de una década.

El más reciente evento importante para Kelly fue acompañar a sus colegas de Fox Bret Baier y Chris Wallace para moderar el debate del jueves con Trump, el candidato puntero del Partido Republicano, y otros nueve contendientes.

Kelly y Trump se enfrentaron desde el principio.

Tras un largo intercambio de palabras la presentadora presionó a Trump por sus antecedentes sobre llamar «a las mujeres que no le caen bien ‘cerdas gordas, perras, marranas y otros animales desagradables»’. A lo que Trump respondió: «lo que digo es lo que digo y honestamente Megyn, si no te gusta lo siento, yo he sido muy bueno contigo aunque podría no serlo, de acuerdo con la forma en la que me has tratado, pero yo no hago eso».

Para el viernes Trump aparentemente había decidido dejar de ser amable.

«No es muy rigurosa ni muy inteligente», dijo durante una entrevista telefónica con CNN, refiriéndose a la forma en la que Kelly lo cuestionó, mientras que agregó, «habría sangre saliéndole de los ojos, sangre saliéndole de todos lados».

Este desplante le costó a Trump una presentación ante 1.000 activistas conservadores el sábado en la reunión RedState Gathering en Atlanta a la que le retiraron la invitación. El partido republicano le pidió que «aclarara inmediatamente» sus dichos. El sábado por la noche uno de sus asesores de campaña lo abandonó.

Pero el domingo Trump se mantuvo firme.

«Me disculpo cuando me equivoco, pero no me he equivocado», apuntó mientras que declaró que sólo «un pervertido» interpretará sus declaraciones como un golpe ginecológico. Incluso negó haberlo dicho «¿Realmente creen que hice una declaración estúpida como esa?».

Mientras Kelly parecía aprovechar el escándalo, Trump se mantenía incólume, incluso se adjudicó el crédito por la gran audiencia del debate, pues dijo que sin él, «con toda modestia habrían sido dos millones y no 24 millones (de espectadores)».

Pero a pesar de la serie de ataques de Trump que afianzaron su lugar en los sondeos, Jake Tapper de CNN preguntó si ir contra Kelly, «quien es amada por los conservadores, amada por los votantes republicanos», termine afectándolo.

«Todos sus cuestionamientos me parecieron injustos», respondió Trump. Pero insistió «no tengo nada en contra de Megyn Kelly». (I)

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